The Stone Roses, una de las bandas más aclamadas de la década de los ochenta y noventa, han anunciado que están grabando nuevo material. Sería el tercer larga duración de su carrera y llegaría tras Second Coming, que data de 1994.


Es probable que muchos de los que estáis leyendo esto no hayáis escuchado a The Stone Roses (su música, no hablar de ellos, eso seguro). También es probable que muchos no hubierais nacido cuando salió su segundo álbum, y que otros tantos los escucharais en vuestra infancia porque no podías cambiar el casete que tenían puesto vuestros padres, tíos o tu primos mayores. Para ti, este álbum de The Stone Roses que se está cocinando, será el primero que escuches de forma consciente y a la vez que el resto de la humanidad, pero… ¿Es necesario? A tenor de las palabras de Ian Brown lo es, ya que ha calificado a lo que están haciendo en los Church Street Studios de Londres “como un sueño”, que suena de forma “gloriosa”, y que además llegará “pronto”. La banda de Manchester, que se reunió en 2011, parece que ha vuelto a encontrar el gusanillo, y esto se va a traducir en un nuevo disco. El primero, el gran The Stone Roses fue lanzado en 1989, por lo que habrán pasado casi tres décadas entre el debut, y el que será el tercer trabajo de estudio. Definitivamente, el tercer álbum es el más complicado, sí.

Brown, vocalista de los de Manchester, ha tenido una buena carrera en solitario, aunque muy alejada de las cotas alcanzadas con The Stone Roses. Music of the Spheres ha sido su mejor álbum en solitario, y data de 2001. John Squire (guitarrista) continuó ligado a la música con The Sea Horses y en solitario, aunque sin el éxito de Brow. Mani se enroló en Primal Scream como miembro de pleno derecho hasta 2012, año en el que abandonó el grupo para volver a su banda originaria. Sin lugar a dudas, el bajista ha sido uno de los más favorecidos por el paso del tiempo. Reni, el batería, ha sido el peor parado, ya que ha tenido más escaramuzas musicales que otra cosa. Sin embargo, la vuelta a la actividad del cuarto como grupo, no ha sido para nada negativa. Sus actuaciones han recibido buenas críticas tanto de medios especializados como generalistas, que afirman que están en buena forma y que conservan la magia que poseyeron en su día.

Y no estamos ante un grupo normalito, The Stone Roses, su álbum de debut homónimo fue simplemente genial: redondo, de diez. En él fueron capaces de plasmar capa sobre capa, sonidos procedentes del dream pop y de la escena de Manchester. Con guitarreos de New Order o Chameleons, además del ritmo propio de su ciudad de origen. La armonía, el preciosismo, dotaba al conjunto de una belleza y complejidad más propia de los sesenta, que de finales de los ochenta, como si The Byrds hubieran tardado veinte años en llegar desde Los Ángeles hasta Manchester. En aquel año, solo Pixies, The Cure, Galaxie 500 y Depeche Mode están cerca de ellos en cuanto a genialidad en el ámbito del pop rock. Second Coming fue otro gran trabajo, aunque al público y a la crítica le costó entender tanto cambio. Habían pasado cinco años, y The Stone Roses no solo sonaban totalmente diferentes, sino que no se les podía encuadrar dentro del britpop. Aquello sonaba mucho más setentero, más groovy, más heavy. Sin embargo, estos ingredientes no eran tan abundantes ni tan obvios como para comparar al grupo con Led Zeppelin. Un símil que si bien podía parecer un halago, se usó para exagerar los cambios que habían emergido tras cinco años. A decir verdad, seguimos encontrando música para bailar, para beber, para tumbarnos en la cama… El patrón es el mismo, con capas tanto instrumentales como vocales cálidas y en armonía. Los problemas empezaron en 1996, Reni fue el primero en dejar The Stone Roses tras varios desencuentros con Brown. Squire fue el siguiente en abandonar el barco, ese mismo año, abundando en la argumentación de Reni. Brown y Mani solo pudieron mantener la llama viva unos meses, y tras la bajada de calidad de sus directos, NME les dio la puntilla diciendo que su tema ‘I am the Resurrection‘ “era más como una crucifixión eterna”. Ahí murieron The Stone Roses.

El paso de los años ha limpiado, saneado y barnizado el nombre de la banda. Parece que ya nadie recuerda lo que ocurrió en sus últimos días, y además, la percepción acerca de Second Coming ha mejorado mucho. A pocos les parece tan bueno como el primero, pero muchas mentes se han abierto tras la desaparición de la secta del britpop. No es tan mal disco, no. Con esto y con todo… ¿Tienen algo que ofrecer The Stone Roses? Cuesta creer que vayan a sacar otro disco de diez; no obstante diluir momentáneamente el aura que les rodea es un sacrificio que el público tendría que agradecer. No quieren vivir de las rentas, no quieren vivir de su primer disco para siempre. Aman la música y  se sienten en deuda con ella. Yo no esperaría el álbum del año, y pese a ello, sí que espero algún que otro tema reseñable. Es de admirar su valentía y el cariño que sienten por su oficio. Saldremos ganando, y en el futuro, ellos seguirán siendo igual de míticos.

 

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