Gengahr acaba de lanzar A Dream Outside, un álbum de debut que ha puesto a la crítica a sus pies. Su oportunista sonido, perfecto para la inminente temporada festivalera, no rompe esquemas, ni inventa nada, pero encajan a la perfección en la indie fórmula.


¿Quiénes son Gengahr? Sin entrar en consideraciones personales, Gengahr son un cuarteto del norte de Londres que acaba de sacar su primer álbum al mercado, el aclamado A Dream Outside. Ahora sí, metiéndome en materia, la banda produce un suave y alegre sonido pop, con melodías a veces potentes en la línea de Wolf Alice, y siempre con una estudiada armonía en su sonido que nos recuerda a Alt-J. Dicho así, parece que el hype está justificado, pero nada más lejos de la realidad, lo que vamos a escuchar en A Dream Outside no supone ninguna novedad con respecto a otras bandas. Gengahr tiene identidad propia, pero no es esto lo que los hace especiales en comparación con otros grupos.

A Dream Outside es un álbum muy completo, sin altibajos. Once canciones que mantienen el listón a un notable nivel, eso sí, sin apenas explosiones que puedan ser calificadas como merecedoras de las notas que viene recibiendo el disco. Arranca el trabajo con ‘Dizzy Ghost’, una de las primeras canciones de Gengahr como banda, y aquí ya podemos escuchar qué nos vamos a encontrar: buenas melodías en perfecta armonía con las letras, y un juego de guitarras presente sí, pero carente de la potencia necesaria. Este último punto quizás sea el gran problema de A Dream Outside, habitualmente carecen de rabia, de euforia, parece venidos del mundo de los Teletubbies.

A continuación nos topamos con uno de los singles, ‘She’s A Witch’. Una vez más nos encontramos con la misma base ya descrita, aunque en esta ocasión se percibe algo más. Tarda en explotar, pero en torno al minuto dos ya nos encontramos con un solo de guitarra de lo más reseñable, con ecos lejanos de los Pink Floyd más pop y MGMT. Un single de nivel, de lo más cinematográfico (como demuestra el videoclip), y que es capaz de conjugar la omnipresente luz que transmite Gengahr, con algo de oscuridad. En el juego entre ambos elementos está el jugo. De single a single. Llega el turno de ‘Heroine’, una preciosa canción de amor. No es que el “sure you can be my heroine, all you need to do is wait for me” sea muy original, más bien todo lo contrario, pero para el público adolescente esto es un himno. Es más que probable que esas líneas estén en miles de tablones de Facebook o estados WhatsApp, aquí Gengahr han ido a lo seguro. La melodía resulta sencilla, facilona, y repetitiva (esto último en su aspecto más positivo). A un minuto del final se atisban guitarras que parecen que van a mutar en Muse, pero es una falsa alarma. Un single con gancho y adictivo, el título le viene como anillo al dedo.

‘Bathed In Light’, aquí está “la chicha y la limoná” del álbum. Una canción perfecta de inicio a fin. El ritmo, lento, repetitivo y con unos altibajos apenas perceptibles, es el ideal para la aterciopelada voz de Felix Bushe, una mezcla explosiva que acaba hipnotizando al oyente. ¿Qué decir sobre el cierre de la canción? Simplemente perfecto, rompiendo con la falsa rutina creada anteriormente, esta vez sí, despertando algo en el público. Si se parece o no a ‘Feels Like We Only Go Backwards’ lo dejo a vuestra elección, pero Kevin Parker estaría orgulloso de que ‘Bathed In Light’ fuese de Tame Impala.

Llega el turno de bajar revoluciones, justo ahora que nos habíamos venido arriba, y la culpable es ‘Where I Lie’. Lo más significativo de la canción, además del cambio de tercio, es la tentativa de hacer un estribillo más clásico, más roto y potente, muy noventero, muy de Seattle. ¿Lo logran? Bueno, hay un momento grunge, un momento de rabia, pero se acaba tan rápido que duele. El estilo de Gengahr no casa del todo bien con el grunge, y esto penaliza demasiado a una canción que se queda simplemente en buenas intenciones. ‘Dark Star’ se centra en lo instrumental para cambiarnos de nuevo el paso. Tras ‘Bathed In Light’, el álbum cambia dentro de las opciones que permiten el marcado carácter de la banda. La estructura de la canción de la canción no es nada clásica, lo cual te obliga a mantener la atención en ella. Una distorsionada guitarra atrae inmerecidamente la atención, porque no nos engañemos, ‘Dark Star’ se sostiene gracias a la batería. Falta algo aquí, para hacer una canción casi enteramente instrumental se necesita algo más. ‘Embers’ coge el relevo en un mal momento, con ecos de Two Door Cinema Club, nos tratan de contar los peligros de esas relaciones que bordean la amistad y el amor. Es la canción que peor encaja en el A Dream Outside, puro relleno.

‘Powder’ nos despierta de una etapa de lentos pero peligrosos meandros, fue el primer sencillo de la banda, y tiene algo más de sustancia que sus predecesoras. Sin duda ponerla a estas alturas ha sido una buena idea. Destaca sobre el resto de la canción el estribillo, que pese a carecer de toda la fuerza necesaria, sí que es pegadizo y saca lo mejor de la guitarra. ‘Fill My Gums With Blood’ bebe de un sonido africano similar al que ofrece Vampire Weekend. El papel de la percusión es crucial, como también lo es ese breve interludio lleno de distorsión. Aquí A Dream Outside retoma el vuelo de forma real: ritmo alegre, guitarras sencillas pero directas, letras inquietantes, y un final de canción épico, que invita al baile más (o menos) desenfrenado. Hay vida a estas alturas de álbum. Se acabó lo bueno, o no, porque ‘Lonely As A Shark’, pese a su infantil (?) título, suena muy adulta. De hecho hay un parecido lejanísimo con la canción de un tío tan adulto como Bruce Springsteen, su legendaria ‘Born To Run’. ‘Lonely As A Shark’ tiene una estructura clásica, de las de siempre, con unos puentes bien construidos y unos pre-estribillos que se venían echando de menos en el conjunto del álbum. En el último tercio Gengahr incluso se desmelena y se deja llevar, aunque para variar, no lo suficiente. Una buena batería y unas buenas guitarras no son moco de pavo, una vez más, aquí se deja ver que hay materia prima de calidad. Ahora sí hemos llegado al final. ‘Trampoline’, con una intro ochentera, ha sido concebida como canción de cierre de forma premeditada. ‘Trampoline’ consigue algo importante: transmite. También tiene un desarrollo interno muy elaborado, creando sensaciones que transitan entre la felicidad y la melancolía. ¿No deberíamos sentirnos así con todos los finales? Satisfechos, plenos, y a la vez notar una espinita clavada. Que fuera escrita una semana antes de la grabación queda de manifiesto en la madurez que ha adquirido la banda a lo largo de su aún corta trayectoria.

Sinceramente, darle a A Dream Outside un notable alto o un sobresaliente es una exageración. Las notas que están obteniendo en Reino Unido oscilan entre el ocho y el diez, una nota que ni de lejos merece el álbum. Ya sabemos cómo son los británicos, cómo tratan de vender a un supergrupo al año, y en esta ocasión, al menos por el momento se equivocan. Gengahr son buenos, son jóvenes, manejan unos conceptos sonoros excepcionales, pero ya. Por ahora no sabemos si no han terminado de romperlo en este estreno por falta de experiencia o porque simplemente no dan para más, pero ni de lejos estamos ante una obra maestra. De hecho, The Guardian, un periódico serio y alejado del negocio musical, les otorga un tres sobre cinco. En otros medios, como Pitchfork, ni se han hecho eco del lanzamiento. ¿Hype made in United Kingdom? Por supuesto, pero que Gengahr no se queme por ello antes de tiempo, tienen buenas maneras y prometen.

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