Reportajes
¿Qué le pasó a María Julia Oliván? El accidente que cambió su vida

María Julia Oliván, periodista argentina reconocida por su labor crítica e independiente en televisión y medios digitales, atraviesa uno de los momentos más complejos de su vida tras un grave accidente doméstico ocurrido a mediados de 2025. A continuación, analizo en detalle los hechos, el impacto físico y emocional, su recuperación y el contexto en que todo sucedió.
Datos personales de María Julia Oliván
Campo | Información |
Nombre completo | María Julia Oliván |
Fecha de nacimiento | 20 de diciembre de 1974 |
Lugar de nacimiento | Ezeiza, Buenos Aires, Argentina |
Edad actual | 50 años (en 2025) |
Profesión | Periodista, conductora de radio y televisión |
Hijo | Antonio (diagnóstico de trastorno del espectro autista) |
Reconocimientos | Premio Martín Fierro (mejor labor periodística, 2015) |
El accidente doméstico que lo cambió todo
El 10 de junio de 2025, Oliván se encontraba trabajando en la redacción de Border Periodismo, su proyecto personal e independiente. En un intento de calefaccionar el espacio, decidió encender una estufa a etanol, un tipo de chimenea moderna, común en espacios reducidos y sin salida de gas tradicional. Lo que parecía una acción cotidiana derivó en una tragedia: al ver que la llama era débil, agregó más etanol al dispositivo ya encendido, lo cual provocó una combustión repentina y violenta.
El fuego la envolvió de forma inmediata. La periodista entró en llamas frente a colegas que presenciaron la escena. Una de ellas, Valu Bonadeo, fue clave al indicarle que se quitara la ropa en llamas para evitar daños aún más graves. Esa reacción rápida le salvó la vida, pero no impidió que sufriera quemaduras de consideración.
Estado de salud: lesiones y gravedad
Tras el accidente, María Julia fue trasladada de urgencia al Hospital Alemán de Buenos Aires. Allí se confirmó que presentaba quemaduras de segundo y tercer grado en el 25 % de su cuerpo. Las zonas más comprometidas fueron la pierna, el rostro, el cuello, el mentón y su mano derecha. La recuperación médica ha sido dolorosa y aún está en curso.
Hasta la fecha, lleva más de un mes internada en terapia intermedia, sin posibilidad de volver a casa. A lo largo de su hospitalización, ha pasado por entre cinco y siete intervenciones quirúrgicas. Estos procedimientos incluyen limpieza de tejidos, desbridamientos (extracción de tejido dañado) y aplicación de injertos para regenerar la piel.
Dolor físico y dependencia absoluta
Uno de los aspectos que más ha impactado a la periodista ha sido la pérdida de su autonomía. Ella misma lo relató desde la cama del hospital: no puede sentarse por sí sola, ni levantarse, ni ir al baño sin asistencia. La intensidad del dolor ha sido constante, lo que ha requerido la administración de morfina, ketamina, fentanilo y otros medicamentos de alto poder analgésico. Estos fármacos también provocaron episodios de alucinaciones, lo que añadió una carga psicológica adicional.
En sus propias palabras: «No hay distancia más larga que la que existe entre tu mano inmovilizada y la mesita de luz.»
Rehabilitación lenta y emocionalmente desgastante
En sus publicaciones en redes sociales, Oliván ha explicado que los ejercicios de estiramiento para recuperar movilidad en las áreas afectadas no solo son dolorosos, sino emocionalmente desafiantes. La recuperación de una quemadura grave no es simplemente esperar a que sane la piel: requiere ejercicios activos, tolerancia al dolor constante y una voluntad firme para no detener el proceso.
También ha reconocido que, a medida que pasan los días, el dolor se intensifica debido a la cicatrización. La rigidez que genera la piel nueva puede llevar a la pérdida parcial de movilidad si no se realiza rehabilitación adecuada. Todo este proceso ocurre dentro del aislamiento de una sala de hospital, alejada de la rutina, la independencia y su rol habitual como madre y profesional.
Apoyo familiar y decepciones personales
Durante su internación, ha estado acompañada por su hijo Antonio, su pareja Ariel Straccia y algunos familiares cercanos. Ha compartido que este círculo íntimo ha sido su sostén emocional en los días más oscuros. Su hijo, que convive con diagnóstico de autismo, se convirtió en uno de sus principales motivadores para resistir el dolor.
No obstante, también expresó decepción hacia personas que se alejaron o que no se comunicaron durante su hospitalización. Dijo claramente: «El tiempo le saca a cada uno la careta.» Con esta frase, puso en evidencia cómo el dolor físico también desvela otras heridas: las relaciones que no estaban cimentadas o el olvido de colegas y contactos que alguna vez fueron cercanos.
Reflexiones desde el hospital
Lejos de ocultar su situación, María Julia decidió mostrar con transparencia lo que significa estar quemada, pasar por múltiples cirugías, y vivir semanas inmovilizada. Compartió imágenes impactantes de sus heridas y relató cada detalle sin filtros. Su intención no es provocar lástima, sino crear conciencia sobre el peligro que representan ciertos artefactos, como las estufas a etanol, y sobre la fragilidad de nuestra rutina diaria.
También ha utilizado esta experiencia para lanzar un mensaje más profundo sobre el cuerpo, el dolor y la vulnerabilidad. Señaló cómo su identidad de mujer activa, periodista crítica, y madre luchadora se vio puesta a prueba cuando de pronto todo se redujo a sobrevivir y sanar.
¿Qué se sabe de su futuro?
Por el momento, Oliván continúa en rehabilitación intensiva. Su alta médica aún no tiene fecha estimada, ya que dependerá del éxito de los injertos, de la evolución de las cicatrices y de la recuperación funcional, especialmente en su mano derecha, esencial para su labor profesional. Se espera que, tras salir del hospital, continúe con terapia kinésica, tratamiento dermatológico y asistencia psicológica por un tiempo prolongado.
A pesar de lo traumático de la experiencia, se ha mantenido con un mensaje esperanzador. Reconoció que la cercanía de su familia y el apoyo de miles de personas a través de redes sociales le devolvieron la fe en la empatía colectiva.
Conclusión
Lo que le pasó a María Julia Oliván fue mucho más que un accidente doméstico: fue una sacudida física, emocional y existencial. La estufa a etanol, símbolo de modernidad y confort, se convirtió en el origen de una de las pruebas más difíciles de su vida. Hoy, lejos de los estudios de televisión o la redacción periodística, lucha día a día desde una cama de hospital para recuperar su cuerpo y su autonomía.
Su caso también invita a reflexionar sobre los riesgos ocultos en objetos cotidianos, la importancia de los primeros auxilios, y el verdadero valor del entorno afectivo. Desde una mirada analítica y humana, Oliván se convierte, una vez más, en una figura que interpela a la sociedad, esta vez desde el dolor y la superación personal.
¿Volverá a la televisión? ¿Retomará su trabajo como directora de Border Periodismo? No hay certezas, pero si algo ha demostrado María Julia es que no se rinde fácilmente. Esta batalla, aunque inesperada, también la está enfrentando con la misma determinación con la que abordó durante años las verdades incómodas del poder.
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