María Rodés vuelve con la mejor copla
María Rodés sigue sorprendiendo con sus incursiones en el mundo de la copla, un lugar casi olvidado y repleto de joyas a las que ella le saca brillo.
Si, como decía el poeta, uno es del tamaño de lo que ve, María Rodés es muy grande y así se muestra. Ella da una mirada transparente y despojada de prejuicios a un género que la barcelonesa sitúa en un contexto inédito, libre del histrionismo populachero que durante décadas lo ha estigmatizado, libre también de academicismo y regeneracionismo, libre de aspiraciones desmedidas.
Huyendo de su tendencia a lo dramático como compositora, Rodés había retomado la vieja idea de grabar un disco de versiones y rebuscaba canciones que se hubieran hecho populares gracias al cine para dar forma a ese proyecto cuando, inopinadamente, se dio de bruces con la copla.
Ahora, Rodés se reapropia de la copla. Con ‘Que nadie sepa mi sufrir’, la joven cantautora muestra su estilo fresco y directo. Así, María Rodés actualiza un género casi desconocido para las nuevas generaciones.
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En 2014 esta inquieta artista publicó María canta copla (2014, Chesapik) una exquisita selección de canciones populares españolas presentadas de una forma única y personal.
Maria Rodés introduce coplas icónicas como ‘Ay pena, penita, pena‘, ‘El día que nací yo‘, ‘Tres puñales‘ y ‘Tengo miedo‘ en un nuevo contexto de arreglos sutiles, instrumentación simple y delicada voz, huyendo de la dramatización.
La edición digital mexicana de este disco (marzo 2017, Casete) incluye la conocida ranchera ‘Que te vaya bonito‘. Con su estilo único devolvió el clásico género de la canción a las generaciones más jóvenes y sorprendió a los ya establecidos amantes de la copla. Entre ellos, David Byrne que la seleccionó para participar en el Festival Meltdown de Londres en 2015.