La Pasion de Cristo 20 anos de experiencia
La Pasion de Cristo 20 anos de experiencia

Una tarde de junio de 2003, sonó el teléfono de mi casa con una pregunta inesperada: me preguntaban si quería ver la Pasión y, sin dudarlo un instante, acepté la invitación con entusiasmo. Al fin y al cabo, parecía que todo el mundo en la comunidad cristiana estaba expectante ante este proyecto del que tanto se hablaba.

¿Ha oído hablar de él? Estamos seguros de que Internet ya ha arrasado.

Incluso antes de su estreno, La Pasión de Cristo se había convertido en un tema de intenso debate y especulación. Voces opuestas de la Iglesia católica, Hollywood y los medios de comunicación se enzarzaron en acaloradas discusiones sobre una película que aún no había sido vista por la mayoría.

Rumores en torno a La Pasión de Cristo

Se rumoreaba que la película estaba rodada íntegramente en lenguas bíblicas y sin subtítulos, lo que aumentaba el misticismo y la curiosidad en torno a ella. A pesar de no conocerla de primera mano, la expectación y el interés por La Pasión eran palpables en varias comunidades.

Rumores en torno a La Pasión de Cristo

Los rumores sobre La Pasión de Cristo aumentaban la intriga en torno a la película. Algunos afirmaban que se trataba de un espectáculo truculento basado en las visiones de un místico católico poco conocido. Otros especulaban con que Mel Gibson había financiado personalmente todo el proyecto con la cuantiosa suma de 25 millones de dólares.

Hubo incluso rumores de que la película era abiertamente antisemita. A pesar de que la película no se estrenaría al público hasta dentro de ocho meses, estos rumores ya habían convertido The Passion of the Christ en un fenómeno cultural, convirtiéndose en el mayor “Signo de Contradicción” en generaciones.

Las especulaciones y habladurías en torno a la película habían creado una expectación palpable, con gente de diversos orígenes esperando ansiosamente su estreno para comprobar por sí mismos cuál era la verdad.

¿Polémica política en torno a La Pasión de Cristo?

En retrospectiva, es difícil comprender cómo la controversia política en torno a The Passion of the Christ eclipsó cualquier debate significativo sobre los méritos artísticos de la película.

Nadie se imaginaba entonces que Mel Gibson, el director de la película, se convertiría en el blanco de la cultura de la cancelación, ya que su interpretación de Jesús, profundamente personal y visualmente impactante, acabaría teniendo consecuencias de gran alcance para su carrera.

¿Polémica política en torno a La Pasión de Cristo?

A pesar del éxito comercial de la película, que convirtió a Gibson en una de las personas más ricas de Hollywood, la polémica en torno a The Passion of the Christ hizo mella en su reputación y su carrera.

El impulso de la cancelación, que busca responsabilizar a los individuos por sus percibidos pasos en falso u opiniones controvertidas, pareció tener un impacto significativo en el futuro de Gibson en la industria cinematográfica.

Es un duro recordatorio de cómo la intersección de la política y el arte puede tener consecuencias de largo alcance, incluso para cineastas consumados como Gibson.

La relevancia de La Pasión de Cristo

Han pasado dos décadas desde el estreno de The Passion of the Christ y, en retrospectiva, es evidente que la película se erige como una obra maestra sin parangón del cine sacro. Sin embargo, en 2003, cuando la película llegó por primera vez a los cines, no estaba preparado para el profundo impacto que tendría como obra de arte cinematográfica.

A diferencia de cualquier otra película bíblica anterior, La Pasión de Cristo rompió las expectativas. No era cursi, afectada o surrealista como las anteriores películas del género.

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Por el contrario, presentaba un retrato crudo e inquebrantable de las últimas horas de la vida de Jesús con un nivel de autenticidad sin precedentes y sobrecogedor.

En retrospectiva, está claro que The Passion of the Christ fue una película innovadora que superó los límites de lo que podía lograrse en el cine sacro.

Fue un testimonio de la visión artística de Mel Gibson y de su compromiso incondicional de presentar un retrato crudo y visceral del sufrimiento de Jesús. A pesar de las controversias que rodearon a la película en su momento, su impacto como obra de cine sacro sigue siendo innegable.

La metáfora central de The Passion of the Christ, que cosechó importantes críticas por parte de los espectadores cristianos, es sin duda la violencia. La representación de la violencia infligida a Cristo en la película es a la vez inquietante y brutal.

Recuerdo que le comenté a Gibson que la violencia podía haber sido excesiva, a lo que él negó con la cabeza y respondió: “Aún así no es tan malo como un pecado venial”. Su respuesta me tocó la fibra sensible, pues me recordó que es el pecado el que causó que se infligiera violencia al cuerpo de Cristo en primer lugar y sigue dañando al Cuerpo Místico de Cristo.

El propósito de meditar sobre la Pasión es despertar en nosotros un sentimiento de horror ante la violencia del pecado. Gibson eligió representarlo a su manera en su película, y aunque puede ser difícil de ver, sirve como un duro recordatorio de la gravedad del pecado y del sacrificio definitivo que Cristo hizo por la humanidad.

Paradójicamente, una película con calificación G, que retrata la muerte salvífica del Salvador, quizá debería ofendernos más profundamente, ya que pone de manifiesto la magnitud del sufrimiento de Cristo y el peso del pecado que lo hizo necesario.

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