Reseña del último trabajo publicado por Labs Trapp: Héroes (Zénit), autoproducido. Pop y rock para darle banda sonora a esas historias de amor nocturnas que sabes donde empieza, pero cómo terminan. La vida.


La prisa apremia, las ideas no fluyen y las entregas pican tu puerta para que salgas con lo que tengas entre las manos. Hacerse mayor no es fácil, llegar a final de mes, menos aún. Por suerte, el arte siempre se presenta en informes cuerpos de los que tomar prestado: plagiar una idea, perderse en una melodía, olvidarse de la realidad frente a un cuadro. La vida puede ser maravillosa o tropezar con sus zambos pies y trastabillar cualquier atisbo de lucidez en el futuro próximo. Esa era mi situación cuando llegaron a mí las primeras pruebas de Héroes (Zénit), último trabajo de los toledanos Labs Trapp.

Llegaban desde Deola y Manual de Instrucciones de Insomnio, dos discos tan literarios como pictóricos en los que la descarga de energía dejaba al oyente con una sensación agridulce. Una tensión musical (o no) aún no resuelta. Ojo, que contaban con temas a recordar como ‘Grita’ o ‘Morir’, pero la mecha aún no había dejado prender a su ser. Entonces llegó enero de 2016, el pálido aristocrático nos dijo adiós sin (parecía) avisar y las conversaciones a altas horas de la noche tomaron forma, acordes y lírica. Horas, sudor y quebraderos de cabeza después apareció el pasado 14 de febrero este Héroes (Zénit). La luz.

Grabado en Lo Fi Studios, producido por Diego Arroyo y mezclado por Carlos Mora en Black Noise Studios, Héroes (Zénit) es la historia de un amor como no hubo otro igual. Cinco canciones en las que eres testigo de ese chica-conoce-chico: sudas con ellos, te tiemblan las piernas tras el primer encuentro nocturno y sufres con el devenir de su relación. No es un serial telenovelero: es Báilame el agua. Practican un ejercicio de rock sin etiquetarse en nacionalidades ni épocas, sirviéndose a su antojo de dinámicas melodías pop, potentes coros de ultratumba y secuencias instrumentales que transportan a otros sonidos más rock. Del de toda la vida.

La primera en llegar es ‘El ruido y la furia’, un tema que te destroza en cuanto llega a su estribillo, pegadizo y carpetero con el que hacer la vuelta en coche tras unas vacaciones perfectas. Rock sin complejos donde ese sentido de libertad propio de la juventud no quita a que The Smiths y su melancolía aparezcan llegado el momento. Tras ella llega ‘Inmortal’, segundo peldaño. Aquí huele a segundo single. Parece que estos chicos vienen fuertes. Bajo y batería en completa sintonía mientras los recuerdos al pop-rock granadino son inevitables: un Viaje de Estudios sin caer en la retórica filosofal. Quizás no quieran cambiar el mundo, pero consiguen darle un sentido sencillo a una práctica que requiere de mayor esfuerzo: economizar palabras sin restar significado ni caer en la mensajería críptica de los 140 caracteres.

Tras estos dos terremotos llega cierto relax de mano de ‘Héroes’, una canción que crece según avanza el metraje, donde la dualidad de voces consigue el efecto deseado mientras la línea de bajo sirve de preliminar al coreado estribillo. De nuevo, fórmula resuelta para convertir un disco en una invitación al directo. El viaje del pop al rock sigue ejecutándose con precisión con su siguiente tema, ‘La Gran Vaca Amarilla’, donde se dan ciertos coqueteos con el blues, la improvisación y el sabor a cerveza. Riffs de guitarra y desgañitamiento vocal de última hora de la noche para llevar del polo positivo a la caída a los infiernos con ‘Caronte’, broche perfecto para cerrar este círculo a ritmo de marcha militar. Qué caras más tristes.

Si has llegado hasta aquí es que vas a escucharte ahora mismo Héroes (Zénit). Si es así, aprovecha y echa un vistazo a las primeras fechas de la gira de Labs Trapp. La primera el 23 de febrero en la Siroco. No podía ser en otra sala.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *