Psiconáutica es un universo, una obra capaz de diferenciarse y de explicarse por sí misma. El último álbum de Linda Guilala no requiere el uso de un manual de instrucciones, simplemente hay que darle al play y disfrutar.
Un viaje, eso es Psiconáutica, con su punto de partida, sus recovecos y un final para el trayecto. Sin embargo, las definiciones de brocha gorda no le hacen justicia a este LP, que pese a la cohesión de su sonido, ofrece una cantidad incontable de matices para el oído humano a lo largo, ancho y profundo de sus veinte canciones. El universo creado por Linda Guilala quizás no sea infinito, pero cada vez que uno se sumerge en él, lo siente más grande, como si fuera creciendo. No es Psiconáutica un disco difícil de escuchar. Por muy compleja que resulte mi pobre definición, está parido de tal forma que el pop está siempre presente, facilitando la digestión de los paisajes más ácidos, cargados de ruido y brumas. Y no, no es -solo- dream pop lo que describo.
Pocas veces hemos reseñado aquí un álbum dos veces, pero esta ocasión va a ser una de ellas. Porque estamos ante una mezcla de influencias brutal, algunas de ellas conocidas públicamente y otras que se intuyen. Lo obvio es tirar de My Bloody Valentine, The Jesus & Mary Chain, Beach House, Silvania, Slowdive, Cocteau Twins y Los Planetas, son los nombres que la banda cita. Sin embargo hay tramos del Psiconáutica que por momentos me sumergen en el kosmische gracias a esa unión de guitarra, batería y sintes. Al marcado sonido ochentero y noventero de los grupos que encabezan el párrafo, habría que sumarle esos ecos setenteros alemanes: Faust, Ash Ra Tempel, Neu! o Can. Si nos fuéramos aún más atrás en el tiempo, quizás habría que hablar de los padres de My Bloody Valentine o The Jesus & Mary Chain, que sumergen sus raíces en los sesenta (Pink Floyd con Syd Barrett, The Soft Machine, Gong…). Sin embargo es importante añadir que la obra de Linda Guilala suena moderna y que muestra con descaro el marcado carácter de los de Vigo.
Hacer un análisis canción a canción de Psiconáutica no tiene mucho sentido. La experiencia que nos ofrece Linda Guilala es tan personal y tiene tantos giros que resulta imposible narrar el viaje con un mínimo de objetividad. Aquí, aquello de «álbum conceptual» cobra todo el sentido. Estamos ante un disco de veinte canciones que tan solo dura cuarenta y tres minutos, una idea de álbum un tanto especial, pero que funciona a las mil maravillas, con una suavidad que uno nunca espera. Aún así, sería un buen experimento adentrarse en algunos de sus singles, que en usando términos de moda hoy día, son los «núcleos irradiadores» en torno a los que gira el LP. La fuerza que mantiene al universo de Psiconáutica unido. ‘Cosas Nuevas‘ le mete una marcha más a Psiconáutica cuando aparece. La voz de Eva se proclama como la reina de la fiesta, proclamando a los cuatro vientos un no pesimismo (llamarlo optimismo sería exagerar) envuelto en el ruido y la niebla creadas por la percusión y los sintes. Una mezcla que acaba resultando demoledora, una pequeña prueba de lo que es el álbum en sí mismo. ‘La Última Vez (1ª Recidiva)‘ ha sido utilizada por la banda para ponerle imágenes -como si fuera necesarias- a su trabajo. Con una presencia abrumadora de claroscuros, Linda Guilala vive en este tramo uno de sus momentos más pop, incluso bailables, que contrastan a la perfección con la letra de la canción. Y en estas, ‘Accidente‘ es «casi» la próxima. Porque tras el interludio de ‘Sinestesia‘ emerge ella. Por decirlo de alguna manera, es el tema que culmina la primera parte de Psiconáutica, y lo hace de una forma impecable. ‘Accidente‘ va creciendo sobre ella misma con el paso de los segundos, aumentando la sensación de velocidad y variedad sonora. ‘Abstinencia‘ es vicio. Es contradictorio, pero es que una vez que te pones a escucharla, quieres repetir. ‘Abstinencia‘ vuelve a ser pop, pero también es noise. Los sintetizadores crean un ambiente de ensueño, cercano al dream pop, que explotan como una supernova que enturbia la canción. Un dos en uno que te crea una sensación de anticipación dentro de la canción que te acabará calando por mucho dolor que desprendan las palabras de Eva. Genial.
Psiconáutica es una obra mayor, un tratado aristotélico de la psicodelia según Linda Guilala. Un disco que se asoma al abismo para abarcarlo todo, que desprende una fluidez inesperada, que te conquista de igual manera con sus vacíos que con su materia.