Fotos: Fernando Amorós
Segundo año que vuelvo a Benicàssim, ha llovido bastante desde aquel verano en el que muchos temíamos por la continuación del festival cuando asistí como espectador el año pasado, pero esta vez era una ocasión especial, se trataba del 20 aniversario a cargo de un nuevo director, Melvin Benn, con el que parece que el problema del concurso de acreedores ya es cosa del pasado.
Cuando llegas a la estación de ferrocarril la primera reacción que tienes es esa sonrisa de oreja a oreja al ver las casas en la ladera de la montaña, el mar, el pueblo y por supuesto el recinto, “sí, he vuelto” piensas.
Entramos al recinto en la primera jornada del festival y apreciamos algunos cambios como la ausencia de las carpas, además de la nueva orientación del escenario FIB Club mirando hacia el Campfest. Miramos nuestra pequeña chuleta con los horarios hecha en casa y tras comprobar la ausencia de actividad en el escenario Trident nos plantamos junto a la torre de sonido del Maravillas para ver a James, esa clase de grupo con la que se
identifica el festival con dos décadas a sus espaldas.
Tim Booth y los suyos empezaron fuerte, no hace falta estar ciego para ver la falta de cabezas de cartel en esta edición, pero podemos decir sin lugar a dudas que James fue el verdadero estandarte del día congregando una gran multitud de jóvenes y no tan jóvenes bajo el sol de Benicàssim con los inigualables bailes del líder de la banda y sus bombachos. Venían para presentar su nuevo trabajo, La Petite Mort, ese disco que ha dejado ver una mayor influencia de sonidos electrónicos como en Curse Curse, sin faltar los clásicos Sometimes, Laid y sentando a todo el público con Sit Down como guinda final. Sí, los británicos siguen en forma.
Tras empezar el festival con buen pie me acerqué al FIB Club para ver a Aurora, un grupo de Granada que me habían recomendado los compañeros de El Ukelele en repetidas ocasiones, y es que todavía me siento agradecido tras contemplar esa maravilla de directo. Una buena dosis de shoegaze y dreampop al atardecer que corría a cuenta de su Lp Géminis, disco con el que tuvieron un gran rodaje el año pasado y se hizo de notar en el festival. Escuchar las melodías de Islas, Andrómeda y hacernos “transparentes” mientras veíamos fans disfrazados de Wally fue todo un acierto.
Un cuarto de hora después volvemos al escenario principal, un grupo de chicos vestidos de blanco toman posiciones y empiezan a sonar melodías pregrabadas junto a sonidos de sintetizador. Klaxons comenzaron con New Reality, corte de su nuevo disco (Love Frequency) con el que parece que ya se han despedido de su estilo anterior con temas más accesibles y bailables para el público. El intenso arranque no cesa tras continuar con Atlantis To Interzone, metiéndose a los espectadores en el bolsillo rápidamente. No son precisamente ese grupo que uno escucha en su casa por sus letras sin sentido, pero está claro que Klaxons en directo son otra historia, motivando a cualquiera a moverse al ritmo de There Is No Other Time, Show Me A Miracle y los temas de su primer álbum como Golden Skans, Magick y su ya tradicional versión de Grace con It’s No Over Yet.
Ante la escasez de oferta en la programación acabamos de nuevo en el escenario pequeño con Gaf y La Estrella de la Muerte, su sonido recordaba por momentos a Mogwai o a los Explosions in the Sky, una buena hora para sentarse y quedarse prendado de los temas de este grupo mientras descansas de estar varias horas de pie.
A las 23:30 de la noche salía al escenario principal Ellie Goulding, podría decirse que el escenario Maravillas se ha quedado para todos los nombres que pegan fuerte en Reino Unido sean del estilo que sean. La estrella británica tuvo un comienzo a trompicones ya que en la primera mitad del concierto se escuchaba más al público hablar en vez de estar metidos en el espectáculo, tal vez por la mala selección en el orden de las canciones, dejando para el final toda la artillería pesada. Aun así pudimos ver unas entretenidas coreografías, un coro que hacía que las canciones ganaran bastante en directo y una Goulding hermosa.
Ante la espera para el concierto de Tinie Tempah nos dejamos caer por la sesión de Rafa Cervera, crítico musical del que algunos de la plantilla somos seguidores y que nos hizo quedarnos hasta el concierto de Chase & Status, cuyo Drum and Bass atrajo hordas de británicos y españoles que venían desde el camping, ¿quién dijo que a las 3:00 se va la gente a dormir?
Miles de jóvenes con ganas de fiesta disfrutaron del concierto de este grupo de electrónica que combinaba distintas voces y melodías pregrabadas junto a la característica percusión del batería y la voz del cantante, el cual no se cansó de pedirle al público que hiciera más ruido hasta el final.
Y para finalizar la primera jornada acabamos con todo un clásico, Dj Amable pinchando temas de grupos de música que la gente llama “indie”, quedándonos hasta el final con los que querían darlo todo el primer día y cerrando con No Cars Go de Arcade Fire.
Esto es sólo una pequeña parte de lo que ocurrió en los cuatro días del festival.