Aunque las últimas previsiones meteorológicas auguraban los más gallegos meteoros para los días del festival, los campistas no dudaron en congregarse desde el día miércoles en la zona de acampada donde, dando lugar a erróneas expectativas, lucía un sol radiante y la entrada se produjo a lo largo de la tarde sin aglomeración alguna. Esa primera y fresca noche fueron los campistas los que pusieron el aperitivo musical a las jornadas que seguirían, guitarra aquí, altavoz portátil allá, maletero abierto acullá.

Antes del chaparrón: jueves 17

Abrió la jornada musical Carlos Méndez, al final de una tarde soleada como el resto del día, estrenando el escenario Abanca congregando a la primera masa de espectadores; siguió en el escenario gemelo Son Estrella Galicia Vega, quien invitó al escenario a Budiño para algunos temas y trajo los primeros grandes coros de la tarde versionando el “Como yo te amo” de Raphael. Cambiando totalmente de tercio volvimos a abalanzarnos sobre el escenario Son EG para dejarnos deleitar por el buen hacer y la (dilatada) experencia de The Jayhawks que, ante unas primeras filas con una media de edad respetable, recorrieron los temas ya clásicos de su repertorio, de “Save it for a rainy day” a “Angelyne” para cerrar con “I’d run away” un directo incuestionable que sirvió de banda sonora a la puesta de sol.

De vuelta en el escenario Abanca, el cual se alternaría a lo largo del festival con el Son EG con el tiempo justo para caminar de uno a otro entre el final de una actuación y el inicio de la siguiente, nos dimos de bruces con una bandera canadiense y unos pequeños rótulos de neón dispersos a los pies de los artistas. Sidonie desparramaron su directo sobre una muchedumbre encantada con su energía y entrega. Recorrieron algunos temas de su reciente Sierra y Canadá intercalados con emblemas de su discografía como “Por ti”, “El incendio” o “Mil años luz”. Sobre el cuestionado Sierra y Canadá, alegar en su defensa que temas como “Estáis aquí” arrancaron los más sentidos coros del público y con “Un día de mierda” la empatía entre banda y audiencia tocó techo, momento que Marc aprovechó para bajar a la Tierra y darse un merecido baño de masas. Antes de volver a criticar este LP, un servidor agradecería que acudiesen los críticos al directo del grupo, muy favorecedor para estos últimos temas.

Con el buenrollismo de Sidonie resonando en los oídos corrimos -es un decir- al escenario que nos guardaba las espaldas para acudir al encuentro de Iván Ferreiro, habitual de Portamérica, padrino si cabe, presente en las tres ediciones, dentro o fuera de cartel -el año pasado dio esta sorpresa. Hizo su aparición trajeado, junto a su eterno Amaro -efigie de la moneda del festival- y Pablo Novoa y Luis García, componentes de Golpes Bajos, formación viguesa prima-hermana de Siniestro Total y a la cabeza de la Movida viguesa. El por qué de esta alineación: repertorio homenaje a Golpes Bajos, cuyo vocalista Germán Coppini falleció el pasado mes de diciembre.

Objetivamente, un homenaje más que respetable, recorriendo la totalidad de la discografía de Golpes Bajos con una interpretación personal a la par que acertada para honrar la memoria del desaparecido conjunto; llegó a atreverse con “Come prima”, la única versión de un tema ajeno que la banda dejó grabado –como antes en italiano, nadie está exhortando a la pariente de nadie a acabarse el plato.

Subjetivamente, el repertorio cayó como una piedra sobre el grueso de los asistentes, jóvenes la mayoría para conocer la formación homenajeada y además inadvertidos por la falta de anuncios previos de estos hechos que se narran, ya que ningún cartel avisaba de que Iván Ferreiro prescindiría de su repertorio habitual. Inconformista al extremo, un importante sector público no dudó en reclamar a voces “Turnedo”, llegando incluso a corearla en masa al término de la actuación, cosa que pone los pelos de punta, a la vez de emoción y una pizca de decepción por todas esas almas descontentas cuyas invocaciones no surtieron efecto alguno en el músico poseído por el alma de Golpes Bajos.

Pero como un clavo quita otro clavo, Triángulo de Amor Bizarro borró todas las penas de entre los contrariados por Ferreiro llenándonos de energía, ritmos hipnóticos y un juego de luces alucinógeno, donde triunfaron grandes habituales como “El Fantasma de la Transición” y “De la Monarquía a la Criptocracia”.

Como colofón de la noche nos entregamos a la electrónica de 2manydjs, con su impecable espectáculo cargado de clase y buen gusto, seguidos del socarrón Meneo y su GameBoy, con quien los más incansables acabaron la noche saltando y bailando con una macedonia de ritmos variados y electrónica.

Durante el chaparrón: viernes 18

Amaneció el día tontorrón, con el cielo bien guardado por un denso manto de nubes y un bochorno incómodo para los que pisamos el suelo. Osados y madrileños se lanzaron a la playa llevados por el aparente calor y una oferta gastronómica más interesante que la dieta de camping; otros decidimos vegetar en la zona de acampada, matando el rato improvisando un toldo bajo el que guardarnos del augurable chaparrón.

Y llegó el chaparrón. A eso de media tarde. Y llegó para quedarse. Arrancaron sin embargo los colombianos Mitú, seguidos de sus compatriotas Systema Solar y, según documentación gráfica que así lo atestigua, tuvieron una cierta afluencia de bailongos inmunes a la lluvia. Un servidor disfrutó de los ecos lejanos desde la tienda. Hube de armarme sin embargo de atuendo impermeable para acudir al recinto a por información sobre la jornada.

Y me di de bruces con la noticia. Por recomendación de las fuerzas de seguridad ante la amenaza de tormenta eléctrica se suspendían las actuaciones restantes. Y es que semejante explanada mojada, cierta cantidad de gente y bastantes estructuras metálicas convertían el recinto en un lugar de riesgo. Ahí empezó el conflicto, los incrédulos aún se apiñaban ante el escenario en que debía aparecer Nikki Hill y ante las taquillas comenzaron cánticos del estilo de “¡Manos arriba, esto es un atraco!” y demás formas de indignación.

En esta situación debemos defender la actuación de la organización, que para ellos tampoco es plato de buen gusto dejarse ocho bandas y artistas en el tintero, y actuaron motivados única y exclusivamente por la seguridad de los allí presentes, dejando de lado los intereses comerciales que para ellos tendría la normal continuidad de la jornada.

Y con esta espinita clavada, algunos recogimos algunos enseres, aseguramos el campamento para la noche de tormenta y cogimos el coche rumbo a casa. Y qué cosas tiene Twitter, que me crucé en un momento de desconexión con un tweet de Niños Mutantes en que se anunciaba una inminente jam session en La Iguana, un local del centro de Vigo, con algunos de los músicos que no habían pasado de los camerinos de Portamérica.

Allí se dieron cita desde los intensos Novedades Carminha, quienes nos recibieron con un potente “Miña terra galega”, himno patrio obra de Siniestro Total, con Ángel Carmona -sí, el de Radio3- empuñando una de las guitarras. Pasaron por el escenario Niños Mutantes, Niño y Pistola, el vigués Villanueva -quien sorprendió con un gravísimo chorro de voz-, Álex, bajista de Vetusta Morla, los sevillanos Full, parte de los vigueses Maryland -que se encontraban entre el público- y Fran, el propietario de la sala, que puso colofón a la jarana con un desgarrador “Twist and shout”.

El setlist del encuentro se compuso de grandes clásicos del rock del estilo de “Knocking on Heaven’s door”, “Where’s my mind”, “The Passenger” o “Have you ever seen the rain”. Los Full se encargaron de traer algo más actual con “A cualquier otra parte” y “Dance with somebody”; cabe destacar que el vocalista Javi Valencia ya estaba en cama cuando recibió la llamada desde el frente.

Una maravillosa forma de terminar una noche de inicio bastante desafortunada. Que a falta de pan, buenas son tortas.

Durante el chaparrón: sábado 19

Tras una noche al refugio del hogar volvimos los cobardes al recinto para presenciar a los artistas restantes del cartel. Nos encontramos con el recinto de conciertos cubierto con una capa de arena que la organización se había encargado de extender durante la noche y las horas previas a los conciertos del día; arena que, ya con los conciertos iniciados, cubrieron con hierba y paja dando al lugar un aspecto campestre.

Los primeros de la tarde fueron los gallegos Belöp, quienes movieron al público con una energía desmesurada, inaudita hasta el momento en los grupos que abrían las jornadas previas. Siguieron los sevillanos Full, quienes atraparon con su primer atraco a fieles y profanos, cerrando con su sentido “Distintos”, al que siguieron las más sólidas peticiones de bises que vi en el festival; fueron ellos, en voz de su vocalista Javi, los encargados de iniciar las felicitaciones a la organización por su eficiencia y, por supuesto, elogios y ánimos para el público gallego, irreductible bajo la lluvia para admiración de todos los artistas que seguirían recordándolo a lo largo de la noche.

A los andaluces siguió la representación local de la mano de Villanueva, encabezados por Josete Díaz, a quien ya tuvimos el placer de disfrutar la noche anterior en la jam session. Creo que a nadie que pasara por allí dejó indiferente la voz del vigués, inesperadamente grave, perfecta para los momentos más sentidos de su repertorio, en mi opinión encumbrados en “Ahogándonos” y “Thelma”. No deberíamos perder de vista este proyecto musical, promete.

Del recién nacido Villanueva nos fuimos corriendo a la veteranía de The Sonics. Entre lo más joven de los asistentes se dejaron oír mofas sobre la edad del grupo, espero que acalladas en cuanto el primer tema empezó a correr. Sin dejar de lado su indiscutible “Have Love will Travel” recorrieron todos los palos que han tocado en su dilatada trayectoria, en un directo breve, sin excesos, redondo en cualquier caso. Sin ser de lo más impactante del festival, seguro se agradece la oportunidad de tener un conjunto de semejante talla, como seguro agradecieron algunos asistentes entrados en años que pronto hicieron guardia en las primeras filas para aprovechar la ocasión de presenciar la actuación de tales ídolos.

De vuelta al escenario Abanca, los oscuros León Benavente se plantaron con sus veladas -o no- críticas y sus historias de inconformismo para conectar inevitablemente con el público, de la mano sobre todo de Abraham Boba, en canciones como “El Rey Ricardo”, “Las Hienas” y “Ánimo, valiente”. Por supuesto cerraron con el relato de complicidad de “Ser Brigada”, narrado con enorme emoción por Abraham para poner un broche perfecto a una actuación impactante.

Siguieron los estadounidenses Calexico, con la sorpresa de Depedro entre sus filas punteando algunas cuerdas. Con ellos empezó también la lluvia que no abandonaría el festival hasta poco antes de su final. Con gran variedad de ritmos e instrumentos sobre el escenario supieron arrancar los pies del público del suelo, que no tardó en echarse a bailar bajo la lluvia con imprescindibles de la banda de la talla de “Epic”. Si cabe, un directo variado, cálido, muy bailable y por todo esto, inmune a la lluvia. También de EEUU llegaron Nada Surf, habituales en cierto modo en Galicia por su asociación con Ernie Producciones. Sin una masa reseñable en la pista, trajeron un directo muy amable y cercano, que acabó de levantar a aquellos que aún aguantaban el chaparrón al llegar los sencillos y obscenos coros de “Blankest Year”.

Mientras Nada Surf hacía lo suyo en el escenario Abanca, ante su gemelo Son Estrella Galicia aguantaban estoicos el chaparrón los más devotos fans de John Boy. La expectación por la llegada de Love of Lesbian fue calmada con la entrada puntual de los miembros del grupo, aderezada con bombas de humo y atrezzo diverso, encantados de estar en Galicia y asombrados por el aguante bajo la lluvia de tantos y tantos. Arrancaron con “Te hiero mucho”, dejaron caer nuevos clásicos como “Fantástico”, “Los Pizzigatos” o “Si tu me dices Ben, yo digo Affleck” y culminaron con “Club de fans de John Boy”, cuando nadie recordaba ya que llevaba horas lloviendo sobre nuestras cabezas. Entre medias el habitual cachondeo: chupitos de licores locales, algún músico llevado por la marea hasta la mesa de sonido, técnicos disfrazados o un sombrero en llamas. Llamando a la participación del público llevaron a cabo el experimento Raphael, buscando a los cuatro asistentes que se sabían la parte difícil de “Como yo te amo”; además, nos aleccionaron con la nueva versión del “Mama, cómprame unas botas”, maqueada para alinearse con las letras más críticas del grupo.

Seguimos bajo la lluvia para quedar asombrados por El Columpio Asesino, con un sonido potentísimo y entre un público entregadísimo. Recorrieron lo mejor de su reciente Ballenas muertas en San Sebastián, además de su habitual “Diamantes” y cerraron con un apoteósico “Toro” que arrastró a la masa al éxtasis, en un concierto para muchos entre los mejores del festival.

Najwa se presentó en un ambiente entre onírico y turbulento, en un espectáculo hipnótico y tenebroso, sin apenas pausas, próximo al trance -de la artista y de quien se entregase a su arte. Cerró con “Pijama” una actuación que, sin dejar de ser correcta, quedó en la memoria en el estante de lo más raro e inusual del festival.

La encargada de cerrar el festival fue la coruñesa Eme DJ, quien puso fin a una noche de diversión con el mimetismo que le caracteriza para escoger los temas según la situación. Pasó por “Años 80″, “”Crazy in love”, “La tormenta de arena” o “Que no” y cerró el chiringuito con el “Turnedo” que esta vez a Iván Ferreiro no le tocó llevar. Una guinda perfecta para el pastel pasado por agua del Portamérica. Además, Marta tuvo tiempo de acercarse a su público, como atestigua este vídeo.

 

En resumen una experiencia con luces y sombras. Las luces de lo que fue y las sombras de lo que no pudo ser. Un desarrollo fluido, música variada y siempre de calidad, precios populares, un emplazamiento inigualable (la playa cerca y al lado del recinto un supermercado de esa cadena que empieza por M), una zona de acampada estupendamente acondicionada… Y que a pesar de todo no pudieron ser todo lo que aspiraban a ser por nuestra galleguísima lluvia.

 

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