El nacimiento de los estilos musicales ha hecho correr ríos de tinta, y no es mi intención establecer una nueva teoría que establezca el inicio de uno de esos particulares sonidos que después se han convertido en la banda sonora de toda una época. En mi caso, lo que quiero es reconocer una aportación un tanto oculta, y que probablemente vea la luz de forma oficial en no mucho tiempo. Al final los géneros musicales se forjan a lo largo de muchas canciones y bandas, siendo lo que he citado anteriormente, una forma de vida, más que un sonido característico en sí mismo.
Syd Barrett tiene algo apasionante en su historia. Sí bueno, en realidad tiene mucho de apasionante, es una historia única a ese nivel. Fue un genio, y decidió vivir tranquilamente en Cambridge la mayor parte de su vida. Es de esa clase de personas que no va a su ingreso en el Hall of Fame, o que cuando fallecen tienen millones de libras en su cuenta bancaria. Algunos lo llaman locos, pero a mí me parece de lo más cuerdo y consecuente que se me puede ocurrir. Dentro de lo increíble de su historia reconozco que me intriga mucho más lo que no se conoce de él, que lo que en realidad se sabe. Y no me refiero a su personalidad, me refiero a su obra, de todo lo que quemó, de todo lo que dejó de grabar. Con total seguridad, el mejor disco de Barrett nunca se grabó, y hablamos de un tipo que sacó adelante The Piper at the Gates of Dawn y The Madcap Laughs, dos de los mejores álbumes de la historia.
Como investigador de su vida y obra, me siento terriblemente atraído por las joyas ocultas al gran público que fue dejando, y en este caso sí, audibles. ‘Vegetable Man’ fue una de ellas. Syd Barrett dejó enterrados muchos horrocruxes, y no para alcanzar la inmortalidad no, ese asunto nunca lo terminó de entender, sino porque él mismo no se valoró lo suficiente, o quizás temió seguir haciéndolo. Él no entendería tantos halagos, pero sacar (más) a la luz ‘Vegetable Man’ es una forma de que su recuerdo se mantenga imborrable, y porqué no, de que muchos aprecien su genio en el día en el que cumpliría 70 años.
Syd Barrett fue requerido por The Damned, primera banda británica en publicar un álbum punk, para producir su disco. Unos tal Sex Pistols cursaron la misma petición. Y no es un hecho baladí, ni mucho menos, era una rareza que un grupo de punk le pidiera a un miembro (en este caso ex) de Pink Floyd que participara en su obra. El movimiento renegaba de las bandas burguesas, acomodadas, que vivían del sistema (¿os suena todo esto?), y Pink Floyd eran y son el mejor ejemplo de lo que los punks odiaban. ¿Y cómo se les ocurrió llamar a Syd Barrett? Bueno, lo cierto es que Barrett era uno de los máximos exponentes de ese “odio al sistema”, el de Cambridge decidió dejar el negocio y trató de pasar el resto de su vida lo más oculto posible. Por la época en la que estos álbumes comenzaron a gestarse, Syd volvió a la vida musical, yendo a grabar a Abbey Road de nuevo, a petición de David Bowie entre otros muchos. Y perdónenme el paréntesis, pero al final, ha sido Bowie el que ha tomado una forma de vida barretesca. Sin embargo, al tercer o cuarto día, Barrett se fue del estudio para no volver. Este acontecimiento lo puso de nuevo en escena, el ya mítico Syd, había cogido el teléfono, y además parecía que tenía material nuevo. Conocida era su intención de arreglar el destrozo que Gilmour y Waters habían efectuado en sus dos álbumes en solitario, incluso es probable que tuviera material rescatable de su corta estancia con The Stars. Una vez más, Roger Barrett fue el más punk entre los punks, y abandonó la escena del crimen. Esta actitud, junto a su odio por las maratonianas giras y las exigencias discográficas, llevaron a pensar a estas bandas que podían contar con él, pero no fue así. Al final, y de forma no menos sorprendente, Nick Mason produjo el segundo álbum de The Damned (Music for Pleasure, 1977), y los Sex Pistols trabajaron con Chris Thomas y Bill Price en su legendario Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols.
A decir verdad, hay una conexión más entre el movimiento punk y Syd Barrett. El genio de la psicodelia, en su tira y afloja con sus compañeros de banda, comenzó a crear composiciones cada vez más raras mientras seguía dentro de The Pink Floyd. Raras incluso para lo que venía siendo él (ya hablaremos del sonido pre The Piper at the Gates of Dawn otro día). En un articulo anterior dejé la semilla sembrada acerca de que entre sus repertorio hay varias canciones que están fuera de su tiempo, y uno de esos temas se adelantó al punk por casi una década. Ni mucho menos quiero decir que Syd Barrett sea el inventor del género, pero sí que es cierto que por aquellos años lo que estaba extendido era el sonido garage o la actitud punk. En el mejor de los casos, lo más similar era el garage destructivo, porque ni siquiera los recientemente rescatados Saicos, lograron simplificar su sonido lo suficiente como para poder ser considerados una banda de punk. Lo que sorprende de la obra de Barrett, es que no fue publicada, aunque si se hace uno estudio más o menos pormenorizado del artista, uno es consciente de que esto es algo común en su carrera. La canción hubiera formado parte del segundo disco de Pink Floyd, A Saucerful of Secrets, en el que Syd participó con el tema ‘Jugband Blues’, y poniéndole la guitarra a ‘Remember a Day’ y a ‘Set the Controls for the Heart of the Sun’ (único tema en el que participan juntos Gilmour y Barrett en los Floyd). El tema del que hablamos, como se lee en el titular del artículo, es ‘Vegetable Man’, y si lo buscáis en Youtube, veréis que Pink Floyd ha obligado a suprimir su sonido. Los dueños de estos “vídeos” son muy claros en sus respuestas: no es asunto de la discográfica, es la propia banda la que ha pedido el baneo. Entrar en un devaneo acerca de si esto es correcto o no, puede llevarme horas, seré lo más claro que pueda: tienen la jeta muy dura, la canción es de un miembro fallecido de la banda, no se la dejaron publicar, y ahora ejercen un veto aún más profundo sobre ella para que al final acabe siendo publicada en un recopilatorio. Esperemos que al menos Vegetable Man reaparezca de forma oficial (en el “mercado negro” es posible encontrarla) bien mezclada y con un sonido que tenga la mayor calidad posible. Faltaría más.
‘Vegetable Man’ fue tan buena, que pese a no haber sido lanzada por Pink Floyd, ha tenido dos versiones de envergadura por parte de The Soft Boys en 1980, y la otra cover es nada más y nada menos que de The Jesus and Mary Chain, que se atrevieron a usar la canción como cara b de su primer sencillo Upside Down en 1984, casi nada. En sus manos, la canción suena más post punk, mucho más new wave, pero sin perder la esencia de su sonido, todo un logro de estos dos grupos, y de Syd Barrett. En cierto modo, esto no hace más que echarle leña al fuego al problema de su no publicación por parte de Pink Floyd, que parece ser que siguieron inamovibles en su posición de que la canción dejaba ver demasiado el estado mental de Syd en aquel momento, parece ser que con ‘Jugband Blues’ el criterio fue otro, hay que joderse. Pink Floyd además evitó que ‘Vegetable Man’ formara parte de Opel (en realidad tendría que haber sido Opal, pero una vez más, esto es otra historia), un recopilatorio de canciones inéditas y versiones alternativas de Barrett que salió en 1988. Incomprensible.
‘Vegetable Man’ tiene un par de versiones “oficiales”, una instrumental, y otra con el tema cantado. La instrumental tiene un inicio psicodélico y ruidoso, alejada de la línea de las composiciones de Barrett, salvo si tenemos en cuenta esas canciones protesta que tocaban los Floyd en directo cuando estaban hartos de que el público pidiera siempre sus grandes éxitos. Hay que decir que la transición de este sonido a la que a la postre sería la melodía del tema es épico, simplemente porque no hay transición. Son apenas cuarenta segundos hasta que Pink Floyd vuelven a sumergirse en un jam, en el que destaca una arrancada de Syd que formaría parte después de la canción, y el bajo de Waters que al final que emerge. Hay que decir, que Syd en esta época, además de luchar contra sus compañeros con temas así, también cogió la costumbre de cambiar su forma de tocar la guitarra en cada toma, un problema que tuvo su momentazo en ‘Have You Got It Yet’, el título lo dice todo. La versión oficial buena de ‘Vegetable Man’ es la que se tomó el 11 de octubre de 1967. Ahí encontramos la guitarra de Syd en su máximo apogeo. El comienzo es atronador, con un ritmo machacón gracias al enorme trabajo conjunto de Nick Mason y Roger Waters, y un Barrett que decide cambiar su forma de cantar. Y no, no esperen que grite, pero parece como si el genio de Cambridge arrastre cada palabra antes de escupirla, un estilo que no había tomado en ninguna de sus etapas anteriores de forma tan sucia, y que encajaba a la perfección con el nuevo instrumental. La guitarra aparece y desaparece con un llanto desgarrador, no prodigándose en ningún riff, ‘Vegetable Man’ se mantiene punk durante minuto y medio, hasta que se entremezcla con la psicodelia, dando lugar a un sonido oscuro y etéreo, que es lo que la hace encajar también en el post punk en el que finalmente acabó sonando mediante el arte de otras bandas. En la versión en directo de la canción que se emitió en la BBC, parece ser que la mezcla del tema cambió, con Syd sonando fantasmal, con una guitarra demasiado protagonista que se come la gran labor de Mason y Waters. Lo más destacado de esta versión es su outro, que vive un momento lo suficientemente desgarrador como para que Pink Floyd casi suene a garage. La remezcla de 1987 no termina tampoco de ofrecer el sonido de la original, de hecho, la remezcla parece incompleta por la poca estabilidad del volumen. Suena como un tema mal grabado, y no aporta casi nada nuevo, salvo el poder disfrutar con mayor claridad del bajo de Waters (que no es poca cosa), y de lo bien que se lo pasaron los músicos con las cacofonías del final.
La letra, que fue lo que en teoría echó atrás a la banda a la hora de su publicación, es muy sencilla. Dice Peter Jenner, manager de Pink Floyd en la época, que tenían que ir al estudio a grabar, y que debían llevar canciones nuevas. Syd simplemente se sentó en casa de Jenner, y compuso ‘Vegetable Man’, que el propio manager describió como “muy oscura”. Sin embargo, pese al calificativo, luchó porque fuera incluida en A Saucerful of Secrets, añadiendo que ‘Vegetable Man’ era “uno de los trabajos más finos de Barrett” y comparándola con el mismísmo Van Gogh. Lo cierto, es que Barrett, se describe físicamente en las dos primeras estrofas con un humor muy cínico. Eso sí, para la tercera y última estrofa se permite un genial:
I’ve been looking all over the place for a place for me, but it ain’t anywhere, it just ain’t anywhere.
Unas palabras que a buen seguro no sentaron bien a sus compañeros. Syd Barrett no continuó por esta vía melódica en su etapa en solitario, en la que lanzó dos obras: The Madcap Laughs y Barrett, pero sí que empezó a hablar de él mismo en sus letras, hecho que no hace más que engrandecer la importancia histórica de ‘Vegetable Man’.
A modo de curiosidad, aquí, al igual que en sus letras, queda patente la tendencia de Syd a hacer puzzles, mosaicos y collages, mezclando lo visual con lo sonoro, dejando a las claras que su obra siempre tenía una semilla. Barrett estudió en Londres en la Camberwell College of Arts, y se mostró sorprendido por una obra titulada Summer, pintada en 1572 por Giuseppe Arcimboldo. La obra, un tanto grotesca si se me permite la expresión, muestra el busto de un hombre de perfil, conformado por frutas y verduras. La otra influencia fue la famosa obra de René Magritte, The Son of a Man, en la que vemos a un señor, de frente, con una gran manzana a la altura de la nariz que le tapa el rostro. No hay más que ver una de las fotos promocionales de Barrett -la que usamos como portada del reportaje- con unos ajos pegados a la cara, para comprobar la influencia.
Es más que probable que esta canción solo fuera una protesta basada en un sonido alejado del que venía teniendo Pink Floyd, y con un párrafo final demoledor. Esta intención, parece una razón lo suficientemente buena como para que no fuera publicada de forma oficial en su momento, ni mientras su autor vivió, con Pink Floyd como músicos, pero sí con otras bandas en la interpretación. Dejaría demasiado a las claras que Syd Barrett, más allá de sus problemas era perfectamente consciente de la situación, y que pese al consumo de LSD y Mándrax, seguía siendo un activo para la banda, quedando descartado el “breakdown” que se dice que sufrió, y que a la postre fue la excusa bienqueda para expulsarlo de Pink Floyd. Porque Barrett tuvo problemas con las drogas sí, y lidiar con él debía ser una pesadilla, pero al final, el tiempo también ha puesto en su sitio a Roger Waters como compañero de grupo.
Saquemos a la luz esta joya oculta, este objeto adelantado a su tiempo. Como proclama la canción:
Vegetable Man, where are you?
*Edición: parece que Pink Floyd por fin se han dignado a publicar esta maravilla. Pueden escucharla aquí.