Surfing Maradonas son capaces de sonar al rock más clásico y bestia de los setenta convenientemente aderezado con mucho ruido, toneladas de actitud y lo más importante: talento.


Si hay algo que emparente a la banda con el astro con el que comparten apellido es su capacidad para seducir y para decidir. Surfing Maradonas son una banda contundente, con un sonido que es rock puro guiado por el faro de la psicodelia. Se les pueden sacar similitudes con el stoner, con el grunge, con el noise… Pero si hay algo en común entre esas etiquetas es que tienen su base en el rock, en un rock primitivo y furioso.

No se crean que Surfing Maradonas son una gran formación numéricamente hablando, si algo sorprende cuando uno se enfrenta a ellos es el hecho de que sean un dúo. Esteban (voz y guitarra) y Fochi (batería), además de proyecto musical, comparten apellido: Fernández. Los hermanos demuestran que el talento se lleva en la sangre y que la complicidad que genera vivir familia es trasladable luego a un escenario. Escenarios que se ven inundados por las ondas de dos tipos sin nada que perder y con mucho que ganar, con perdón de Diego, pero estos tipos tienen cuatro manos de dios en su arsenal. El sonido conjunto de ambos no se aleja mucho del de grandes bandas con más componentes. A ello ayuda el uso abrasivo de la distorsión, un volumen lo suficientemente alto como para colapsar tus altavoces y por supuesto una apartado rítmico que funciona como un reloj suizo. Bueno, quizás falte el ingrediente más importante de la ecuación: la actitud.

Tampoco es que nos estemos enfrentando a uno de esos grupos simplones que viven a base de latigazos, Surfing Maradonas se han mostrado muy inspirados en sus composiciones y el material del que disponemos en Bandcamp demuestra que sus influencias se cuentan por miles. En este apartado, lo que más impresiona es su capacidad para plasmar sonidos diametralmente opuestos en según qué canción, y a la vez darles un toque homogéneo que las haga identificables. En sus canciones hay de todo, pero la sensación general es la de montaña rusa, en ocasiones subimos lentamente hasta una cima, para mantenernos en ella o bien para sufrir una caída que descargue nuestra adrenalina. Sus letras, que pueden aparentar no tener sentido, suelen tocar asuntos misteriosos como la mitología o los ovnis, con un toque ellos definen como criollo.

Hasta el momento tienen dos discos publicados, Mal Augurio y Holocausto Alienígena, al que se le unirá un tercero cuyo título no deja de ser sorprendente: Terrorismo Illuminati. Dicen los Maradonas que la idea es hacer una trilogía con elementos en común -algo que se atisba con facilidad cuando escucha Mal Augurio y Holocausto Alienígena– pero que muestre la evolución que han tenido a lo largo de este tiempo. Un hecho, que en las dos publicaciones citadas también se nota, ya que encontramos un sonido más definido, más fuerte y con mayor pegada.

A la espera de Terrorismo Illuminati y las seis canciones que contendrá, nos quedamos con las seis de Mal Augurio y las seis de Holocausto Alienígena. ¿Vade retro satana? Yo prefiero que me posea el ruido.

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