Sopa de cabra, uno de los grupos líderes del rock catalán in saecula saeculorum, celebraron un íntimo directo en Barcelona tras la publicación de su último álbum, Cercles, un concierto donde no cesaron la complicidad ni los grandes himnos


Gerard Quintana y su banda, o lo que es lo mismo, los míticos Sopa de Cabra, forman parte de ese especial y reducido grupo de artistas que no faltan ni en la radio ni en una fiesta mayor. Este año están de aniversario, y las 30 velas las volvieron a soplar el pasado 6 de octubre en un breve concierto en la más pura intimidad. 80 personas de todas las edades, símbolo de la heterogeneidad del grupo, nos reunimos en el estudio Toresky de Los 40 para asistir al evento que formaba parte del ciclo Los 40 backstage, lo más parecido a un concierto en el salón de casa.

Con una puntualidad inglesa, la cita comenzó hacia las siete de la tarde con los primeros acordes de ‘Sense treva’, uno de los temas de presentación de su último álbum: Cercles (2015). Algo más apoteósicas fueron las canciones de amor, esos clásicos que todo grupo tiene y que triunfan allá por donde van, como fue el caso de ‘El far del sud’, tema que relata una relación fantasiosa marcada por sentimientos extremos, y ‘Si et quedes amb mi’, otro derroche de amor y compañía.

Tras las primeras canciones, llegó la hora del paréntesis: ronda de preguntas. Estaban dispuestos a contarlo todo, y así desvelaron de dónde viene el nombre del grupo, una formación que tras haber cambiado varias veces de nombre desde sus inicios, cuando vieron que su proyecto iba en serio decidieron hacerle un guiño al satanismo y a los Rolling Stones, y adoptaron como modelo un álbum de la banda británica titulado Goats Head Soup (1973).

Después de resolver el misterio, volvieron a la carga con dos grandes éxitos: ‘El boig de la ciutat’ y ‘Camins’, quizá la canción estrella de la formación, un grito a atreverse a cambiar todo aquello con lo que estamos disconformes en nuestra vida y a ser valientes de emprender nuevos caminos, pero con la voluntad de hacerlo solos… “Mai no es massa tard per tonar a començar, per sortir a buscar el teu tresor… “.

Este empujón de valentía no se quedó aquí, y lo enlazaron con Cercles, uno de los singles de su último trabajo, publicado hace tan solo un año. Este tema presenta la vida como un círculo que cobra sentido con todos los que vienen y los que se van, y que recuerda que tú eliges cómo vivir tu vida, pero nada es eterno y todo se puede cambiar: “Pots passar pel món plorant, pots fer un pas cap endavant, res no és mai per sempre, es pot canviar“.

Después de esa tajante alternativa y de una nueva y breve ronda de preguntas, el tiempo se acababa y fueron a lo seguro, a aquella canción que no podía faltar, con la que se escuchaba más al público que al cantante: ‘L’Empordà’. No hay fiesta mayor en Cataluña donde no se entone eso de “Nascut entre Blanes i Cadaqués, molt tocat per la tramuntana…“, los primeros versos de dicha canción, o lo que es lo mismo, el desenfreno asegurado.

El concierto llegaba a su fin, y la canción elegida para cerrar la tarde fue ‘Sota una estrella’, un nuevo mensaje de optimismo que nos presentaba que no estamos solos y que siempre habrá alguien que se encuentre en la misma línea vital que nosotros. Los coros tarareados por el público  cerraron el tema y dieron fin a aquel evento intrínseco y familiar, donde la cercanía, la simpatía y los mensajes profundos que esconden sus canciones fueron el tema clave del setlist.

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