Seguimos en nuestra andadura por el FIB, una tercera jornada que a pesar de no ofrecernos una ruta tan interesante como la del viernes, teníamos el cabeza de cartel restante y una baja, Charli XCX.
Entramos al recinto alrededor de las 19:00 mientras escuchamos de fondo el sonido del escenario Trident, se trataba de Telegram, un grupo que podría pasar perfectamente como uno de los de antaño del rock clásico, pero con pocos cortes que merezcan la pena escuchar y sonando algo apagados, su imagen no los terminó de salvar. Si quieren tener una carrera musical firme van a tener que hacer algo más que eso.
Rápidamente nos marchamos al FIB Club para tomar otra dosis de Malasaña, Los Nastys alegraron esa calurosa tarde con su característico punk, hay que decirlo, pusieron patas arriba la pista. “Madrid está muerta y yo estoy en Benicàssim”, interacciones como esta y los curiosos comentarios del cantante al final de las canciones son esos detalles que pueden marcar la diferencia en un concierto.
¿A alguien le apetece un cóctel de distorsiones gallego? Triángulo de Amor Bizarro agruparon centenares de españoles y algún que otro inglés despistado frente el escenario Maravillas. Era la primera vez en esta edición que un grupo patrio tocaba a esa hora en el escenario principal, y no les fue nada mal, pues su gran repertorio de clásicos como ‘El Himno de la Bala’, ‘Amigos del Género Humano’ o ‘El Fantasma de la Transición’ que te hacían recordar que en un pasado también estuvieron ahí y cortes del último álbum encarrilaron un soberbio concierto. ¡Bendito ruido!
Nos sentamos un rato en el suelo para ver qué nos ofrece Katy B con su estilo R&B, y es que a pesar de su magnífica voz no encontramos nada que nos hiciera pensar que era un concierto a la altura de estar en el escenario principal. El directo estuvo acompañado de cuatro bailarinas que mantuvieron a flote el barco, pero que parecía más bien una actuación del talent show Factor X.
Seguidamente nos volvemos a plantar frente al escenario Trident, era otro momento de nostalgia. El concierto de los Manic Street Preachers no se desinfló en ningún momento y sacando la artillería pesada desde el principio, con un público que coreaba las letras como si llevaran toda su vida escuchándolas, desde ‘Your Love Alone Is Not Enough’ hasta ‘If You Tolerate This Your Children Will Be Next’. Las nuevas canciones también encajaron correctamente entre unos espectadores que tenían hambre de conciertos de este estilo.
En un principio teníamos en mente ver a Tachenko, un icono de la escena de Zaragoza, pero por otro lado actuaba Lily Allen en el grande, nada que ver en cuanto a estilos, pero tras las numerosas cancelaciones en la historia del festival decidimos acercarnos un rato por curiosidad. Nada más empezar el espectáculo con varios biberones a modo de decorado y una puesta en escena me vi incapaz de irme al FIB Club. En resumen fue un concierto divertido con unas coreografías apropiadas en el que la diva del pop nos enamoró con ‘Smile’, tema menos machacón de sus inicios, y los temas más actuales y comerciales.
Llegamos a el último cabeza de cartel del fin de semana, ese grupo que ha vuelto para dar algunos conciertos, The Libertines. Vemos salir a un Carl con su famosa e identificativa chaqueta roja, a un Pete con un sombrero peculiar (podría ser perfectamente el del sombrerero loco) y un fondo que hacía referencia al primer álbum de la banda.
Tal vez una de las pequeñas decepciones del concierto fue que se esperaba mucho más público, en las filas de atrás uno se podía mover con total facilidad y sin empujones, cosa que era totalmente imposible el día anterior con Kasabian, la gente esperaba más hooligans, vamos, un concierto como el de Hyde Park, pero nada más sonar los primeros acordes comenzó una lluvia de vasos de cerveza que parecía que no iba a cesar. Los chicos cumplieron sobre el escenario, tocando prácticamente toda su carrera, con un Gary que se atrevió a cantar el ‘Viva España’ y unos bises en los que Pete cautivó a algunos con Albion de su proyecto en Babyshambles.
Después de un sábado más relajado de lo esperado ya sólo podíamos pensar en lo que nos deparaba el último día del festival.
Fotos: Fernando Amorós