Royal Blood es un álbum corto y conciso. Lleno de espectaculares riffs y con temas con vocación de himno. Si bien las comparaciones con grandes grupos a veces pueden parecer exageradas, en esta ocasión parecen ser acertadas. Royal Blood lo tiene todo para triunfar.
Ya os hablamos de su hype, de su EP, y ahora es momento de que os contemos algo de su LP: Royal Blood. Royal Blood no es algo que no hayamos escuchado antes, se le pueden sacar parecidos tanto en la fisionomía de la formación, como en su sonido, sin embargo no dejan de ser novedosos en la escena actual, más por demérito de su competencia en que por sus trabajos hasta hoy, sin desmerecerlos ni mucho menos.
No es Royal Blood un álbum conceptual, estamos más bien ante una colección de temas liderados por tres que destacan sobre el resto: ‘Figure It Out’, ‘Little Monster’ y ‘Loose Change’. No estamos tampoco ante un LP largo, puesto que su duración supera por poco la media hora. Sí que se mantiene una línea de sonido regular a lo largo de Royal Blood, algo que demuestra que el camino elegido por el dúo tiene mucho recorrido aún. Encontramos trazas de heavy, de psicodelia, de metal y de blues, englobando todas estas influencias en el llamado stoner rock. Lo mejor de la corta duración del álbum es que no encontramos relleno, todo lo que escuchemos va a tener el mínimo de calidad exigible para un grupo que quiere ser referente en la escena.
La habilidad de Mike Kerr al bajo y como vocalista es envidiable, y Ben Thatcher es capaz de ejercer con maestría y con un punto de locura su cometido con la batería, forjando un sonido único y que cualquiera diría que inalcanzable para ser dos personas. Pese a las múltiples influencias de la banda, no esperemos grandes construcciones bizantinas, la virtud de Royal Blood se encuentra en su sencillez, en su capacidad para sonar bien con una batería y ese bajo modificado que hace diabluras en forma de riffs con vocación de himno.
Royal Blood son capaces de mantener la oscuridad y la melancolía en todo momento, incluso cuando se encienden. No estamos ante una fórmula nueva, ya los hemos comparado con Metallica, Muse, Japandroids o Queens of the Stone Age. Pero lo que sí que hay que reconocer es que las comparaciones no pueden apuntar más alto.
Al final no deja de ser el prometedor comienzo de una banda formada por dos chicos de Brighton con tanto futuro que asusta pensar hasta donde pueden llegar.