Crónica del último paso de Proyecto Waikiki por Maravillas Club el pasado 11 de febrero. Rockanrolla y fuzz al ritmo de Kurt Baker Combo y Texxcoco.


Flipamos, y flipamos más: ¡Nueva noche hawaiana repleta de guitarrazos a color e incandescencia rockanrollera! Proyecto Waikiki agita nuestra escena, la hace real y sublima el underground madrileño. Y es que, nos brindaron con un pletórico bolazo en la Sala Maravillas Club de los que se quedan mucho tiempo en la retina. Nada más y nada menos que el enorme Kurt Baker Combo acompañados de una gran revelación que se abre paso arrasando, Texxcoco.
Para empezar, la Maravillas adquiere siempre un ambiente cálido y festivo que sólo consigue el personal waikiker, no solo deferente con su fiel público, sino que de por sí, su propia filosofía de apoyo fáctico a las bandas, más emergentes o no, implica una atmósfera de camaradería entre músicos, organizadores, sala y público que es realmente honesta y envidiable. De ahí que no era de extrañar que Texxcoco abrieran el sarao, pues se trata de una banda que paso a paso se está haciendo con el corazón de sus numerosos nuevos seguidores y que, en plena gira de su debut discográfico, aterrizaron en los soleados escenarios del Proyecto Waikiki. Y lo hacían a lo grande, calentando a fuego el ambiente para el consagrado y espectacular Kurt Baker Combo.
Sin dilación, la chavalada canaria de Texxcoco arrancaban con una intro noise exquisita. Adriana, enfundada en su camiseta de The Pixies, y armada de su guitarra, canta con una voz dulce y potente a la vez en ‘Fire’. Desde este segundo tema, el repertorio cae como una ametralladora sobre el público, la gente sabe que está escuchando a una banda que va a dar mucho que hablar. Entonces llegan a ‘La nueva’ y se produce la primera eclosión de su vibrante concierto. Un auténtico temazo ultra-bailable, un cruce entre Yo la Tengo y Bikini KIll, interpretada a las mil maravillas y que desprende una adrenalina contagiosa imparable. De hecho, el micro no pudo aguantar y se desparramó, aunque el público ya entregado se lo aguantaba para que pudiera seguir cantando. Texxcoco consiguen que la gente participe emocionalmente de sus bolos, poseen una frescura innata propia además de su juventud.

‘Sunset Eyes’, avanzada ya su actuación sube un peldaño más la enorme intensidad de estos canarios indomables. Es el segundo corte de su recién estrenado discazo Psychonaut, y es pura esencia Texxcoco. Sus guitarras a lo Pavement introducen la canción que rápidamente convirtieron en una algarabía de guitarras indie de la vieja escuela haciendo de la sala un fiestón. Cabe destacar la rabiosa conexión entre las guitarras y la sección ritmica de la banda y su capacidad, a lo Hüsker Dü, de ser punks pero a la vez lo suficientemente melódicos como para alegrar los corazones de su público. Éste pedía más y más y lo tuvieron: ‘Larry’, temón sonic youthero con un bajo que nos llevaba a todos en volandas hasta pequeños orgasmos sónicos, con un interludio para que la peña descansara un poco, y un final entre la intensidad del grunge y la caña más punk. ¡Sólo había que ver las caras de la parroqui congregada en la maravillas, sudados y alegres!
El final de la actuación de Texxcoco, simplemente es inolvidable. La brutal ‘Pepper’, una melodía pop insuperable de la guitarra solista de Héctor se compenetra a la perfección con la de Adriana que acaba desgañitada en los estribillos punk y literalmente consiguen que la sala bote como un jodido balón de basket. Trallazo final con ruido del bueno a lo Big Black y Mudhoney, acoplando y dejando los instrumentos y pedales a su libre albedrío casi abandonados en el suelo tras esta orgía que nos han regalado.

No pudo haber mejor apertura para lo que vino después: Kurt Baker Combo, rock con afilada garra y absolutamente consagrado en los circuitos alternativos. Y es que no es para menos, dado el historial de discazos y conciertazos que lleva encima. De hecho, su última entrega en solitario fue el demoledor Play it Cool en 2015. Tras el se unió al combo con el que el pasado noviembre publicó su segundo trabajo: In Orbit. Pues bien, primer acorde, primera canción y la sala ya supura energía y candor. Estos grandes amantes de Los Ramones lo petan siempre y al llegar al ‘Baby’s Gone Bad’ la sala Maravillas ya es un fiestón loco de altura. Las guitarra de Baker y la solista suenan perfectamente sintonizadas en un temón de rock clásico pero con una brillante melodía que podía ser perfectamente de los punk-pop Stiff Little Fingers, mientras el bajo es puro hormigón armado, simplemente suenan perfectos. Tocan tan sincronizados que no tenían siquiera un set-list, ¡lo llevan en los genes! Sin tregua, atacan con su cover de ‘Stepping Stone’ de los Monkees, llevada perfectamente a su terreno, más rockero y punk. Empiezan así los conatos de pogo entre los fans, lo cual no pasa inadvertido para la banda que empieza a hablar en un español chapurreado con el personal ya entregado a la danza loca.
El climax llega con ‘Aorta Baby’, penúltimo tema del repertorio. Hard rock setentero pero con estribillos de fuerte pegada punk. Además, Kurt aprovecha para felicitar el cumpleaños a su solista y, sin respirar un sólo segundo, nos roba el corazón con ‘Don´t steal my heart away’, último trallazo emocional de la noche, con sus melodías que beben directamente de Teenage Fanclub, unos coros a tres voces simplente magníficos. La gente quería más, pero no hubo tiempo, no obstante, los congregados se fueron a casa con una sonrisa de oreja a oreja, incluido el remitente, y como ya es una mágica constumbre en las soleadas noches que nos regalan Proyecto Waikiki. Continuará…

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