El tercer capítulo de los musirrelatos nos arrastra al proceloso océano planetario a través del Toxicosmos. Un viaje lisérgico “en castillos de madera, de mercurio y de coral”.
Ilustración: Alejandro Díaz Paúl.
Texto: Carlos Andrés.
Cortos. Muy cortos.
(“He probado muchas drogas, pero ninguna tan dañina como tu desmemoria…”). Carlos, puede que Andrés.
(I)
– Eres muy bueno conmigo…
– Ya. Pero los buenos nunca se quedan con la chica.
(II)
– Antes tenías detalles bonitos conmigo. Como esta nota romántica que escondiste en el libro. Preciosa.
– Yo nunca te he dejado notas en los libros. Además, esa no es mi letra. Preciosa.
(III)
– La verdad. Cuando me miras así, no sé qué pensar.
– A mí me pasa algo parecido. Cuando piensas así, no sé cómo mirarte.
(IV)
– Nos conocimos en un concierto. Yo coreaba Caminamos por colinas/de cebollas y metal/por recuerdos de otras vidas/cosas que han pasado ya…. Ella me hacía fotos de perfil. Le pintamos bigote a la luna y no dejamos de brindar y besarnos hasta las 9 de la mañana…
– Me parece muy bien. Pero esto es un estanco, guaperas, y tengo a mucha gente haciendo cola.
– Lucky. Duro.