El pasado viernes 23 de mayo, tuve el placer de asistir a otro de los conciertazos que ha programado la Sala López de Zaragoza para su cuarto aniversario. Esta vez recibíamos a We are Standard que nos presentaron su Day (2013, Mushroom Pillow).
Pero antes de entrar en faena y para todos aquellos que no conozcan esta sala, les diré que en este tiempo se ha ganado un pedazo de nuestro corazoncito ukelero. Enmarcada en uno de los lugares privilegiados de la capital aragonesa, a orillas del Ebro, desde sus ventanales se puede ver a la perfección la Basílica del Pilar mientras bailamos al ritmo de la mejor música independiente y todo ello, con un bigote como emblema.
Muchas cosas buenas son las que pudimos disfrutar de este grupo bilbaíno formado por Jon Agirrezabalaga, Juan Escribano, D.W. Farringdon y Deu Txakartegi, ritmos que cobraron una nueva vida en su directo encarnados en los movimientos de su frontman, una invitación constante al baile entre canción y canción, un sonido cuidado que hizo las delicias de todos los presentes (o las presentes si hacemos caso del alto porcentaje femenino).
Ellos mismos definen su género en facebook como: “Glorious music in the search of light” y lo que sí que puedo adelantar es que fueron los culpables de que, al menos por una noche, encontrásemos esa luz.
Comenzaron con Sometimes bigger y Jesus in her eyes tal y como lo hace su Day y no se olvidaron de otros de sus grandes temas como Bye, bye, bye, Other lips, other kisses o 07:45.
La atmósfera mutaba con cada cambio de luces, con cada gesto, con cada golpe de batería, con cada trago de cerveza y se hacía más y más calurosa, más y más profunda y la gente bailaba más y más. Y llegamos al éxtasis justo antes de los bises con Can I count on you.
Un repertorio casi-perfecto que nos sorprendió puesto que, en principio, no incluía versión alguna de The Clash, pero que finalmente redondearon con Should I stay or Should I go now por petición popular .
Estos chicos saben como demostrar las ganas que tienen, la energía y el buenrrollismo que desprenden, quieren causar una gran impresión, y eso se agradece; en definitiva, quieren que el concierto nos cause un impacto que perdure y sintamos haber vivido algo importante y así fue.
Ojalá podamos repetir muy pronto, altamente recomendados.