La Secretaría de Educación Pública (SEP) suspendió las clases para los alumnos los días 1 y 2 de noviembre en varios estados del país con motivo de la celebración del ‘Día de los Muertos’.
El anuncio llega como confirmación de las vacaciones en las fechas mencionadas, ya que el calendario escolar sólo mostraba un día como festivo.
El gobernador del estado de Puebla, Miguel Ángel Barbosa, fue el primero en dar la noticia a la que siguieron otros estados: Yucatán, Baja California, Querétaro, San Luis y Estado de México.
El país se prepara para celebrar su tradicional festividad en medio de los elevados índices de inflación (los más altos en dos décadas) que han disparado los precios de diversos productos básicos.
Se ha observado un fuerte incremento del 17,6 por ciento en el gasto para el montaje de los altares como parte de la celebración, en comparación con el año anterior.
No obstante, el espíritu de las celebraciones sigue siendo alto, ya que la nación se prepara para honrar y dar la bienvenida a los muertos (que podrían notar un arreglo menos extravagante que su visita el año pasado).
“Los clientes compran confeti y papel de colores, además de velas, pero con la subida de precios sólo compran lo estrictamente necesario”, dice Ángel Varga, propietario del quiosco “Las Gueras” de la ciudad.
Día de los Muertos: una celebración de la vida
Las familias se reúnen para rendir homenaje y honrar a sus seres queridos fallecidos en esta colorida fiesta anual que tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre.
Altares ceremoniales decorados con brillantes caléndulas amarillas, fotos de los difuntos y las comidas y bebidas favoritas de los homenajeados son las ofrendas habituales que traen a los muertos de vuelta una vez al año y los reúnen con los vivos.
Hay horarios y ceremonias distintas para honrar a los espíritus de los niños, los espíritus de los adultos y los espíritus de todos los muertos entre las 12 de la mañana del 1 de noviembre y el mediodía del 2 de noviembre.
Lejos de ser un día de luto, es una ocasión muy alegre. Hay fiestas callejeras con música y bailes, procesiones de celebración con máscaras, marionetas y ropas coloridas, y el humor juega un papel fundamental en esta fiesta.
Los esqueletos que hacen todo tipo de locuras, como beber y bailar, tocar la guitarra u hornear un pastel, como forma de invitar al humor es un elemento artístico común en esta fiesta.
Escribir “calaveritas“, que son poemas ortas y divertidas sobre una persona viva y cómo murió, se comparten entre amigos y familiares e incluso se publican en revistas para burlarse de famosos y políticos.
Es un día poderoso para respetar a nuestros antepasados y ver la muerte como una parte más de la vida que debe ser recibida con una sonrisa.
¿Cómo se celebra el Día de los Muertos?
Las calaveras son el símbolo más icónico que se ve en casi todas partes durante la fiesta. Se exhiben calaveras pintadas con caras divertidas hechas de arcilla o caramelos. También son comunes las pinturas de caras con diseños de calaveras.
Las caléndulas son aparentemente los caminos que guían a los espíritus difuntos de vuelta a la tierra de los vivos. El atractivo color y el aroma de las flores ayudan a la conjura.
En el altar se colocan recortes de papel, velas, sal, agua, chocolate, calaveras de azúcar, pan de muerto y los alimentos y licores favoritos del difunto.
La tradición más significativa es la colección de ofrendas dedicadas al alma difunta a la que se honra. Se extienden hules de colores brillantes sobre una mesa en la que se coloca una colección de fotografías y objetos personales de la persona fallecida.
En la parte inferior del altar se colocan platos tradicionales mexicanos, incluyendo la comida y las bebidas favoritas del difunto homenajeado.
Las familias se reúnen para celebrar esta festividad con muchos juegos y celebraciones.
La historia de la tradición:
Los orígenes de las festividades del Día de los Muertos se remontan a los pueblos prehispánicos de México. Probablemente surgió de las prácticas religiosas de los aztecas.
El Mictlán, un lugar de ultratumba particular en el que creían los aztecas, es el destino final de los fallecidos por causas naturales. El Mictlán está gobernado por la diosa Mictecacíhuatl, representada por una calavera.
Para llegar al Mictlán, las almas debían completar un arduo viaje. Los aztecas hacían ofrendas de objetos útiles en los lugares de enterramiento de sus familiares para ayudarles en su viaje al Mictlán.
Esta tradición de ofrendas realizada por los aztecas precede a las Ofrendas realizadas durante el Día de los Muertos por las familias mexicanas en la actualidad.
Tras la colonización, estas tradiciones se cristianizaron y se incorporaron a las fiestas católicas de Todos los Santos y de los Difuntos, con las que coincide.