Hace un año el grupo madrileño Nostalghia publicó Nidos de Piel, un primer trabajo mayúsculo creado a partir de estados de ánimo y estructuras atmosféricas. Pese a las idas y venidas en la formación, el grupo ha encontrado su entidad y equilibrio. Tras la promoción de este disco, llegaba el momento del reposo y fue así como decidieron ofrecer a sus seguidores un concierto de ‘hasta luego’, un break hasta la publicación de su siguiente larga (previsto para este verano).
El pasado 10 de mayo la sala Moroder acogió en su subsuelo un evento acústico. Semi cuasi acústico. Nostalghia decidieron despedir a Nidos de Piel y para ello presentaron sus canciones en un formato alejado del que nos tienen acostumbrados. Pero no os equivoquéis, acústico no es sinónimo de flojera. Ni de moñadas. Quien tuvo, retuvo y los bajos de la Moroder, pudieron dar cuenta de ello. Cercana a la popular plaza de las Comendadoras, donde nunca sabes que te encontrarás en su superficie, se encuentra este garito donde tras una primera planta lounge se esconde una bajada a un mundo oscuro y multicolor a partes iguales. Los flúor de los diseños de las paredes iban mudando su color como si de una metáfora del futuro concierto se tratase. La sala estaba hasta los topes, contando con un público variopinto que en alguna que otra ocasión formó parte de las bases de ciertas canciones. Así, canciones como Mienten (dispara), Volver o Escriben, oyen, olvidan mudaron en otra piel gracias a este particular formato, además de regalarnos a los presentes varios temas que se incluirán en su nuevo trabajo. Ojo. Aviso a navegantes: no penséis que el acústico formará parte de sus próximos directos. Los botones se echaron en falta y una y no más, Santo Tomás.