El sábado 22 llegaba a la Riviera el Episodio III, y último, de la Guerra de las Lesbianas. Miles y miles de personas tuvieron el placer de acompañar a Love of Lesbian en sus últimos conciertos en la capital, y es que, como según anunciaron durante el show, se tomarán un merecido descanso en el 2015.

Al filo de las 21:00 el ambiente comenzaba a caldearse, su fiel público, que había agotado todas las entradas durante los tres días, estaba impaciente y cuando el humo y los neones rojos hicieron presencia en el escenario, los aplausos y vítores resonaron por toda la sala. Como nos tienen acostumbrados, la primera en sonar fue la instrumental “Tercero segunda”, y ahí llegó mi primer escalofrío. Desde hace algún tiempo, califico los conciertos según los escalofríos, como si de la escala Richter se tratase, porque en el fondo, lo que experimentamos al escuchar una canción son diversos sentimientos colisionando, como si fueran placas tectónicas, estos choques liberan una energía que se transforma en un temblor que te recorre la columna vertebral.

Ya con Love Of Lesbian al completo sobre las tablas arrancaba “La noche eterna” con el escenario envuelto por la oscuridad, aún teníamos por delante toda la noche y sin duda los catalanes querían hacer de ella algo eterno y sin fin. Comenzó una breve pero vertiginosa sucesión de canciones y de repente ¡pum!, “Noches reversibles”, me pilló a traición, tan al principio y tan bonita como siempre, entonces, y de manera muy previsible, apareció el segundo escalofrío, que me acompañó, sin dejarme ni un solo instante, a lo largo de toda la canción. Y así se fueron encadenando pequeños temblores provocados por “Wio” y “Universos infinitos”. Por fin llegó el momento cumbre, el epicentro, en el que volvemos al supuesto fin del mundo, ese “1999” que tan solo unos cuantos valientes son capaces de corear sin soltar una lagrimita y en el que por supuesto, un escalofrío me recorrió la espalda nada más sonar los primeros segundos, como si mi cuerpo me avisase de lo que esas notas musicales significaban, y 1999 se fue camuflando hasta convertirse en el “Por qué te vas”, quién iba a decir a Jeanette hace 40 años, que unos tal “Love of Lesbian” acabarían haciendo cantar a una multitud de jóvenes su mítica canción. Y si con estas dos bombas sentimentales no teníamos suficiente, los lesbianos hilvanaron con “2009, voy a romper las ventanas”, despidiéndonos, una vez más, de aquel año obcecado. Santi nos invitó a viajar a “Belice” para después volver al 2009, a ser vertical y transversal y a gritar aquel verso que durante tantos años persiguió a Balmes, ese cuchillo de plástico. Fue el momento de la primera colaboración de la noche, Xoel López, junto con Ricky F., uno a la voz y otro a la guitarra complementaron a la perfección “Un día en el parque”, en el escenario era palpable la admiración mutua, y esto se tradujo en la fusión con “Tierra”, canción de Xoel, incluida en su disco “Atlántico”.

El concierto dio un giro de 180°, cambié los escalofríos por un cosquilleo que te sube por los pies y que te impulsa a saltar y cantar como si no hubiera un mañana. “El amante guisante” abrió esta nueva etapa, en la que las risas, los disfraces y los chupitos de tequila fueron el denominador común. Con el hipnótico estribillo de “Algunas plantas” llegó el momento de asimilar que el concierto acababa, que ya tan solo quedaban un par de canciones. La primera fue “Domingo astromántico”, con las colaboraciones de Jorge Drexler y su bonito acento, y la maravillosa guitarra de Charlie Bautista. La encargada de cerrar el concierto fue “Oniria e Insomnia”, los primeros versos se convirtieron en un karaoke y la emoción del momento pudo con Uri, batería del grupo, quien no pudo disimular las lágrimas y menos aún cuando el respetable le dedicó un cálido y atronador aplauso. Con la canción terminada fue Santi quien no pudo reprimir el llanto.

Love Of Lesbian lo volvieron a hacer, aunaron ese sentimentalismo que tanto nos gusta con su humor tan particular; hubo momentos de risa, de protesta política, canciones dedicadas a Bárcenas y compañía y sobre todo, descubrimos el cuarto verso maldito de “Como yo te amo” de Raphael.

 

 

   Texto: Alba Montero

Fotos: Aída Cordero

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *