Patti Smith nos cuenta en Éramos unos niños como llegó a hacer de la música el eje de su carrera artística y la historia de su especial amistad con Robert Mappelthorpe


Arte, casualidades, suerte, talento, pasión y sobre todo amor son los ingredientes de los que se vale la madrina del punk Patti Smith para hacer el coctel más delicioso que los que somos aficionados a la lectura hayamos probado en mucho tiempo. Y es que ese amor en mayúsculas es la base sobre la que se sustenta Éramos Unos Niños, del que quieres saborear hasta la última página. Pero amor en su máximo esplendor, sin edulcorantes, en primer lugar, hacia el arte en cualquiera de sus expresiones y en segundo lugar, pero no menos importante, al que fuese su compañero el fotógrafo Robert Mappelthorpe.

Patti nació un Lunes y ese día la llama que solo tienen unos pocos afortunados en este mundo se encendió dentro de ella. La llama de la creación. Del día que Patti y Robert se conocieron no sabemos nada, solo que era Julio de 1967 y que desde entonces no se separarían. Y es que hay cosas que simplemente, están destinadas a ser.  Lo que sería: una amistad forjada en los tiempos en los que por el Chelsea Hotel se paseaban Janis Joplin, Leonard Cohen y en los que Warhol era el rey de Nueva York que duraría hasta el fallecimiento de Robert.

Eran solo unos niños cuando una chica les vio en Central Park y se empeñó en tomarles una foto porque estaba segura de que eran famosos. Patti y Robert no eran famosos, pero anhelaban llegar a serlo y sobre todo anhelaban el reconocimiento de su arte que eso conllevaría. Les llevó tiempo, algunos días pasando hambre y unas cuantas discusiones pero finalmente el golpe de suerte llegó. Tras probar con la pintura durante muchos años, una cámara fotográfica acabó en manos de Robert y ese fue el día en el que su destino tomó otro camino diferente a las artes plásticas. Lo que en un principio tomó como hobby se acabó convirtiendo en su pasión y aunque sus fotografías, de alto contenido erótico y homosexual fueron muy condenadas en principio, hoy es considerado uno de los mejores fotógrafos estadounidenses del siglo XX.

Fotográfia de Robert Mappelthorpe

Lo de Patti también fue una casualidad (si es que estas existen). Dedicaba sus días a escribir y a leer, especialmente a Rimbaud, pero tras hacer varias performances de poesía e intervenir en un par de actuaciones musicales con algunos amigos pensó que quizá ese podría ser su campo. Casi a la velocidad de la luz se formó Patti Smith Group, la poetisa sacó Horses (cuya portada es, por cierto, obra de Mappelthorpe) y ya sabemos todos lo que vino después. Su talento como letrista y la pasión,la rabia y la solemnidad con las que invadía el escenario en cada una de sus apariciones sirvieron de inspiración posterior para artistas como PJ Harvey o Sonic Youth.

Una tarde, íbamos caminando por la calle Ocho cuando oímos «Because the Night» sonando a todo volumen en un escaparate tras otro. Era mi colaboración con Bruce Springsteen, el single del álbum Easter. Robert fue nuestro primer oyente después de grabar la canción. Yo tenía una razón para eso. Era lo que él siempre había querido para

Ambos habían conseguido realizarse como artistas pero ni eso ni los muchos impedimentos que surgieron en el camino no consiguieron acabar con una amistad mucho mas fuerte que el paso del tiempo o de la memoria. Siguieron en contacto y cuidando uno del otro hasta que el destino quiso que la vida de Robert llegase a su fin en 1989. Pese a eso, hay vínculos que nunca se rompen y promesas que nunca se incumplen, ni después de la muerte. Y este es uno de ellos.

En definitiva,Éramos Unos Niñoses un cuidado e imprescindible manual que nos enseña lecciones de amistad y de superación. Un chorro directo de esperanza para todos aquellos que se sientan perdidos pero que tengan las firmeza de que han venido a este mundo con una misión o para ser algo, sea lo que sea. Porque la metamorfosis de niño a estrella es posible y al final, más tarde o más temprano todas las estrellas encuentran su lugar en el universo y lo mejor de todo: siempre acompañadas de otras.

 

 

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