Dos años tras la publicación de 2015 nos llega el tercer trabajo de larga duración de El Pardo, un álbum no del todo conceptual a pesar de llevar el irónico título ¡Europa SÍ!
Los primeros momentos de escucha de ¡Europa SÍ! podrían sorprender a un oyente familiarizado con el material previo de El Pardo: ‘Amor, pureza y salvación’ es lo más parecido a una canción pop que esta banda jamás haya escrito, en virtud de la delicadeza inicial de sus guitarras, abundancia de melodías, presencia de coros femeninos y hasta unas voces amorosamente dobladas en las estrofas. Estas novedades pronto conducirán a vías ya transitadas por el grupo pero la ampliación de su universo sonoro queda patente. En buena parte de su obra anterior, la función de los elementos instrumentales era simplemente vehicular los incendiarios textos del vocalista Raúl Querido. Y aunque la beligerancia de estos no ha disminuido un ápice, las canciones han ganado en matices que coexisten junto a la ya probada aspereza punk y una querencia por la spoken word que en absoluto han sido dejadas atrás. De este modo la propuesta gana en accesibilidad, con algunos temas capaces de sorprender a golpe de estribillos casi tarareables y definitivamente bailables como es el caso de ‘Dinero gratis’, la autocrítica ‘Skasta’ y la absolutamente fabulosa ‘PDRSNCHZ (NLNST)’.
Pero no nos engañemos: la razón de ser de El Pardo radica en unas letras que, lejos de limitarse a recoger ocurrencias tabernarias o vagas proclamas, son el fruto de una reflexión política de cierto calado. Algunas de las ya conocidas obsesiones de su autor continúan presentes en este álbum, muy especialmente la falacia neoliberal de considerar clase media a la clase obrera para desactivar sus reivindicaciones; o la necesidad de señalar a las élites de señoriales apellidos que ejercen notables cuotas de poder desde hace siglos. A pesar de todo, la crítica dirigida hacia personalidades concretas es muy mesurada y en su mayor parte no abandona lo humorístico, aunque a veces el calibre de las pullas desplegadas sea tan grueso como en la delirante ‘Un yerno ideal’. El Pardo reserva un odio menos adulterado para el mundo corporativo y el gran capital, ese poder fáctico al que hoy los medios de comunicación se refieren con el tímido eufemismo “los mercados”. Y pocas canciones ejemplifican mejor esta intención que la descarnada ‘Nestlé’, uno de los cuatro temas de su predecesor 2015 regrabados e incluidos en ¡Europa SÍ! a modo de apéndice.
En definitiva, ¡Europa SÍ! es un álbum que casi me atrevo a calificar de necesario en esta época en que vivimos. Habida cuenta de la creciente judicialización de los presuntos delitos de opinión en el ámbito musical, no sería extraño llegar a ver a El Pardo en los tribunales – si la banda adquiriera una notoriedad inesperada. Quizá baste con que se mantengan alejados de Twitter para eludir este destino: después de todo, no son uno de esos malévolos grupos de rap tan propensos a ofender a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.