Algo se notaba por las calles de Valencia, el sábado 13 la Sala Wah Wah iba a arder; y ardió. Las primeras chispas saltaron de las guitarras de Fanáticos y el incendio forestal vino con Mucho, cósmicos, Pidiendo en la Puertas del Infierno.
La cosmicidad estaba llamando a las puertas del infierno, que esta vez se materializaba en la Wah Wah de Valencia, mientras Fanáticos teloneaban a los reyes del cosmos. Entonces ellos, esos reyes, llámalos Martí Perarnau, Miguel de Lucas, Víctor Cabezuelo y Carlos Pinto; llámalos Mucho o llámalos Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, montaron a lomos de sus instrumentos para cabalgar a través de la cosmicidad durante casi dos horas de concierto.
Mucho venían con la intención de presentar Pidiendo en las puertas del Infierno, álbum que vio la luz a finales del pasado mes de enero. Pero lo de hacer el amor cósmico viene de más lejos, concretamente comenzó con la experimentación en El Apocalipsis según Mucho en 2013; y por ello a lo largo de la noche se fueron sucediendo canciones de estos dos trabajos y del EP Grupo Revelación (2014), con el que una vez más hicieron sonar su propia crítica al panorama musical actual.
Pero no fue su industria lo único que recibió dardos envenenados la noche del sábado en Valencia. También la sociedad y la clase política estuvieron en el punto de mira. Alusiones directas a la situación en la que el Partido Popular valenciano se halla inmersa, cambiando la letra de ‘Lustroso Alarido’; y también ataques generales a todos los que nos manejan de una forma u otra desde arriba con ‘Sucumbe el Universo’.
«Me siento poderoso cuando canto esta mierda», confesó Martí, «será porque yo sí sé hablar catalán en la intimidad». Sin duda, la mejor conclusión que se saca de todo esto es que realmente no es necesario que explique lo que lo gozan porque ya se es consciente al ser testigo de la locura que estos cuatro músicos desatan sobre el escenario. Quizá si esos artistas y bandas que desconocemos por qué son de renombre —desde un punto de vista musical—, se dejaran la piel allí arriba la mitad de lo que lo hacen los componentes de Mucho, la crítica de ‘Grupo Revelación’ estaría fuera de lugar; pero tristemente no es así y el reproche está justificado a la par que es necesario.
Eso era lo que el público agradecía en forma de aplausos y Mucho lo hacían de vuelta a partir de palabras entre canción y canción. Uno de los nombres más veces pronunciado fue el de Chimo Bayo, a quien daban las gracias por haberles regalado canciones de desenfreno y carpe diem como ‘La Larga risa del Emperador’ o ‘Como si no hubiera mañana’, temas motivadores hasta la médula con los que bailar al son de los sintetizadores. Pero también hubo lugar para baladas oscuras, concretamente para ‘Perro Negro S.L’, que hizo la sala pequeña hasta alcanzar el tamaño de una nuez y concedió el momento más íntimo de la noche, aunque sin que eso supusiera la pérdida ni del más mínimo ápice de energía.
Energía que volvió a hacer a los fieles bailar con la pieza que da nombre a su último trabajo y con el cierre de concierto, a cargo de ‘Nuevas Ruinas’ y la favorita del grupo, esa que si te descuidas un poco acabas derrotado en el suelo antes de que termine, en la que la batería logra ponerse al ritmo de los latidos del corazón y que es conocida como ‘Fue’.
Tras ver Valencia arder y sentir rebotar en el pecho la «instrumenal sensual y de follaca» que anunció Martí que se iba a producir, seguramente para algunos la única pega del concierto de Mucho fue el quedarse con las ganas al no tener a nadie con quien follar después.
*Foto de Rafa Adrián Ureña