La PAE (Plataforma de Adictos a la Escritura) organizó la segunda edición del Rock & Read, un festival desde abajo, un festival non-stop que combina conciertos de música de grupos emergentes, presentaciones literarias de autores y escritores y otras artes escénicas como el microteatro,  poesía,  shibari o magia.


A diferencia del año pasado, en esta segunda edición, se ha extendido la duración del festival (todo el fin de semana en lugar de un solo día) y se ha incorporado un breve espacio de tiempo entre actuación y actuación para fomentar la interacción entre el público y los artistas (esos diez minutos de tabaco y birra, la verdad es que saben a gloria).

El festival arrancó el sábado 28 de enero a las 12 del mediodía en la Sala Collective, situada en pleno centro de la Ciudad Condal.

El primer día estuvo centrado en presentaciones y charlas literarias, mientras que el repertorio del segundo día fue más variado.

David Arrabal y su novela autopublicada Sitra Athra (con las ilustraciones terroríficas de María Pizarro) dieron el pistoletazo de bienvenida. Relatos de terror, angustia y mal rollo inauguraron el festival.

La siguiente actuación fue una charla apasionante de la editorial Hermenaute, donde Luis Rueda, su director, y Javier Rueda, guionista, hablaban de Mutaciones en el cine y la literatura.

A las 13.40, Los aventureros de con corazón de escarcha mezclaron rock y poesía, crítica social y desamparo moral.

A las 15.10, Gemma Solsona, Greta Mustieles y Pati López hablaron sobre la importancia del género femenino en la literatura y la distinción de género (¿realmente existe una literatura femenina y otra masculina?)

A las 16.00, la Karlizería, con Karlos Kosas y Karlos Viadel pusieron el mundo del revés con su espectáculo irreverente, absurdo y canalla y 50 minutos más tarde, el músico Dino Ratso mostró sus letras políticamente incorrectas que, como él mismo reconoció, se quedan cortas ante la realidad de la sociedad actual.

Lo más impactante de la sesión fue el Shibari con Jordi Lucena, un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo ciertos principios técnicos y estéticos, y empleando cuerdas generalmente de fibras naturales. Un espectáculo hecho con clase, estilo y mucho, pero mucho erotismo. Para mentes perversas, o sea para todo el mundo…

La temperatura del Rock & Read se apaciguó un poco con la charla sobre las nuevas tendencias en literatura (aunque llevan muchos años dando guerra): el género bizarro y los microrrelatos con Hugo Camacho, director de la editorial Orciny Press y el escritor Sergi G. Oset.

La sesión continuó con Arkaiz León Muela, un escritor novel,  que nos habló de la crítica social en la literatura fantástica (o como poner a parir al mundo que nos rodea con un género poco convencional para hacerlo).

Siguió el espectáculo de Abra Cadabra que mezclaba magia y poesía con el Mago Lunio y Laia Sanjuán.

Y como todo día tiene una noche, el primer día del Rock & Read se cerró con la filosofía china y los maravillosos Cuentos del Tao (que nos hicieron añorar la época en que éramos solo niños y escuchábamos cuentos) con Gonzalo Zalaya y para cerrar, Borraz con Zeta y su acústico cargada de letras comprometidas, estilos variados y rabia ante una sociedad inmune al sufrimiento de los más débiles.

El día 29 empezó con poca gente y recital de poesía con Urban Poetry Session. Supongo que un domingo a las 12 de la mañana la gente está en misa y Dios es lo primero.

La siguiente actuación corrió a cargo de Julián Sánchez Camaraza y su charla sobre vampirismo. Un propuesta interesante con 37 años de experiencia.

Tras el descanso, el Rock & Read se animó con una charla sobre autoedición con Isaac Pachón, Alex Pler y Benjamín Recacha. En un mundo editorial saturado, ¿es una solución autoeditar tu propia novela? Para ellos, sin lugar a dudas.

La música volvió con fuerza con el grupo Incomunicados y su mezcla de sabores musicales. Mezcla de rumba, jazz y toques mediterráneos para un concierto que llenó el aforo y provocó que la sala casi se viniera abajo por los aplausos.

Las notas se detuvieron durante 50 minutos para dar paso a Manuel Gris e Iván Albarracín y su novela conjunta: La odisea de Pancho Himmler y Paco Klingon que hablaron de cómo crear una novela entre dos autores (algo poco usual en un desgastado mundo literario).

Skippy Jukebox dio el relevo con versiones de Nirvana, Metallica y canciones propias que dejaron con la boca abierta al público asistente. Como se puede ser tan joven y tener tanto talento, la verdad, para los que no tenemos ningún talento musical, es envidiable.

La música se detuvo para dar paso al espectáculo zombie de la novela Proyecto Madre, de Lourdes Hervella o como vencer a un zombie más listo que tú (no se trataba de un concursante de mujeres, hombres y viceversa). Todos sabemos que no son listos y los zombies sí.

Los Super Parkers, una banda que se define como  green-chilly-enchilada-sauce-indie-pop de toda la vida. Mezcla de sabores latinos y rock en épocas de muros y tonterías racistas.

Se acercaba el final y la compañía de Poblenou Pollos sin Cabeza, con Días estupendos de Alfredo Sanzol levantó grandes aplausos y carcajadas con su microteatro. Profesionalidad y originalidad en uno de los mejores espectáculos del festival.

Y para cerrar, como en la primera edición, Quebra2 y su rock acústico, poderosos que alternaba versiones espectaculares de ‘Billy Jean’ de Michael Jackson y ‘Dónde habita el olvido’ de Sabina con temas propios de impagable factura.

Lo mejor del Rock & Read: la variedad de actuaciones, el poder disfrutar de escritores, músicos y artistas sin renombre, pero con mejor calidad que algunos consagrados y la posibilidad de adquirir discos, libros, etc.

Lo peor del Rock & Read: el egoísmo de algunos. Algunos asistentes iban a ver a los suyos y se iban sin preocuparse de nada más. La afluencia de público fue irregular. Algunas actuaciones llenaron, otras se quedaron a medias y algunas no trajeron a nadie.

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