Noche de Fantasmas con Los Nastys es una oda a la vida, esa película de serie b que protagonizamos a lo largo de nuestra existencia con más o menos éxito.


El álbum Noche de Fantasmas con Los Nastys es de serie b y esto no implica que pierda ni un ápice de calidad. La suciedad, la confusión, la locura, el desgarro y la duda son sustantivos tan humanos como otros más agradables y placenteros para nuestra mente. De hecho, uno puede ser realmente feliz conviviendo con ellos, no queda otra. Ahí tenemos la televisión, el alcohol o la comida basura, agentes que según nos cuentan, contaminan nuestra vida si los consumimos en exceso. En contraposición, no podemos olvidar que también sirven de anestésicos frente al paso de los días, aunque sea en formato placebo. ¿Quién no es feliz desayunando pizza mientras ve la teletienda tras haber tenido una salida etílica? Los Nastys tienen mucho de esto en música, y con esto me refiero -sin tapujos- a la decadencia. Reconozco que me resulta fascinante el retrato que la banda hace de esta. No hay otro grupo capaz de retratar tan bien esta situación, ninguna. Las habrá más divertidas, más salvajes, y en definitiva, también más vacías. Noche de Fantasmas con Los Nastys es un salto de calidad definitivo en la corta historia del grupo, que se ha arrojado a la piscina de la larga duración con un excelente resultado. El que quiera seguir la estela de Los Nastys que se meta en el cerebro este disco. Si sobrevives, podrás disfrutar viendo como brillan en el horizonte. Probablemente algún día se acabarán consumiendo a sí mismos, pero mientras tanto eclipsarán a todo aquel que ose desafiarlos.

Cuando lanzaron ‘Never Digas Never’ no me esperaba este elepé. Pensaba que iba a ser otra aproximación en un tono más o menos socarrón a lo que es la vida, sin embargo, una vez escuchado el conjunto, he advertido una madurez salvaje. Quizás ni los propios Nastys sean conscientes de esta madurez, de esta habilidad para hacer que los que somos de su generación nos veamos reflejados en su música. No me refiero a las letras -que también- sino sobre todo a los pasajes instrumentales que han construido. En ellos se recrean como nunca, haciendo honor al nombre del trabajo, con guitarras pasadas por la licuadora del reverb, un bajo magistral, y una batería bien dominada por Luli, que consigue mantener vivo el espíritu salvaje, y cohesiona el conjunto. Es imposible no mencionar llegados a este punto el espectacular intervalo instrumental de ‘Siguiendo al Coyote’, que describe lo que es una mala noche. Una de esas en las que tienes lagunas, en las que las tinieblas se entrecruzan con tus recuerdos, pero de la que has salido vencedor. Al fin y al cabo vives para tratar de recordarlo. En ‘El Sanguinariamiento’ ahondan en el concepto, sumando profundidad a través de un minutaje que supera ampliamente los cuatro minutos. ‘Tigre Adolescente’ termina por cerrar un buen tríptico con un concepto musical común. No es casualidad que te salgan tres canciones así, hay que ser conscientes de que no es producto del azar, es algo que llevan dentro y que les sale de forma natural.

La versatilidad también es una constante en esta Noche de Fantasmas. ‘No Hay Amor en las Calles’, el segundo corte, es más ligero en las guitarras, dejándole el protagonismo a otra -una más- brutal línea de bajo de Omar Montalvo. El final, casi psicodélico, cierra una canción de auténtica locura. ‘Olrait!’ acelera tímidamente, retratando un día de asquerosa rutina con la agradable alegría que habitualmente transmiten los hermanos Basilio. En ‘Baby’ aparecen Los Nastys más lentos, esos que demuestran la espectacular evolución, cada vez más rico en matices. También ponen sobre la mesa su capacidad innata para usar de forma acertada los coros, y sobre todo su don para componer himnos con estribillos que cantan cosas como: “porque yo quiero vivir y no morir sin ensuciarme”. Mensaje captado. ‘Parlamento Elegante’ recupera el ritmo trepidante e invita a quemar suela y a poguear. Que las lecturas profundas no nos alejen de la diversión, porque este álbum está hecho para sudar con él en una sala de mierda. Uno de los ingredientes básicos en la obra de Los Nastys es el surrealismo, y en ‘Encantamiento Bajo el Mar’, lo provocan a base de drogas, que legales o no, son una realidad que no va a desaparecer nunca. A estas alturas nada parece tener sentido, y pese a todo, encaja. ‘Hacienda’ recita que “es conveniente follar en casa la calle está cara”, no tenemos dudas acerca de ello, ni de la actitud punkarra del cuarteto. La única cuestión al respecto es cómo surgió el nombre de la canción, aunque intuyo que hay misterios que es mejor no conocer, dejemos volar la imaginación. Hemos llegado al final, donde cierran con ‘La Lenta’, donde Los Nastys se ponen sentimentales y autobiográficos. A lo largo de toda la canción expresan los temores que han asaltado a generaciones y generaciones: “quiero ser recordado”. Sí, recordado, sin descuidar que también “quiero pasarlo bien”. De nada sirve aparentar grandilocuencia si en el fondo no te has divertido. El instrumental vuelve a ser aquí una carta ganadora, con otra línea de bajo brillante, instrumento que es capaz de plantarle cara dos buenas guitarras.

Drogas, alcohol, sexo, relaciones rotas, rutina… Hacer a la juventud actual portadora única de estos avatares es una idiotez, pero la decadencia sostenida a la que nos vienen sometiendo no está ni mucho menos alejada de la que propició el nacimiento del punk. Lo verdaderamente alucinante es que en nuestros días la población está mejor vacunada contra la miseria que hace cuarenta años: el fruto del progreso. Cualquiera diría que hemos aprendido a ser felices con ella, como cerdos revolcándose en su propia mierda. A mí, el producto sonoro que han elaborado Los Nastys para su Noche de Fantasmas me representa. Es casi desagradable, es encantador, es millennial, es inspirador. Por último, solo queda reconocerles el acierto en su profecía:

Los tiempos cambian, los Sex Pistols sacaron un LP, nosotros sacamos EP’s hay que ir al revés, pero sí habrá un LP para dominarlos a todos.

Este LP va a dominarlos a todos, y su espíritu nos perseguirá todas las noches de nuestra vida.

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