El Teatro del Arte es uno de esos rincones privilegiados de Madrid en donde se puede disfrutar de un concierto de tu a tu, no hay escenario, no hay zonas más subidas que otras, artista y público se encuentran en un mismo nivel, el ego elevado queda relegado al espacio común donde, quien se pone frente al espectador, tiene que demostrar su talento sin que exista ningún elemento físico que le mantenga por encima. Si a esto se le une el buen hacer que desde SON Estrella de Galicia están demostrando para llenar los pequeños escenarios del país, con artistas cuya calidad es indiscutible, se obtiene una bomba musical de la que ojalá pudiera disfrutar todos los días. Aunque la rutina cotidiana reduzca mis posibilidades de asistir a eventos como este, de vez en cuando un oasis en ese desierto diario aparece, esta vez se materializó en forma de talentosa artista catalana muy difícil de clasificar en un solo estilo, y no creo que ella quiera ser encasillada.

Con cerca de una hora de retraso comenzó el concierto, con respecto a la hora programada. Cinco músicos ocuparon sus respectivos lugares y comenzó uno de los inicios más extraños que he visto en un concierto, uno de los músicos agitando un tubo del que…sorpresa…¡salía música! y además, ¡música coherente!…la noche prometía…

Tras esta singular introducción saltó al centro de la composición la estrella de la noche, María Rodés, con un tocado a base de flores rojas y negras, un portento tan prodigioso como sutil, sin demasiados aspavientos desencadenó la sirena que llevaba dentro, ese animal mitológico que nos dejó a todos hipnotizados sin dejar de mirarla y escuchando muy atentos (como de hecho ella misma advirtió:”estáis muy calladitos todos, muy monos“). Aunque estaba rodeada de cinco músicos (guitarra, batería, bajo, guitarra clásica y un multinstrumentalista: tubos, vientos, platillos…) consiguió que toda la atención reparara en ella. Es increíble cómo ha recogido un género tan versionado como la copla y ha devuelto un disco que, si bien se trata de una complicación de temas copleros muy conocidos, suenan nuevos y diferentes en sus labios y en su música. Pero no solo nos deleitó solo con temas de su último disco, “María canta copla”, también pudimos disfrutar de temas de “Sueño triangular” (2012) y de “Una forma de hablar” (2010). ¡Incluso se atrevió a cantar en chino!, haciendo gala de su sentido del humor nos regaló unos cuantos chascarrillos, incluyendo aquel que hacía referencia a su canción Lejos de Pekín comentando que “los que sepáis chino entenderéis la parte en chino, y los que sepáis castellano, la parte en castellano“.

Con Tres puñales daba por finalizado el concierto, sin embargo alguien del público mostró sus duda en alto preguntando “¿no será cierto, no?“, y María tuvo que dar pistas sobre el devenir del concierto con un “en teoría es la última…en teoría...”, mientras movía los hombros en un gesto cómplice. Efectivamente no era la última, aun quedaba un bis compuesto por tres canciones, Escondite, Marinero de la barca (en la que pudimos disfrutar del coro de “rudos marineros guapos” que no eran otros que sus músicos) y, finalmente, y muy a nuestro pesar, Una forma de hablar.

Tras casi hora y media de concierto esta artista catalana que va, aparentemente, de puntillas pero demuestra su pisada firme cuando se coloca su guitarra y canta, nos mantuvo obnubilados y, finalmente, deseosos de una nueva visita suya.

Aquí más fotos.

SETLIST:

 

Intro

Flor del mal

El día que nací yo

Transiciones

Anabeluna

Desorden

Haz lo que te de la gana

A lo mejor

Qué fácil

Manos vacías

Lejos de Pekín

Mirail

Ay, pena, penita, pena

Agua que no has de beber

Tengo miedo

Tres puñales

 

 

Escondite

Marinero de la barca

Una forma de hablar

 

Texto y foto: Aída Cordero Domínguez

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