Tras varias canciones, Marcos hacía una parada, para explicar que estos últimos conciertos, se los están tomando como una fiesta. Agridulce, por el adiós de La Sonrisa de Julia, pero fiesta al fin y al cabo.


Pues bien, eso fue lo que consiguieron transmitir a lo largo del concierto. El ambiente festivo de una noche que se sale, en los que tienes momentos para estar más arriba rodeado de tus amigos, en los que decaes para llamar a tu ex y en los que lloras que no te lo haya cogido. Eso fue el concierto que ofrecieron. Subidas y bajadas continuas de estados de ánimo, hacer que el público pasase del silencio más riguroso, a corear cada palabra de la canción. Hicieron pasar del llanto a la enorme sonrisa en numerosas ocasiones y un aplauso infinito les acompañó a la despedida.

Once años de carrera son muchas canciones, y lo que está vez ofertaron al público fue un “grandes éxitos” en formato trío acústico. Las canciones que todo el mundo ha escuchado de La sonrisa de Julia, y que a lo mejor no se vuelven a escuchar en directo ya que esta, está siendo la gira de despedida del grupo cántabro.
‘El viaje del sonámbulo’, fue la la elegida para comenzar, y qué gran acierto. Así, se fueron sucediendo canciones como ‘El hombre que olvidó su nombre’, ‘Luces de Neón’, ‘Extraño’, ‘Muévelo’ o ‘Euforia’.

Entremedias, alusiones a la crisis y agradecimientos por haber pagado una entrada estando como están las cosas. Y sí, será un tópico, pero se agradecen esas palabras. Y dinero bien invertido por casi dos horas de concierto con un repertorio precioso y momentos inolvidables.

Tras la despedida de rigor para proceder al bis, Marcos se queda solo en el escenario, y procede a pedir silencio. Desenchufa la guitarra y se aparta del micrófono. Y hace ‘Grito’, él solo, desenchufado, con el público más callado que he visto en mi vida, y con los ojos como platos, admirando el gran chorro de voz que tiene. Tras este momento, un aplauso infinito bañó la sala, un aplauso que no encontraba su fin, y esque fue un momento precioso.
Raúl vuelve al escenario para acompañar ‘El Instante’, canción en la que pide olvidarse de los teléfonos, de las cámaras, disfrutar del momento y olvidarse de lo que pasará en media hora.
Y proceden a despedirse con ‘Loco’ y ‘Puedo’, y la reincorporación al escenario de Mario. El público entregado que pide más, aún sabiendo que es el final.

El Gran Café de León, se llenó de personas que con una sensación agridulce se despedían de La Sonrisa de Julia, esperando que la despedida fuera tan solo una broma. Pero no. Tomémoslo como un hasta luego.

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