El festival Tomavistas se ha concebido como un festival gourmet, muestra de lo mejor del panorama musical español y principalmente del madrileño. No es raro que para tal evento se eligiera un recinto peculiar, el Hipódromo de la Zarzuela (Madrid). Los organizadores había dispuesto dos escenarios, el Gonzoo y el principal, el Tomavistas, aunque sin ninguna intención de discriminar a los artistas sino como forma de dar dinamismo al festival gracias a la alternancia entre los mismos.

Aunque suene a peloteo, no lo es, es de justicia decir que es uno de los festivales en los que más a gusto me he encontrado, un entorno difícil de superar en comodidad, comida y bebida a precios asequibles y una organización impecable (desde sitios de sobra para aparcar a buses y taxis perfectamente coordinados). Lo único que eché en falta fue una zona de prensa.

El viernes 18 creo que tomos dimos gracias de que el cielo se encapotara y no hiciera excesivo calor. A pesar del horario tempranero el cuarteto Tigres leones salieron al Escenario Gonzoo dispuestos a romper el hielo, dejándonos con ganas de más con su éxito “Baila”. A las 17h hacían su aparición el grupo madrileño Cómo vivir en el campo inaugurando el Escenario Tomavistas con sus guitarras surf enseñándonos cosas como el “Amor y pedagogía”.

Sobre las 17.30h el Escenario Gonzoo acogía el rock canalla e intimista de los madrileños Coraje. Sin apenas respiro salían al Escenario Tomavistas uno de nuestros grupos murcianos favoritos, Perro, con sus cuatro componentes multiinstrumentistas y su música rabiosa y llena de humor, tocando una de mis canciones favoritas, “El Ecco y el Equiseto” que aun hoy siguen sin decirme de qué trata.

A las 18.40hm con algunos problemas de sonido, saltaban al Escenario Gonzoo mis paisanos zamoranos (la que escribe es nacida en Benavente, Zamora) El lado oscuro de la broca, con su sonido entre el pop y el shoegaze cuyo intimismo desatan en directo con una gran potencia.

A las 19.10h en el Escenario Tomavistas aparecía uno de los platos fuertes del festival, los también madrileños Nudozurdo con su capacidad para llenar de emoción y crear una atmósfera asfixiante a veces, con unas letras y una voz capaces de taladrarte el cerebelo y no dejar que tu conciencia te deje dormir. De nuevo en el Escenario Gonzoo los madrileños Jack Knife, finalistas en el concurso Rock Villa de Madrid en su Edición número 35, la correspondiente al año 2013, demostraron con su enérgico pop rock muy cercano a The Beatles, salvando las distancias, el por qué de su éxito.

El Escenario Tomavistas era un polvorín y tras Nudozurdo salían, a las 20.30h Triángulo de Amor Bizarro, unos habituales de los festivales patrios, unos gallegos que no paran de cosechar éxitos, demostrados, sin duda, por su eléctrico directo con shoegaze y distorsiones capaces de transmitir lo más visceral de su punk rock, repasando las canciones de su “Victoria Mística” (2013) y “Año Nuevo” (2010), no se qué tal se tomarían que les cortaran su actuación en el escenario (habían empezado con retraso por problemas con el sonido).

Tras ese derroche de energía nos fuimos al Escenario Gonzoo, allí, a las 21.20h Edredón, procedentes del madrileño barrio de Carabanchel, no dejaron que se nos bajara la energía y su krautrock electrónico envolvió con temas como “Querido Pedagogo”, que ya tiene su videoclip. El Escenario Tomavistas se llenaba de nuevo de otro plato fuerte, León Benavente comenzaba su actuación a las 21.50h con su puesta en escena sencilla pero contundente y sus letras sinceras, dejándonos joyas como “Ser Brigada” o “Estado Provisional”.

Cómo se notan las tablas cuando el cantante se cayó en el escenario y, de manera improvisada, cambió la letra de “Rey Ricardo” por: “Soy el Rey Ricardo, y a veces me caigo”. Casi sin poder respirar, otros madrileños, Fira Fem subían al Escenario Gonzoo con sus sintetizadores y su electrónica suave, etérea y fiestera, tocando los temas de sus discos “Aedificatoria” (2012) y “Fira Fem” (2013). 

Los pamplonicas El columpio asesino eran los encargados de cerrar la actuación del Escenario Tomavistas demostrando que están fuera de las corrientes musicales, sin dejarse influir y manteniendo su estatus de banda oscura, presentando su último disco, “Ballenas muertas en San Sebastián”, un reto difícil después de que una canción de “Diamantes” (2011), su anterior disco, se haya convertido casi en un himno generacional. Sí, por supuesto que nos deleitaron con Toro, aunque hay que decir que su último disco suena increíble en directo, mucho más enérgico que en el CD.  

Pau Roca, de La Habitación Roja, en su faceta de DJ fue el encargado de cerrar la primera jornada del Festival Tomavistas.El sábado amaneció nublado y con bajada de temperaturas, aun más ideal que el día anterior. Creo que no existe una banda mejor para abrir esta jornada del Festival Tomavistas a las 17h que Fuckaine y su energía rockera en el escenario.

El Escenario Gonzoo era inaugurado por Baywaves una apuesta por la psicodelia electrónica que ellos llaman “hipnopop”, quizás no era la mejor opción para esa hora, pero sin duda lograron hipnotizarnos.  A las 18h en el Escenario Tomavistas hacía su aparición el grupo madrileño Pasajero, con sus notas de pop rock producidas nada más y nada menos que por el gran Manuel Cabezalí.

A las 18.40h en el Escenario Gonzoo tocaba el turno de los manchegos afincados en el barrio madrileño de Malasaña, Los Wallas con su rock and roll canalla y garajero eran la mejor opción para pasar los altos grados de temperatura.  Con el pabellón muy alto a las 19.10h le tocaba el turno al rock rotundo y setentero de Mucho en el Escenario Tomavistas, que no realizó una de sus mejores actuaciones, hay que señalar el mérito de Martí, el cantante, para salir con sombrero con ese aire que hacía.

Otros madrileños, Being Berber, tomaban el relevo en el Escenario Gonzoo a las 20h haciéndonos bailar con su electrónica cercana al pop. Ese huracán que son The Right Ons saltaron al Escenario Tomavistas a las 20.30h para hacernos vibrar con ese rock que es una apisonadora en directo, para presentar su último álbum, “Volcán”, y recordar otros temas de sus anteriores discos.

A las 21.20h el Escenario Gonzoo se vestía con el rock sincopado de Atención Tsunami, dándole más importancia al ritmo que a las guitarras. En el Escenario Tomavistas, a las 21.50h subían Guadalupe Plata desde Úbeda para llenar el Festival de blues y rock americano.  Las complejas armonías de BeGun y su experimentación electrónica dieron paso al Escenario Gonzoo.

A las 23.20h comenzaban la actuación los catalanes Sidonie en el Escenario Tomavistas, demostrando por qué llevan tantos años ininterrumpidos en este negocio y presentando su nuevo disco, “Sierra y Canadá”, sin olvidar grandes temas de sus anteriores discos como “El incendio” o “El bosque”. La responsabilidad de cerrar el Festival la tuvo un DJ habitual en el madrileño local Tupperware como Adrián LeFreak, poniendo la guinda a este novato festival.

Quiero desear que esta haya sido la primera, de muchas, ediciones del Festival Tomavistas.

Aquí podeis ver el álbum completo de fotografías.

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