Mario Cobo es uno de los guitarristas de rock´n´roll más influyentes del país. Desde liderar los míticos Nu Niles, a guitarrista de Lazy jumpers o Mambo Jambo. Sus colaboraciones con auténticos pioneros del rockabilly es extensísima (Glen Glenn, Dale Hawkins, Joe Clay etc), y en la actualidad es guitarrista y co-productor del propio Loquillo. Busca las raíces en sus Los locos del oeste a la vez que defiende su trabajo en solitario Burning Daylight (Sleazy Records). Y sí, lo voy a entrevistar.


Entrevistar a Mario Cobo, se me hace extraño incluso citar el apellido, me parece del todo original. Que mejor manera de estrenarme en El Ukekele con una entrevista a algo más que un amigo, a algo más que un compañero de viaje. Un año concreto, hará unos treinta y cinco años, el azar nos hizo coincidir en la mismo punto del mapa, punto en el que yo sigo una vez colgada la capa de peregrino (que no así el bastón), y de dónde él huyó hace poco, no sé si con la vista cansada de contemplar el mismo skyline, una y otra vez, en el horizonte, o por el mero hecho de refugiarse en un islote con vistas al desierto, o a ese Mediterráneo un poco menos hotelero. Podría transcribir cualquier conversación con él. Incluso las que no tienen nada que ver con la música. O incluso las que tienen que ver con la música y no deben, por el momento, ver la luz. Pero me dedicaré a transcribir lo que al lector-fan debe incumbir. Él me atiende al otro lado, lo hace siempre, sea para tratar un tema importante, un asuntillo superfluo, o como en el caso que nos ocupa, para esta entrevista. Intentaré ser profesional. Que no flote en la superficie de la pantalla el compadreo, y aparcar la amistad por un rato. Aparcar la admiración… Es imposible.

Tío, estás tocando con Loquillo. ¿Qué se siente? Hablo de si te observas desde el prisma de un Mario Cobo de catorce años.

Jajaja, pues si con esa edad me lo cuentan no me lo hubiese creído. La vida da muchas vueltas y hacía años que mi camino se había alejado incluso de su música. Un día recibí una llamada suya diciéndo que quería quedar conmigo y me propuso trabajar en Código Rocker. Por supuesto la idea me encantó desde el primer momento. Eso fue un año antes de grabar el disco. De ahí pasamos a conseguir un número uno de ventas en España, a una gira de presentación triunfal y luego me propuso quedarme en su banda.

Código Rocker fue como la guinda a toda la trayectoria de Nu Niles. ¿El fin de una etapa y el comienzo de otra? 

Totalmente, el Loco me dijo que ese disco lo podía grabar con quien yo quisiera y pensé que lo ideal sería hacerlo con Nu Niles y cerrar la historia de la banda con un disco que hiciese ruido y una buena gira para disfrutar y recordar, tal y como resultó. Una especie de fiesta de fin de curso. Llegó en un momento en el que necesitaba un cambio como persona y como artista y todo esto me sirvió para coger fuerzas y hacer un break para pensar tranquilamente en cual sería el próximo movimiento. Así que puedo decir que el comienzo como tal aún no ha llegado. Estoy trabajando en ello.

Y, además, entraste en la banda de Loquillo, ya no solo como guitarrista, sino como co-productor, tarea compartida junto a Josu García. Responsabilidad que te habrá aportado un bagaje quizá diferente al que ya arrastrabas. ¿Estás produciendo a alguna banda? Y, ¿tienes proyectos en lo que se refiere a este ámbito? 

El Loco me ha demostrado ser un tipo que pese a su posición, otros con menos son mucho más conservadores, le encanta arriesgar. Se la jugó conmigo proponiendo que yo fuese el productor de Código Rocker y me presentó a Josu García para trabajar en el estudio. La unión  de los dos, de momento, nos ha llevado a dos números unos en España que son unos resultados bastante buenos. Josu tiene una experiencia espectacular, ha producido muchísimos discos y nos complementamos en muchos sentidos para conseguir un buen equilibrio. Con Código Rocker no sentí una presión especial ya que era un disco que de salida nos planteamos incluso la auto edición ya que no teníamos muy claro que Warner estuviese interesada. De hecho, ni siquiera sabían que habíamos entrado en el estudio de grabación hasta que les invitamos a las mezclas. Cuando comento lo de los números unos espero que no mal interpretes, no quiero sonar pedante. La idea de conseguirlo nunca estuvo entre mis objetivos ya que mi carrera siempre ha estado centrada en otros caminos menos comerciales, pero tiene su importancia ya que estamos hablando de proyectos bastante más arriesgados que con los que tenía que competir el Loco cuando salieron esos discos.

Este año he trabajado en dos producciones, Malacara & Wilson Band y Red Rombo. Me encanta producir pero me gusta hacerlo cuando tengo el tiempo para estar tranquilo y poder dedicarle así el tiempo y dedicación que merecen los proyectos. Siento mucho respeto por la gente que va a grabar un disco, es mucho trabajo, dinero y tiempo invertido. Hay que tratar siempre de conseguir lo mejor que se pueda.

Una de esas cosas que pueden pasar desapercibidas, pero que me muero por conocer, es ¿cómo es el proceso de musicalizar un poema como el ‘Rusty James’ del gran Zanón y encima hacerlo con él al lado? 

‘Rusty’ es un poema de Carlos Zanón que aparece en el libro Rock and Roll (66Rpm), que Loquillo me pidió que adaptase. Quedé con Carlos un par de veces para hablar del tema y al cabo de unas semanas le envié una primera demo bastante parecida a la versión final. Él acabó de ajustar la letra a la melodía y el ritmo. Da gusto trabajar con un escritor como él, me siento muy afortunado de poder trabajar con gente de este nivel.

Otra de las cosas que han llamado mi atención, durante vuestra reciente actuación en el Teatro Real de Madrid, fue el hecho de utilizar el steel guitar, no ya solo en temas que lo puedan requerir, sino en poemas musicalizados, como el ‘La Vida Por Delante’ del poeta barcelonés Jaime Gil de Biedma. ¿Crees que una de tus aportaciones, a lo que yo diría primera división, es precisamente el steel guitar?

En una banda con tres guitarristas pienso que mi mejor aportación puede ser la variedad de registros al incorporar el Steel o la guitarra barítono. A mí me encanta tocar el Steel, así que me hace muy feliz poder hacerlo delante de tanta gente cada noche.

¿Estamos llevando el espíritu de los Speedy West o Santo and Johnny a la primera línea? 

¡Jajaja! Pues ojalá. Se trata de que no se apague la llama y transmitir las raíces de esta música que tanto nos gusta.

Uno de los temas que siempre han ido bajo tu brazo es ‘El crujir de tus rodillas’, tema que ha evolucionado desde sus inicios sin perder su génesis «…las cintas están grabadas». ¿Este tema ya lo ha dicho todo? O ¿nos van a crujir más veces las rodillas?

Ni idea. Aprendí hace tiempo que una vez que muestras una canción al público la canción deja de ser tuya. La gente decide si ese tema sigue vivo o no. El autor puede trabajar para que sus canciones sobrevivan el máximo tiempo posible pero nunca tendrá ningún éxito si no sobrevive de forma natural. El caso de “El crujir de tus rodillas” es curioso porque después de haberla grabado en una maqueta, diez años después en un concierto había gente pidiéndome que la tocara, con otra banda diferente, así que la grabamos con Nu Niles y resultó un éxito underground tanto en España como en México. La grabamos de nuevo en el disco Código Rocker así que parece que de momento sigue su camino. Nunca hay que renegar de tu pasado.

El pasado 12 de mayo, un día antes de tu actuación con Loquillo en el Sant Jordi Club de Barcelona, presentaste en el Bar Barbara Ann el fancine 45 RPM. Háblanos de él, y de lo que estáis haciendo con Carajillo Records, tu propia discográfica. 

Me gusta mantener proyectos que me remonten a mis principios. Esas épocas en las que empezaba a descubrir artistas y bandas en mi adolescencia, cuando escribía a las discográficas para que me enviasen sus catálogos y compraba fanzines. Carajillo Records lo montamos Javier Ruiz y un servidor con una idea muy simple de sacar singles a bandas de Barcelona de una manera muy sencilla y directa, y el fanzine es una consecuencia de lo mismo. La idea de volver al formato papel y dar a conocer un buen puñado de canciones de la mano de unos buenos fans de la música.

Dijéramos que no te has desvinculado, del todo, del circuito que en cierta manera te vio crecer. Me refiero a tus actuaciones en directo con Rosie Flores o Eddie Angel entre otros. ¿Tienes alguna otra colaboración pendiente? 

Dejar ese circuito sería como dejar de ver a mi familia, he crecido en él como músico. El próximo febrero estaré en el Rockin’ Race Jamboree (Torremolinos / Málaga) tocando con Kim Lenz, cosa que me hace mucha ilusión ya que estuve en su banda durante dos años y somos muy buenos amigos.

Me explico, tras tu larga trayectoria en la que has acompañado desde al mismísimo Billy Lee Riley a Janis Martin o a DJ Fontana, ¿te ha quedado alguna cuenta pendiente contigo mismo? ¿Con quién te hubiese gustado compartir escenario?

No creo que tenga cuentas pendientes. La verdad es que estos años he sido muy afortunado y tal como hablábamos antes si alguien me cuenta cuando tenía 14 años que esto lo iba a vivir hubiese firmado donde fuese. Me gustaría compartir escenario con gente actual como Justin Town Earle, Daniel Romano, Jack White o Julian Lage. Artistas actuales que admiro porque siguen aportando algo a la historia del rock. Ha llegado el momento de dejar de mirar atrás e intentar poner nuestro grano de arena para que esto siga vivo y siendo actual.

¿Al músico (y aquí hago una aclaración), profesional, de rockabilly, le llega un momento en el que ha de profundizar en las raíces? ¿Nos llega una edad en que buscamos los sonidos de por ejemplo Grady Martin, George Barns o Bob Wills entre otros? Y de ahí, ¿Los Locos del Oeste? Sé que siempre te han influido estos sonidos, pero es ahora cuando los estás llevando a la práctica. Y, ¿qué proyectos inmediatos tienes con tus locos? 

Para mantener una tradición hay que conocer la raíz, y parte del aprendizaje viene de profundizar en esos artistas. Pero eso para mí no es desde ahora. Desde un buen principio, ya pensaba que si lo que quería hacer era rockabilly tradicional lo que yo debía escuchar, y aprender, eran los artistas anteriores a ese género que influyeron en gente como Elvis, Gene Vincent o Buddy Holly. Eso es lo que busco ahora cuando monto un proyecto como Los Locos del Oeste, una excusa para dedicar tiempo y horas de practica investigando el sonido y conocer la tradición musical, en este caso del western swing, para tener más recursos a la hora de crear luego tu propia música. Ahora mismo pienso que eso tiene que ser solo una parte del camino recorrido para llegar a algo más personal y no quedarte en la mera reproducción. Así fue como la música ha ido mutando todos estos años. En breve me gustaría grabar un disco de Los Locos del Oeste pero de momento no hemos encontrado el momento para ponernos a trabajar en ello.

Y de tu trabajo en solitario Burning Daylight, ¿qué puedes decirnos? ¿Satisfecho con el resultado? ¿Tienes previstos más bolos aparte del que llevaste a cabo en Barcelona? 

¡Muy satisfecho! Era un disco que tenía pendiente y que me ha encantado grabar. Me gustaría volver a aquella época en la que los guitarristas grababan dos o tres de estos discos al año, y encima ¡se vendían! Ja ja… De momento estoy concentrado en la gira de este año con Loquillo, y mientras voy montando mi estudio de grabación y componiendo para próximos proyectos. Amenazo con una continuación de Burning Daylight y un próximo disco cantado.

Por último, y echando la vista atrás, ¿qué queda del aquel rocker de catorce años que soñaba con vivir de la guitarra? 

Lo que tienes delante tuyo, amigo mío. Me quedan muchos años de carretera y música.  Tengo la cabeza puesta en próximos proyectos: discos, producciones, y muchas ganas de seguir investigando donde crecer y ser mejor cada día. He tenido muchos premios en estos años que me han ayudado a seguir luchando por mantener mis sueños, y aunque la vida no es igual a los catorce que a los cuarenta quiero creer que la actitud y la persona sí que son la misma. Vivir de la música era un sueño aunque a la vez siempre fue la única opción para mí. Así que disfruto al máximo el momento e intento compartir los  buenos momentos con la familia e amigos.

Un abrazo brother, y… Ahora te llamo.

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