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Tom Daley: El buceador olímpico y su lucha contra el TCA

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Tom Daley

El buceador olímpico Tom Daley, una figura prominente en el mundo del deporte y un campeón reconocido, ha hablado abiertamente sobre su prolongada batalla contra un trastorno alimentario y la dismorfia corporal. A sus 31 años, Daley continúa siendo una voz importante en la conversación sobre la salud mental, especialmente en el contexto de la alta competición y las presiones de la vida pública. Su historia resuena no solo entre los atletas, sino en cualquiera que haya lidiado con la imagen corporal y las expectativas.

Los inicios de la lucha: Presión olímpica y autopercepción

La lucha de Tom Daley con su imagen corporal y su relación con la comida comenzó durante su adolescencia, un período crucial en su desarrollo personal y profesional. En una reciente entrevista con Radio Times, Daley rememoró cómo estas dificultades se intensificaron en los meses previos a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La presión era inmensa; no solo representaba a su país en casa, sino que sentía la carga de la financiación del buceo británico sobre sus hombros. La obtención de una medalla era vista como fundamental para asegurar futuros fondos para el deporte.

Fue en este entorno de alto rendimiento y escrutinio que Daley fue confrontado con comentarios sobre su físico. A finales de 2011, con apenas 17 años, su director de rendimiento en British Diving le comunicó que tenía «sobrepeso», y le instó a recuperar la apariencia que tenía a los 14 años. Este comentario, junto con la percepción de que era juzgado por su aspecto en lugar de por su desempeño deportivo, marcó un antes y un después en su relación con la comida.

Desarrollo del trastorno alimentario y la dismorfia

La revelación de que era considerado «sobrepeso» llevó a Daley a tomar medidas drásticas y perjudiciales. En sus propias palabras, «no tenía ni idea de lo que estaba haciendo en ese momento, así que simplemente dejé de comer». Esta restricción severa de alimentos no le proporcionaba las calorías necesarias para entrenar adecuadamente, lo que lo llevaba a episodios de hambre extrema seguidos de atracones. Posteriormente, el sentimiento de culpa y malestar lo condujo a un período de bulimia.

Daley ha descrito esta época como «un momento oscuro» de su vida, en parte porque sentía que no tenía a nadie con quien hablar al respecto. En aquel entonces, existía un estigma particular que impedía a los hombres hablar sobre trastornos alimentarios o expresar sus emociones abiertamente. Se creía que estos problemas afectaban principalmente a las mujeres. A lo largo de los años, Daley ha observado un cambio positivo en esta percepción, haciendo que sea más fácil abordar estas conversaciones.

Su libro de memorias de 2021, «Coming Up for Air» (publicado en español como «Vuelta a la superficie»), fue la primera vez que Daley profundizó en sus luchas con la imagen corporal. Desde entonces, ha continuado siendo una voz activa, con la esperanza de crear conciencia y desestigmatizar los trastornos alimentarios en hombres.

El apoyo y la relevancia en la comunidad LGBTQ+

Tom Daley está casado con el cineasta ganador del Oscar Dustin Lance Black, con quien comparte dos hijos, Robert «Robbie» Ray y Phoenix Rose. Daley ha acreditado a su esposo como una fuente fundamental de apoyo en su camino hacia la recuperación y el manejo de estos desafíos continuos.

Además, Daley ha destacado la prevalencia y la gravedad de la dismorfia corporal y las expectativas corporales poco realistas dentro de la comunidad gay. Él cree que este es un problema significativo que a menudo se pasa por alto, y su franqueza busca arrojar luz sobre estas presiones específicas. Sus declaraciones no solo abordan su experiencia personal, sino que también contribuyen a una conversación más amplia sobre la salud mental y la aceptación del cuerpo en diversos grupos sociales.

A pesar de sus éxitos olímpicos y su vida personal plena, los entornos de gimnasio aún pueden ser intimidantes para Daley, lo que subraya la persistencia de la dismorfia corporal y la necesidad de una comprensión y un apoyo continuos.

Conclusión

La valentía de Tom Daley al compartir su experiencia con un trastorno alimentario y la dismorfia corporal ofrece una perspectiva crucial sobre los desafíos que enfrentan los atletas de élite y las personas bajo el escrutinio público. Su testimonio no solo rompe el silencio sobre un tema a menudo estigmatizado, especialmente entre los hombres, sino que también impulsa un diálogo esencial sobre la salud mental, la presión en el deporte y las expectativas corporales en la sociedad contemporánea. Al abrirse, Daley fomenta un ambiente de mayor comprensión y apoyo para aquellos que luchan en silencio.

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