Sarah Ferguson expulsada de Royal Lodge tras el escándalo del príncipe Andrés

La Duquesa de York, Sarah Ferguson, se encuentra en una encrucijada habitacional tras los recientes desarrollos que afectan a su exmarido, el Príncipe Andrés. La noticia de que el Príncipe Andrés debe abandonar Royal Lodge, su residencia en Windsor Home Park, trae consigo implicaciones significativas para Ferguson, quien ha compartido este hogar con él durante años a pesar de su divorcio. Este movimiento forzoso es una consecuencia directa de la decisión del Rey Carlos III de despojar al Príncipe Andrés de sus títulos y honores, en medio del persistente escándalo relacionado con sus vínculos con el financiero y delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein.

La situación ha puesto a Sarah Ferguson en la búsqueda de un nuevo lugar para vivir, marcando un capítulo incierto en su vida dentro de la periferia de la familia real británica. Su presencia en Royal Lodge ha sido un tema de interés durante mucho tiempo, y su partida proyecta una nueva luz sobre la dinámica de su relación con el Príncipe Andrés y su futuro. La controversia que rodea al Príncipe Andrés ha reverberado a través de los cimientos de la familia real, afectando no solo su estatus sino también el de aquellos cercanos a él.

El Escándalo que Sacude a la Realeza: La Salida del Príncipe Andrés de Royal Lodge

El Palacio de Buckingham anunció que el Rey Carlos III ha iniciado un proceso para retirar el «estilo, títulos y honores» del Príncipe Andrés debido a sus asociaciones con Jeffrey Epstein. Como parte de este proceso, se le ha notificado a Andrés que debe abandonar Royal Lodge. A pesar de poseer un «contrato de arrendamiento de pimienta» de 75 años en la propiedad de Windsor Home Park, se le ha informado que debe renunciar a este arrendamiento y trasladarse a otro alojamiento privado. Estas medidas se consideran necesarias, incluso mientras el Príncipe Andrés continúa negando las acusaciones en su contra. La imposición de estas censuras reales también significa que Sarah Ferguson tendrá que abandonar Royal Lodge, donde ha residido desde 2008 a pesar de su divorcio de Andrés.

¿Por Qué Sarah Ferguson Reside en Royal Lodge?

La decisión de Sarah Ferguson de volver a vivir con su exmarido, el Príncipe Andrés, en Royal Lodge, 12 años después de su controvertida separación, ha generado considerable atención. Ferguson siempre ha sido reservada sobre la naturaleza exacta de su relación actual con Andrés, afirmando únicamente que criaban juntos a sus hijas, las Princesas Beatriz y Eugenia, a pesar de su divorcio en 1996. En marzo de 2023, la Duquesa de York declaró a Glamour que se había casado con «un muy buen hombre». Sin embargo, se mostró reacia a discutir su amistad con Epstein. El Príncipe Andrés confirmó en una entrevista de Newsnight de 2019 que visitó a Epstein por última vez en su casa de Nueva York en 2010 para romper la comunicación, aunque correos electrónicos resurgidos parecen contradecir su cronología y prepararon el escenario para su caída en desgracia en 2025. Andrés siempre ha negado cualquier mala conducta. Ferguson ha enfatizado la importancia de su unidad familiar, refiriéndose a sí misma y a sus hijas como un «trípode».

El Futuro Incierto: ¿Adónde se Dirigirá Sarah Ferguson Ahora?

En este momento, el destino de Sarah Ferguson es incierto. Antes de la decisión del Palacio de Buckingham de despojar al Príncipe Andrés de sus títulos reales, se había informado que Andrés estaba negociando un acuerdo con el Rey Carlos para abandonar Royal Lodge. Según se reportó, Andrés habría aceptado irse si podía mudarse a Frogmore Cottage, donde el Príncipe Harry y Meghan Markle residieron brevemente. Este acuerdo habría implicado que Ferguson se trasladara a Adelaide Cottage. Sin embargo, BBC News informó posteriormente que Andrés se mudaría a una finca privada en Sandringham, Norfolk, financiada por el Rey. Aún no se ha confirmado si Ferguson podrá mudarse a Adelaide Cottage en este nuevo escenario.

Royal Lodge: Propiedad, Arrendamiento y Consecuencias Financieras

Royal Lodge es propiedad de Crown Estate, que gestiona las propiedades de la familia real, y ha estado arrendada al Príncipe Andrés desde 2003. Se informó que Andrés pagó £1 millón por adelantado por un contrato de arrendamiento de 75 años, y también acordó financiar £7.5 millones para renovaciones y £2.5 millones para la compra del alquiler. Este acuerdo, conocido como «arrendamiento de pimienta», le ha permitido a Andrés vivir en la propiedad durante 22 años sin pagar una renta anual significativa. Según The Times, incluso si se pudiera persuadir a Andrés para que renunciara a su contrato de arrendamiento de Royal Lodge, se le debería un pago inicial de £558,000, además de una «suma de compensación» de £185,865 cada año hasta 2028.

La Sombra de Jeffrey Epstein: La Conexión de Sarah Ferguson

Los lazos de los ex Duques de York con Jeffrey Epstein han sido una fuente de controversia para la familia real desde 2010, cuando el Príncipe Andrés fue fotografiado visitando a Epstein en su mansión de Nueva York después de que el financiero cumpliera una condena por reclutar a una menor para la prostitución. El escándalo resurgió a finales de 2025 con la publicación de dos libros: una biografía de Andrés de Andrew Lownie y las memorias de Virginia Giuffre, quien falleció a los 41 años en abril.

Giuffre demandó a Andrés por agresión sexual en 2021, alegando haber sido agredida por él en tres ocasiones cuando era adolescente. Aunque Andrés ha negado siempre haber actuado mal, llegaron a un acuerdo privado en 2022. El libro de Giuffre, Nobody’s Daughter, incluyó impactantes acusaciones contra Andrés, detallando su versión de una famosa fotografía de la pareja tomada en marzo de 2001 y afirmando que se acostó con él la primera noche que se conocieron, cuando ella tenía 17 años.

Por su parte, Sarah Ferguson intentó inicialmente distanciarse de Epstein después de que se revelara la amistad de su exmarido con el delincuente sexual. En una entrevista de 2011, Ferguson calificó su asociación con Epstein como «un gigantesco error de juicio». Sin embargo, su conexión con el escándalo de Epstein resurgió en 2025 debido a un supuesto correo electrónico filtrado que le envió a Epstein después de su entrevista de 2011, donde presuntamente lo llamó el «amigo supremo» de su familia.

Su portavoz respondió a la controversia insistiendo en que Ferguson envió el correo electrónico para disuadir a Epstein de demandarla por difamación. La declaración del portavoz en octubre de 2025 afirmó que la Duquesa «expresó su pesar por su asociación con Epstein hace muchos años y, como siempre, su primer pensamiento está en sus víctimas». También se señaló que «fue engañada por sus mentiras» y que, al conocer la magnitud de las acusaciones, no solo cortó todo contacto, sino que lo condenó públicamente, hasta el punto de que él amenazó con demandarla por difamación por asociarlo con la pedofilia. Este correo electrónico, según su representante, fue enviado «en el contexto del consejo dado a la Duquesa en un intento de apaciguar a Epstein y sus amenazas».

Debido a esta controversia, Ferguson fue apartada como patrocinadora de numerosas organizaciones benéficas, incluyendo Julia’s House, Teenage Cancer Trust, British Heart Foundation, Children’s Literacy Charity y Prevent Breast Cancer. Cuando el Príncipe Andrés anunció en octubre de 2025 que dejaría de usar sus títulos reales, Ferguson accedió a cumplir como muestra de solidaridad, llegando a editar sus perfiles en redes sociales para eliminar la mención de «Duquesa de York».

Conclusión

La expulsión del Príncipe Andrés de Royal Lodge y la consiguiente necesidad de Sarah Ferguson de encontrar una nueva residencia subrayan la profunda y duradera repercusión del escándalo de Jeffrey Epstein en la familia real británica. Para Sarah Ferguson, este evento representa no solo un cambio físico de hogar, sino también una reafirmación de su posición precaria dentro de la órbita real. Su futuro, aunque incierto en cuanto a su lugar de residencia, permanece indisolublemente ligado a la reputación y las decisiones de su exmarido. Este desarrollo destaca la compleja interconexión de las vidas personales y las responsabilidades públicas dentro de la monarquía, y cómo las acciones de un individuo pueden tener consecuencias de gran alcance para otros.