Hace poco Luis Brea nos concedía una entrevista y nos contaba cuánto le apasiona escribir canciones. Tras el éxito del crowdfunding para poder editar en formato físico su Luis Brea y el miedo va sacando, poco a poco, más productos relacionados como son los videoclips. Te desgranamos en las siguientes líneas ‘El verano del incendio’, producido por Blanco Atómico.


 

Antes de empezar a desmenuzar el videoclip hay que ensalzar la calidad de la producción, de la factura visual y de la fotografía, así como del montaje, una verdadera delicia visual.

El título del inicio, con letras en amarillo, blanco y rojo, sobre agua de playa ya nos coloca en situación acorde con el título de la canción, contando historietas sobre el verano, los festivales, las locuras estivales, las vacaciones…

Unas zapatillas rojas y mugrientas aparecen en primer plano, sobre la arena, casi arrastradas por la resaca del agua de la orilla. La cámara avanza y deja ver un pie desnudo, todo parece indicar que es el dueño de la zapatilla. La letra comienza “Fue aquel verano del incendio…” y, en primer plano, vemos el rostro desenfocado y volteado 180º de Luis Brea, aludiendo al estado resacoso tras una noche de desenfreno. A modo de plano subjetivo el protagonista gira su cabeza a un lado y a otro para encontrarse a una chica y a un chico en su misma situación: tirados en la orilla de una playa y sorprendidos por el amanecer.

La cámara por fin muestra a los tres amigos, desperezándose y la historia se retrotrae al inicio del viaje, en un flashback en el que se ve cómo conducen hacia su destino festivo, “...carretera de Valencia…” como dice la letra.

Los amigos descubren sus dedos azules y las imágenes del vídeo nos muestra una noche de locura con una mandarina azul, metáfora, sin duda, de alguna “sustancia festiva”, dado el montaje con planos superpuestos, muy rápidos, estrobos y risas.

De nuevo en el presente, coincidiendo con la vuelta a la calma de la música tras el estribillo potente, los protagonistas se lanzan a nadar al agua, para refrescarse, la cámara se sitúa dentro del agua y les vemos avanzar por la superficie, deleitándose en el mar. De manera muy sutil y con tan solo dos planos, el primer plano del rostro de la chica y una mano lánguida que apenas roza su espalda, se informa al espectador que puede haber un interés romántico por parte de alguno de los dos, o de los dos, pero esa es una historia que permanecerá oculta.

El estribillo y el aumento de la potencia musical nos devuelve a la noche festivalera del trío, el montaje vuelve a aumentar de ritmo, las imágenes se superponen mostrando varias cabezas y brazos de los protagonistas, así como su desenfreno.

El anochecer les atrapa mientras continúan en la playa, sentados, frente al mar, y en primer término las ascuas de la hoguera que está encendida y que recuerda a la noche de San Juan.

Un videoclip muy cuidado, sin duda a la altura de la calidad del disco Luis Brea y el miedo.

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