Soñar con Zenet, Joy Eslava (Madrid)
Me encontré con Toni Zenet hace años, por casualidad, como su canción, me había invitado a un concierto presentación de su primer disco, Los mares de China, no creí que fuese a ser amor a primera vista sin haber oído nada suyo antes de eso, excepto la maravillosa versión de Rien de rien, de Edith Piaf, Na de na. Este año Zenet quería celebrar el 14 de febrero con un concierto en Madrid, en la sala Joy Eslava, que se había quedado sin localidades días antes. No soy fan de San Valentín, pero si de Zenet, así que no me pareció un mal plan.
Entrar a un concierto de Zenet es entrar desde en siglo XXI hacia una época indeterminada, no intentes saber a qué época pertenecen sus canciones porque son una mezcla de muchas, es tener la sensación de conocido y sorprendente a la vez, porque todas las canciones que canta te recuerdan a algo y a la vez, en directo, suenan completamente diferentes al disco. A Zenet, con su voz prodigiosa y ligeramente aflautada y aguda se le ha venido definiendo como el “crooner” español, pero es mucho más que eso, es puro espectáculo y emoción.
Vestido completamente de azul, traje y sombrero (de hecho, una persona le regaló otro sombrero pero al ir de “blue” le propuso a la persona que se lo pondría tras la actuación, es así de coqueto) salió al escenario tras sus músicos, a una Joy Eslava transformada para la ocasión, con mesas en la zona baja, para ver el espectáculo sentado (también había gente de pie).
Sus geniales músicos nos deleitaron con versiones de los temas más conocidos, y es que Zenet en directo gana gracias al carisma que desprende (pocos artistas he visto con esa seguridad en el escenario, cantando, bailando, actuando…) y gracias al punto “jazzero” de improvisación y derroche de genialidad musical de la banda.
Sonaron temas de sus tres discos, Ella era mala, En el mismo lado de la cama, Estela, Un beso de esos, Dientes de rata (con el que presentó a la banda), Fue por casualidad, Échame el humo en la cara….y, tras dos horas de buena música y espectáculo (fue algo más que un concierto, Zenet sabe de sobra que en un mundo tan competitivo como el musical hay que cubrir el trabajo de un valor añadido que lo haga diferente a los demás) se despidió un un bis en forma de guinda especial, Soñar contigo.
Texto y fotos: Aída Cordero