• Por José Domínguez
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  • 15 de febrero de 2014

Quién iba a decir a Liam Gallagher hace no mucho, sólo 5 añitos, que se vería en una situación como la que se vio ayer en La Riviera de Madrid.

Llegaban él y su grupo Beady Eye a Madrid a presentar su segundo disco BE, y fue al salir al escenario cuando se dio de cara con la cruda realidad: ni el aforo completo para ver y escuchar sus temas. De hecho, a buen seguro no hubiese habido ni la mitad de aforo de no ser porque la gente acudió con la esperanza de escuchar otra vez alguna de las canciones que han sido y son parte de la historia de la música, aquellas que cantaba junto a su hermano Noel en Oasis.

Pero el espectáculo no empezó con Beady Eye, sino con unos señores de La Mancha. El azote de La Mancha se llaman a sí mismos, aunque para el público general son Mucho. Firmados como teloneros con 2 escasos días de antelación, se subieron al escenario de toda una Riviera y vamos que si dieron el callo. Para aquellos que no les conocían previamente, a buen seguro que temas como “Corre Mi Reloj”, “Sal de la Tierra”, “Como Si No Hubiera Mañana” o ese nuevo “melocotonazo” que es “Grupo Revelación”. Tras llenar El Sol, La Boite, o Costello y dar unos directos de auténtica calidad, no es descabellado decir que el siguiente paso debería ser otro nivel de salas. Por nivel musical no será desde luego.

Y media hora después de que Martí Perarnau y los suyos abandonasen el escenario, apareció la leyenda. Vale, media leyenda podrían decir algunos. Si, quedó demostrado que Liam sin su hermano es como la cheeseburger sin el queso, como Lennon sin Macca, le falta algo. El directo de Beady Eye fue como sus canciones, con algún momento destacable sobre otro como pudieron ser “The Roller”, “Shine a Light” o “Second Bite of the Apple”. Todo mientras Gallagher sujetaba una camiseta de la selección española (¿repetirá esto en Barcelona?) y mantenía su particular postura, agachado y prácticamente engullendo el micrófono.

Sin embargo, como todo genio, sabe sacar las castañas del fuego, y sabe que los que van a verle van a ver, casi en su totalidad, lo que puede ser algo de Oasis. Por tanto tuvo el detalle de regalar a los que estaban abajo 2 canciones que, paradójicamente, fueron escritas por su hermano: “Wonderwall” y “Cigarettes and Alcohol”. Obviamente, fueron los 2 momentos más especiales de una noche que acabó con otra canción que no era suya: una versión de “Gimme Shelter” muy alejada de lo que Keith Richards y Mick Jagger considerarían apropiada.

En la batalla particular con su hermano, Liam por ahora va perdiendo y no hace nada por remontar, renegando de su pasado y echando más leña al fuego. Esperemos que se les cruce un cable y podamos ver lo que todos queremos, a Oasis de vuelta. Y si no, que pregunten a los que fueron a ver a Beady Eye.

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