Más allá del espectáculo que rodea al festival, más propio de Instagram que de lo musical, hubo buenas actuaciones durante el Primavera Sound 2015. También las hubo malas, y con forma de estrella.
Cuesta creerse que en un festival con tantas cabezas pensantes y quince años de experiencia acumulados, pasen cosas como la actuación de The Black Keys o The Strokes, sin duda los grandes perdedores del Primavera Sound 2015. No tengo la menor duda de que los cerca de doscientos euros de entrada (si has comprado tarde) una buena parte se la han llevado estas dos bandas, y quiero hacer notar que me refiero al significado peyorativo de la palabra.
El jueves, los de Akron dieron un espectáculo que bien merece un círculo en el Inferno de Dante, pero probablemente eso sería concederles una importancia que a día de hoy no merecen en el mundo de la música. Como dijo una compañera de concierto: “están estropeando sus propias canciones”. The Black Keys no necesitaron hacer versiones y estropear los temas de otros, ya se bastan con ellos mismos. Bienvenidos a la edad del autoputeo. Tocaron lentos, siempre por debajo del tempo de sus temas, como si esas composiciones fueran de unos extraterrestres mucho más talentosos que ellos. Muy probablemente Patrick Carney siga convaleciente de su operación, pero si vas como cabeza de cartel a un festival como el Primavera Sound, tienes que dar como poco, un concierto decente, digno. Mención aparte merece la retransmisión del directo en las pantallas, toda una falta de respeto para los asistentes. Supongo que pensarían aquello de “ojos que no ven, corazón que no siente”. En resumen: ‘Poo on the ceiling’.
El sábado fue coronado por The Strokes que no estuvieron mucho más allá que The Black Keys el jueves. Con un setlist inferior al que usaban hace cuatro años (‘One Way Trigger‘, ¿en serio?), los de Nueva York trataron de volver a España por todo lo alto, y sin embargo, no emocionaron a casi nadie. Sí que existió más interacción de la habitual (apenas unas palabras), pero ese poco más no compensa, ni de lejos, la falta de garra que demostraron sobre las tablas. No es difícil imaginarse a estos chicos ensayando a través de Skype, mientras prueban posturas delante de un espejo. Julian Casablancas sigue perdiendo voz, pero eso sí, acapara el mismo protagonismo que antaño, si acaso más, con esa imagen de abuela trasnochada. El mal sonido del escenario Primavera puso de su parte para hacer del espectáculo algo aún peor, un despropósito que en teoría no se le podía achacar a The Strokes. O sí, porque podrían haber usado el cuarto de hora de silencio inicial para afinar. Una pena no irse satisfecho tras escuchar ‘Last Nite’, ‘Reptilia’ o ‘New York City Cops’.
Dejemos un poco de lado lo malo. Pese a estos dos palazos encarnados en dos de los cabezones del cartel, hubo un grupo de valientes músicos que lo dieron todo, y no solo eso, es que además sonaron muy bien. Algunos nombres sonarán más que otros, pero todos comparten dos denominadores en común: calidad y diversión.
El jueves amaneció algo nuboso y ventoso, un tiempo que iba a ser un tanto molesto al inicio de la jornada, pero que amainaría al concluir The Black Keys. ¿Casualidad? No lo creo, no es coincidencia que el mal tiempo desaparezca cuando lo hace una banda tras una actuación tan mala.
A las cinco de la tarde aparecieron en el escenario Ray Ban, Perro, que lo volvieron a hacer en un horario intempestivo. Su directo es de los mejores del panorama nacional, resulta imposible no dejarse llevar por el ritmo de sus canciones. ‘La Reina de Inglaterra’ o ‘Paco Fiestas’ son grandes ejemplos de himnos para la juventud. Si a esto le sumamos su soltura de cara al público, nos queda un cuadro la mar de bonito. Son carismáticos, generan buen rollo y sus temas son fácilmente reconocibles. De la huerta al Primavera Sound. ¡¡Marlotina hijos de puta!!
Cerca de las ocho apareció el maestro Benjamin Booker, que al igual que otros, venía con el halo de estrella emergente, y en esta ocasión, el de Virginia (aunque crecido en Florida y formado como músico en New Orleans) se encargó de confirmarlo en el escenario Heineken. Su sobrado conocimiento de la música tradicional americana, y más en especial, del blues, se ve perfectamente rematado por los destellos punk de sus riffs. Su voz, rota y áspera como una lija ponen la guinda a una tarta musical única. En el Primavera Sound confirmó lo que es, y lo que puede llegar a ser. Simplemente magnífico, de principio a fin, alcanzando el cielo de Barcelona con ‘Violent Shiver’.
Remató mi noche Jungle, coronando un jueves que tras The Black Keys (¿o quizás sean Black Kiss?) había quedado descafeinado. La banda londinense supo plasmar en el directo de forma sorprendentemente buena su álbum de debut. De hecho, para muchos asistentes sonaron mejor en directo que en la propia grabación, opinión que lo dice todo acerca de su espectáculo. Su música, a medio camino entre mil estilos diferentes (soul, disco, R&B, pop, rock…), dejó huella en el escenario Ray Ban, y lo que es mejor, hizo que los asistentes recobráramos el buen rollo.
Llegó el día del segundo asalto, el viernes. En el cartel se entrecruzaban los conciertos de la clase media-alta del cartel con otros en teorías más pequeños. Siempre me han sorprendido estas diferenciaciones dentro de la teórica excelencia, pero claro, el mundillo indie (?) sin estas cosas sería aún más aburrido.
Las Ex Hex comenzaron a darle lustre a un día que como bien he escrito, quizás prometía menos que otros. El escenario Pitchfork encumbró a estas tres chicas de Washington DC, cuya música oscila entre el power pop, el garage y el punk, una apuesta segura a día de hoy. Su actuación destiló un delicioso sabor setentero, lleno de energía, pleno de rabia y rebosante de talento. Rips fue un álbum sorprendente, y su representación en el Primavera Sound reafirmó lo que todos esperábamos: las Ex Hex van en serio. Larga vida al ruido y a temazos como ‘Waterfall’ o ‘Don’t wanna lose’.
Corriendo de una punta a otra llegué a tiempo de ver a Patti Smith. La legendaria artista de Chicago parecía una apuesta más complicada que otros teóricos cabezas de cartel, y sin embargo, Patti Smith dejó bien claro porqué es una leyenda. Horses sonó alto, claro y conciso. El álbum, estrenado en 1975, fue todo un acontecimiento en la música punk y para la mujer, uno de esos álbumes que han trascendido en lo musical y social. A día de hoy, Patti Smith mantiene el mensaje de entonces, y si bien tuvo alguna dificultad (mínima) a mediados del concierto, esta se vio recompensada de cara al público con un final épico. La leyenda de Patti Smith y su mensaje siguen igual de vivos que siempre. El “c’mon motherfuckers” aún retumba en el recinto, y la rotura de la sexta cuerda de su guitarra terminaron por encumbrar su actuación. Patti, queremos a una abuela como tú.
Y por fin amanecí en sábado, el teórico segundo día fuerte y el día en el que mis bolsillos dejarían de sufrir. Porque sí, porque una cerveza Heineken que no sabe a una mierda no puede costar tres euros. O sí, pero a Heineken no le hace buena publicidad que una Steinburg sepa mejor costando muchísimo menos. Genios del marketing.
A las cinco de la tarde aparecieron de nuevo Opatov. La banda catalana actuó varios días a lo largo del Primavera Sound. Aquí destaco su gran concierto del sábado a las cinco de la tarde en el escenario H&M, el único al que pude asistir. Es cierto que la hora no era la mejor, el escenario tampoco, pero jugaban en casa y se echaron al público al bolsillo. En una edición en la que la psicodelia no había lucido mucho, los Opatov se encargaron de sacarle lustre al género con buenas canciones como ‘I, Ignorant’, ‘Cuático’ o la explosiva ‘Spiders’. Rock espacial, post punk, trazas de garage clásico… Estos chicos tienen mucho futuro, y más si continúan haciendo de sus directos un enorme homenaje a su trabajo en el estudio, el aclamado Bacán.
Foxygen había cancelado su actuación para la edición de 2014, le debían algo al Primavera Sound además de a su público, y lo devolvieron con creces. Probablemente su montaje sobre el escenario fue uno de los mejores de todo el festival, con un espectáculo más propio de un telepredicador (otra descripción tomada de una compañera de público) que de un grupo de música. Jonathan Rado y Sam France lo dieron todo en la que probablemente será su última actuación en España como Foxygen. Su música, llena de guiños a los sesenta, setenta y ochenta, lució genial con un grupo de bailarinas que completaron la excelente puesta en escena de los californianos. ¿Excesivos? Mucho, pero es que su …And Star Power lo es. La interpretación de la tetralogía ‘Star Power I: Overture’, ‘Star Power II: Star Power Nite’, ‘Star Power III: What Are We Good For’ y ‘Star Power IV: Ooh Ooh’ valió su peso en oro, una pena que lo dejen.
El Primavera Sound también tuvo otras actuaciones notables, como las The Replacements, The Church, Belle & Sebastian, alt-J, Mac DeMarco, The Oh Sees y Caribou. Con lo que si quitamos las enormérrimas decepciones de los grandes estrellados del cartel, la ecuación queda igualada en calidad y precio. Los solapes fueron un problema algo menor en este 2015, ya que hubo buena música a todas horas, aunque no tanta como en otras ediciones.