Crónica del concierto ofrecido por Labs Trapp y Garage en el Café La Palma de Madrid el pasado 14 de julio
Este año las noches de verano no están siendo un castigo doloroso (y ante todo sudoroso) para los infelices que debemos seguir penando por la ciudad sin vida durante el estío. Es más, los fantasmas que habitualmente compartían calor y terraza se han esfumado y Madrid sigue latiendo aunque a un ritmo más pausado. Las salas de conciertos notan este bajón y no son pocas las bandas que inician su éxodo festivalero, reflexivo o la puesta a punto de nuevos proyectos en un retiro donde el calor sea más llevadero. Pero también quedan valientes que se lanzan a tumba abierta ante la última actuación de la temporada. Fue el caso de Labs Trapp, quienes acompañados por los andaluces Garage, estuvieron el pasado jueves 14 de julio en el Café La Palma.
Tras las cervezas previas de rigor para caldear la mente, la que suscribe dirigió sus pasos al epicentro de esa otra Malasaña, la que ocupa la otra orilla de San Bernardo, donde la pose no es la llave indispensable para convertirse en la reina de la noche. Con una entrada más que decente para la buena noche que caía sobre Madrid, Garage ya habían ocupado sus puestos sobre el escenario y habían comenzado a dar buena cuenta de sus virtudes. Los malagueños ofrecen una buena mezcla de rock’n’roll de patillas, ganas de que el respetable sude y unas melodías muy pegadizas en los temas que presentaron de su primer disco, marcándose, además, versiones de Alaska y Los Pegamoides y Los Rodríguez más que decentes. Energía y buenas vibraciones para empezar la noche. A pesar de pedir Larios, cualquiera diría que era su primera vez en el Café La Palma y en los Madriles. ¡Garage o muere!
A continuación llegó el momento de Labs Trapp, banda toledana pero afincada (en su mayoría) en la capital, organizadores del concierto como cierre de la temporada y de su último disco, Manual de Instrucciones del Insomnio. Sin tiempo a la relajación empezaron con uno de sus clásicos, ‘Grita’, uno de los singles más potentes y una apuesta siempre segura para conectar de primeras con los parroquianos. Tras este primer acercamiento rítmico al rock de sangre se sucedieron temas de su pasado Deola, de los orígenes de su banda (como ‘Humo’), aparecieron Cyndi Lauper y David Bowie a saludar o algunas de sus últimas creaciones como ‘Morir’ (el HIT). Si las portadas de sus trabajos hablan de Dalí y Hopper, lo que se vivió en el Café La Palma el pasado jueves se acercó más al grito desesperado del Guernica, donde la tensión estuvo presente en ciertos problemas técnicos amplificados a las guitarras mientras su cantante aguantaba el tirón, rezando por no perder definitivamente la voz. No tiene precio el poder como showman de Javi ni los arrestos que le echan una vez se suben en el escenario, ocurra el contratiempo que sea. Rock en castellano que sale desde las entrañas sin necesidad de vender humo ni mostrar una imagen que ni son ni quieren ser. Por algo formaron parte de Proyecto Waikiki. El público adora a Labs Trapp. Yo también.