The Madcaps no solo suenan a rock garagero. En Hot Sauce, la banda de Rennes sublima el sonido de los sesenta gracias a su poderosa capacidad de picar referencias de aquí y allá, para acabar emplatándolas de forma homogénea. Un puré apto para todos los paladares, incluidos los más exigentes.
La palabra “madcap” quedó inevitablemente ligada al mundo de la música por culpa de Syd Barrett y su legendario The Madcap Laughs. Una de sus posibles traducciones al castellano es la de “atolondrado”, pero en este caso, la que mejor encaja en este caso es la de “calavera”. Larra, en el siglo XIX se encargó de describir a este tipo de persona, que debía tener dos características para ser tal:
El “talento natural” pues, y la “poca aprensión”, son las dos cualidades distintas de la especie: sin ellas no se da “calavera”. Un tonto, un timorato del “qué dirán”, no lo serán jamás. Sería un tiempo perdido.
Esto, convenientemente adaptado al lenguaje musical contemporáneo se traduce en: talento, actitud y descaro. Los bretones son los reyes de un mid tempo, que aliñado con riffs endiablados, líneas de bajo que son una invitación al baile -no un mero relleno- y unas armonías vocales recién llegadas de los sesenta, acaban conquistando a cualquiera. The Madcaps, cuyos miembros son Thomas Dahyot (guitarra rítmica y voz solista), Bastien Bruneau Larche (bajo y coros), Vincent Henri (guitarra solista y coros), y Remi Peltier (batería), forman parte del prestigioso sello parisino Howlin Banana Records. En él han editado un Hot Sauce que no puede comenzar de forma más apabullante. ‘Something You Got’ es un sencillo en potencia, y una magnífica introducción a lo que será el álbum: una cuidada interpretación de una década legendaria para la música. The Madcaps han sabido darle el suficiente mimo a cada canción para que luzcan todos los detalles, especialmente los cierres de los temas, una asignatura olvidada por muchas bandas actuales. La redondez de ‘Something You Got’ radica aquí, y la eleva a la categoría de “enganche perfecto”. ‘To Big For Your Boots’ se introduce en el mundo del fuzz, un arte del que participa la banda con sobresaliente resultado. Si te gusta Ty Segall, este segundo corte te parecerá magnífico. No han escatimado ni en falsetes gamberros, ni en pasajes juguetones. Si quieres que las botas se ajusten mejor, quema suela, no queda otra. ‘Taco Truck’ emerge con un irresistible talante groovy, unos coros que incitan al berreo, y un interludio basado en un solo de viento embriagador. ¿La temática? ¿Acaso hay algo mejor que un camión de tacos? ‘Crack Me Up’ nos devuelve a los ritmos altos, al baile desenfrenado, y a The Kinks. Así, tal cual. En ‘Upside Down’ vuelven a darle protagonismo al bajo, y se pasan a una orilla más cercana surf, con un guitarreo que recuerda al de unos compatriotas nuestros: Los Nastys. Los ecos de la guitarra de fondo son tan adictivos como etílicos. ‘Rainy Day’ cierra la primera mitad del álbum y corona a Hot Sauce. La introducción vocal, que desafina que da gusto, dándonos una buena pista de a qué se va a parecer esto. Otra vez, vuelve a aparecer ese cantar juguetón, y unas guitarras de acompañamiento volátiles pero certeras. El teclado y el bajo terminan de rematar la jugada. La figura de Syd Barrett emerge interpretando su legendaria ‘Gigolo Aunt’. Pero The Madcaps no parecen satisfechos pese a todo, y no pararán hasta que el resultado sea el de convertir un día lluvioso en otro bonito, cuya banda sonora esté protagonizada por instrumentos de viento y unos furiosos platillos. Ahora sí, objetivo alcanzado.
‘One More Chance’ abre la segunda mitad del disco recuperando los tiempos rápidos, y los interludios instrumentales de altos vuelos. Siete canciones y ni rastro de relleno. Magnífico. ‘Tell Me If You Want It’ sigue la línea trazada de su predecesora y le añade algo de suciedad. Esta suciedad no le resta brillantez a merced de un nuevo y magnífico puente intermedio que se adentra en las vibraciones que en su día emitieron The Beach Boys. Por fin aparecen referencias al sonido californiano. Completar un mapa musical de aquellos años sin el componente americano es simplemente y llanamente imposible. En ‘Too Afraid To Give Up’ no voy a marear la perdiz. La canción se emparenta con el sonido actual de Temples de forma más sencilla que con referencias más antiguas. The Madcaps consiguen lo mismo que la banda de Kettering: crear una melodía que además de ser psicodélica y misteriosa, invita al baile. Los pasajes instrumentales no desentonarían en el Sun Structures, convirtiendo a ‘Too Afraid To Give Up’ en una especie de hermana bastarda de ‘Keep in the Dark’. ‘Boob Shang’ tiene el honor de ser la canción más corta del álbum -poco más de dos minutos- e inicia el cambio de tercio final. Por enésima vez sorprende el juego de voces y guitarras. Que esto sea noticia a estas alturas del álbum es una agradable sorpresa. Hay matices de sobra para no aburrirse. ‘Junkie Queen’ nos sumerge por última vez en el etílico río de la psicodelia garagera, desembocándonos en un final loco y ruidoso. Y ahora sí, se cierra Hot Sauce con una oda al sonido sesentero de la Costa Oeste americana. Nos alejamos por lo tanto del sonido beat y del garage para presentarnos ante una canción que nos recuerda más a The Mamas & the Papas por su contraste entre voces. Además, gracias a su construcción melódica, los franceses desentierran a aquella legendaria banda llamada The Common People, que en 1969 facturó un genial Of The People / By The People / For The People From The Common People, y de la que nunca más se volvió a saber. ‘Soon There’ll Be Thunder’ cantaron ellos, y ‘Walking Back Home’ cantan The Madcaps. La guinda dentro de la guinda, saber cerrar temas y álbumes. Esperemos que esta actitud elegíaca no acabe trascendiendo a lo real, porque los franceses tienen mucho que decir todavía en el mundo de los vivos, aunque sea con un lenguaje propio de hace cinco décadas.
No hay lugar a dudas, al otro lado del Canal de la Mancha, en la bretaña francesa, hay calidad a espuertas. The Madcaps han asimilado perfectamente las influencias llegadas desde la otra orilla, que empujadas rabiosamente por los temporales de la zona, han acabado por ser el elemento principal de sus composiciones. Hot Sauce es un magnífico compendio de música sesentera anglosajona, que logrará evocar a tu banda favorita de la época, sea cual sea esta. A veces, entre tanto caos incontrolado, se echa de menos canciones con una introducción, un desarrollo y un cierre reconocibles. Controlar el caos es sin dudas más meritorio que dejarse llevar, esto también va de lucirse. Vivan las calaveradas.