La vuelta de The Fratellis, con su cuarto trabajo, Eyes Wide. Tongue Tied, se ve marcada desde el primer segundo por la madurez de su sonido.
Parece que con ‘Me and the devil’ nos quieren dejar claro, una vez más, que no debemos esperar un trabajo como el exitoso debut Costello Music. Ideas novedosas, sin miedo a añadir instrumentación, encontramos una música totalmente estudiada y casi redonda. Da paso a ‘Impostors (Little By Little)’, donde nos enfrentamos a un riff de guitarra casi country, batería acompañando, y línea de voz que nos invita a sacar la cabeza por la ventanilla del coche mientras vemos carreteras desérticas. Una canción que transmite las ganas de tranquilidad y evasión, y es que, si The Fratellis tienen un don, es el de la comunicación. El de engancharte a su canción de principio a fin y contarte su historia.
Le sigue ‘Baby don’t you lie to me!’, una canción pegadiza, rockera, parecida a su segundo trabajo Here we stand, pero, mucho más evolucionado, sin dejar un solo hueco por cubrir. Teclados, percusiones, efectos de guitarra y coros metidos con metrónomo, nos dejan con ganas de más.
‘Desperate guy’, canción casi melancólica, con una línea de guitarra entremezclada con piano de una manera de lo más interesante, nos deja a un Joe Fratelli con una voz rota que transmite una sensación de vulnerabilidad, para dar paso a ‘Thief’, canción que recuerda sospechosamente a ‘Ghostbusters’, y, no nos quejamos, que conste. Solo apuntamos (sin cruzar los rayos).
‘Dogtown’ es la siguiente en la lista, que por momentos puede recordar a ‘Come together’, y con un solo de lo más circense. A continuación, ‘Rosanna’, una de las propuestas más interesantes del disco hasta el momento, ya que nos encontramos un ambiente rock, pop, e incluso sampler de violín en esta mezcla. Nos chocamos con ‘Slow’ casi sin darnos cuenta, donde nos volvemos a encontrar con una canción a piano, y de nuevo, sin reparar en efectos, sellando el sonido del nuevo álbum.
En siguiente lugar, ‘Getting surreal’, con un riff de guitarra prometedor, y que sigue en la dinámica del disco. ‘Too much wine’ nos da esperanzas a encontrar algo parecido a los viejos Fratellis, que parece que no se dejarán aparecer a lo largo de este disco, faltos de un último toque rompedor, canalla, que les llevara a la cima hace ya nueve años. Pasamos a ‘Moonshine’, que pone la calma tras el anterior corte, a base de guitarras slide y batería casi jazz, para dejarnos con ‘Down the road and back… again…’, donde finalmente vemos un tema parecido a lo que en su día nos enamoró, y tal como se esperaba por lo esperado hasta ahora, evolucionado, para gusto de unos, y desgracia de otros. Por último, nos despedimos con ‘Medusa in chains’, canción lenta para cerrar el disco.
Para mi gusto, buen disco, que sigue con la filosofía del grupo, contraria a repetir una y otra vez la fórmula del éxito. Ya que, de cuatro trabajos, han conseguido cuatro discos totalmente distintos, aunque con leves destellos y guiños a los anteriores.