Se ha terminado el SanSan Festival 2015 y como bien sabréis, festivalear es muy agotador, ya hemos tenido tiempo de descansar, reposar nuestras ideas y asentar opiniones y solo podemos decir: ¡qué bien nos lo hemos pasado y que corto se nos ha hecho! No se vosotros pero en El Ukelele ya estamos pensando en la siguiente edición…Y es que da gusto ver como las personas aprenden de sus errores y ponen todo su empeño en mejorar y ofrecernos su mejor cara. Este año la organización ha sido de 10, los horarios se han cumplido a rajatabla y lo mejor de todo, el buenrollismo que define al festival ha seguido intacto.
La jornada festivalera abría sus puertas el pasado jueves sobre las 16:00h de la tarde, en la que los primeros sanseritos comenzaban a llegar al recinto del Wonderwall. Este año además de contar con los dos escenarios principales: Master’s y Desperados, teníamos el escenario Rave Market: un 4×4 en el que pinchaban diferentes djs entre actuación y actuación, así que quien no se pegaba la fiesta es porque no quería.
Nosotros empezamos la tanda de conciertos en el Escenario Desperados, en el que sobre las 18:00 de la tarde, Belako daba el pistoletazo de salida, y aunque nos parece un poco pronto para un grupo que ofrece semejante tralla, la intensidad de la banda no se vio para nada afectada. Los cuatro jóvenes salían a escena para presentarnos Eurie y parte de sus dos últimos sencillos, destripando cada uno de sus temas con la energía y eclecticismo por el que se les conoce (si no les conoces, conócelos). “Molly & Pete”, “Sea Of Confusion”, “Haunted Hause”, da igual el tema que estén interpretando, los vizcaínos te van a dejar agotado. Y por supuesto, esa versatilidad que tienen para pasar del grunge al post punk, del rock al noise pop, de la calma a la euforia en cuestión de segundos, sin que apenas te dé tiempo de reaccionar.
Después de gastar los primeros cartuchos, nos dirigimos al otro escenario, donde actuaba un grupo que no conocíamos pero que nos llamaron mucho la atención por su nombre: La Suite Bizarre. Llegamos allí y lo primero que pensamos fue: desde luego su nombre les hace justicia. Allí estaban ellos, con su “Dance Revolution” particular, todo el mundo parecía divertirse y aquello parecía la verbena de un pueblo. Nos recordaron a esas orquestas que igual te tocan un tema de jazz, que te interpretan un poco de funk, y es que como ellos mismos dicen: tocamos un poco de todo. Ahora ya podemos decir que La Suite Bizarre molan y la fiesta con su “Shake Me Up!!!” o “I Want Your Sex” está más que asegurada.
Nos lo estábamos pasando tan bien que se nos olvidó por completo que las Nancys Rubias actuaban en el otro escenario, así que nos dirigimos hacia allí para ver parte de su show. Les habíamos visto en festivales en los que actuaba Fangoria y de pronto aparecían para interpretar un tema o dos, pero nunca habían estado presentando gran parte de su repertorio en un festival y la alegría los desbordaba, especialmente a Mario Vaquerizo, a quien ya acostumbramos a ver excesivamente “contento”. Canciones como “Amigas”, “Peluquitas” o “Me Encanta” sonaban mientras miles de fieles bailaban.
Tras pasar toda la tarde pegando saltos, llegó el momento de salir a cenar, descansar y volver a coger fuerzas para la noche, que prometía ser una de las más fuertes del festival. Con el permiso de Nacho Vegas, entramos directos a ver a Sidonie, quienes ofrecieron un show impecable. Presentando nuevo tema “Aunque Dylan Se Muera” y ofreciendo lo mejor de sí mismos, nos dejaron, una vez más, “Fascinados”. Marc Ros volvió a bajarse del escenario para cantar “Un Día de Mierda” y la gente, como loca, buscaba la manera de tocarle un brazo e incluso darle dos besos. Lo de Sidonie hace tiempo que empezó a ser serio y prometen guerra para rato.
Y del pop psicodélico de Sidonie pasamos al pop más meloso de Izal, los guapos del baile según Smile. El grupo que todo estaban esperando, el que muy poca gente se iba a perder. Y efectivamente así fue, el escenario Desperados estaba lleno hasta los topes y para evitar fans descontrolados, decidimos alejarnos un poco de la marea. Los madrileños repetían en el festival y mientras que el año pasado se subían como una pequeña banda que estaba empezando, este año subieron como los artistas consolidados que son a día de hoy. “Pánico práctico”, “Qué bien” o “Hambre” fueron algunos de los temas que nos dio tiempo a escuchar.
No escuchamos todo el repertorio de Izal porque preferimos dirigimos al otro escenario, en el que estaba actuando Smile, los encargados de poner la banda sonora al aftermovie de la pasada edición del festival con su canción “City Girl” y sus ritmos de pura felicidad. Ellos, agradecidos de que estuviéramos allí, se denominaron como los feos del baile, pero a nosotros nos parecen bien bonitos y disfrutamos de un gran concierto mientras sonaban temas como “Lucky Day” o “Good Old Times”.
Los siguientes en nuestra lista de imperdibles eran Dinero, quienes también repetían en el festival. Rock acelerado y “Dinamita” pura estallando desde el primer minuto. “Mentiras”, “Purasangres”, “Duelo de Titanes”, todo vale en los conciertos de este trio de ases. El siempre sobresaliente Ekain a la batería, el cada vez más desvergonzado Ove con el bajo y la inigualable voz feroz de Sean, desgarraban gran parte de su repertorio, dejándonos a nosotros pensando lo que ellos mismos dicen en sus letras: ha sido mágico verte cantar así, ha sido mágico, enérgico, eléctrico…
Y para terminar con el jueves ¿Qué mejor que un grupo que te va a hacer bailar sí o sí? 4:50 de la madrugada y Mendetz salen al escenario para ponerlo todo patas arriba. Repasando lo mejor de su trayectoria, Stefano Macarrone y los suyos están contentos, se divierten y por supuesto, lo transmiten. Suena “Plasticine”, “Spam”, “Pantotheque”, temazo tras temazo que invitan a no querer salir nunca de un concierto suyo. “Futuresex” para terminar y con la locura desatada por culpa de sus ritmos electrónicos toca irse a dormir.