El pasado sábado, en el preciso momento en el que una incrédula Uruguay veía como una apartada de las quinielas como Costa Rica conseguía llevarse la victoria, la sala Moby Dick rompía sus normas y presentaba un triconcierto. Con una puntualidad suiza se subieron al escenario tres bandas con una misma consigna: rock rock rock. The Blackjaw. Bullitt. Minor Empires. Lástima que faltasen nuestras lentes.

 

Los encargados de ir caldeando el ambiento fueron The Blackjaw, formación que jugaba en casa y que trajo a numerosos seguidores que incluso se atrevieron a mantear a algún que otro colega en medio del pogo. En abril de este año publicaron su segundo larga duración, Undertow, trabajo con el que se consagran en el panorama nacional del punk rock . Directo atronador, completa sintonía con el público y una furia enorme . Por cierto, contamos con la presencia del batería de nuestros amigos de Fuckaine. Sopa para todos. Y preliminares superados con creces.

 

El cuerpo a cuerpo se llevó a cabo por medio de Bullitt, banda catalana también apadrinada por los generosos Minor Empires. Según contaron, primera visita a la capital y esperemos que no sea la última. El ritmo descendió por momentos, con temas más rock clásicos de aires británicos de décadas con sabor vintage. Incluso alguna que otra melodía pop. Pero no olvidemos que estábamos ante un concierto de ROCK (sí, en mayúsculas) y lo dejaron claro con un par de temas más cercanos al heavy que al coreo pop. Contamos con la presencia del sosías de Rondo entre el público. La noche deportiva se mantenía. Muy a tener en cuenta.

 

Para terminar, el clímax se lo dejaron a los anunciados reyes de la noche, presentes en el escenario de los primeros, mentados por los segundos y ya ocupándolo en el tercer tiempo. Con su primer trabajo (homónimo) bajo el brazo, Minor Empires repartían gratitud en cada descanso que ofrecían entre canción y canción. Al igual que ocurre en él, las distintas capas atmosféricas que envuelven cada tema crearon una capa protectora sobre las bases rítmicas y la voz de Juan que hicieron que los allí presentes no les quitásemos ojo ni oído. Mi Linsey sonó al igual que el resto de esa delicia que es su primer acercamiento al LP. Gran directo apoyado en una voz potente que no cae detrás de los guitarreos que se marcan. Vimos algún que otro polo y niño bien junto a tatuados al por mayor de piercings imposibles. Gracias a Paco por el sonido. Gran profesional y mejor persona.

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