La guitarra semeja una extremidad más de su cuerpo, parte de un todo.
Según la primera definición de la RAE un molino es “una máquina para moler compuesta de una muela, una solera y los mecanismos necesarios para transmitir y regularizar el movimiento producido por una fuerza motriz, como el agua, el viento, el vapor u otro agente mecánico”. Puede parecer que no viene al caso la introducción de esta definición pero está muy relacionada con el músico y la gira que ahora mismo está haciendo por España. Y es que Scott McCaughey no ha venido únicamente a nuestro país para tocar en solitario algunos temas del último trabajo de The Minus 5 -grupo que lidera- sino que también ha grabado y producido un disco exclusivo para esta visita en concreto: El Ingenioso Hidalgo de La Plancha.
Volviendo a los molinos: cuando giran parece que lo hacen por inercia. La sensación que transmiten es la de generar el resultado que se busca sin grandes esfuerzos, con naturalidad. Lo mismo sucede al ver al estadounidense con la guitarra entre las manos y la fuerza motriz que utiliza bien podría ser la experiencia. Aunque ahora capitanea al grupo de Seattle -formado en 1993- su trayectoria abarca los mejores años de REM -con los que trabajó en estudio y en directo- y ha compartido escenario con otros artistas como The Decemberists.
Con extrema puntualidad se subió al escenario del Torgal -un escenario que hace sentir cercanía entre público y artista- y regaló a los presentes más de una hora y media de folck-rock gratificante. Sonaron temas de Dungeon Golds (Yep Roc Records, 2015) entremezclados con otros de El Ingenioso Hidalgo de La Plancha (ScottMcCaughey, 2015) grabados del tirón este pasado mes de abril, en Portland, en un sótano que él llama “Dungeon of Horror” (calabozo del horror).
Scott McCaughey se hizo con la versión en inglés del Quijote y le encantó. Según comentó, se siente atraído por otras culturas y le gusta viajar, así que no es de extrañar que el ejemplar cervantino lo inspirase. “If I lost my mind, I’ll find it afar, riding to adventure on a Gibson guitar” es un verso de ‘To Right all Wrongs’ -inspirada en el retorno del ingenioso hidalgo-. Y no resulta difícil imaginarse a Don Quijote y Sancho Panza montando a caballo juntos mientras hace vibrar las cuerdas.
También confesó que en un viaje al País Vasco probó los calamares en su tinta, que evidentemente le gustaron, y cuando el público se rió enseguida saltó con un: “I know you want it too!”. Aquella comida dio lugar a otro de los temas de su álbum -que también es un homenaje a nuestro país y su cultura- llamada ‘In My Own Ink’.
Pero McCaughey nunca ha sido un músico -por suerte- de los que se conocen por un solo tema que lo catapulta a la fama. Tiene muchas y muy buenas canciones, quizás por su extensa trayectoria o porque se empapa de todo a lo que se arrima. De su último trabajo con The Minus 5 expuso algunas muestras que corroboran lo que acabo de decir.
Con un estilo bastante indie -más característico de las formaciones emergentes- interpretó ‘Chinesse Saucer Magnolia’. Los guiños a las influencias son constantes y la canción ‘It’s Magenta Man!’ podría haber sonado perfectamente en el marco de aquel primer Woodstock al que muchos hubiéramos querido asistir. Y los mejores años del rock dulce de REM se hacen evidentes en ‘Adios Half Soldier’. No quiero con esto establecer comparaciones -que resultan odiosas- sino transmitir sensaciones que se manifiestan cuando uno acude a un concierto del estadounidense, que para eso están las crónicas. El momento de desquitarse -los buenos compositores suelen tener uno preparado para cada concierto que dan y así poder expresarse no sólo con la música- llegó con ‘It’s Beautiful Here’, argumentando que se trata de una de las canciones más positivas que ha escrito a lo largo de su carrera aunque parezca que hable de cosas horribles.
“I wrote this song thinking about the people in The Walking Dead. Good times are coming!”. Así introdujo ‘Kill the Dead’, una melodía y una letra que absorben y penetran. Tanto es así que el público acaba balanceándose suavemente de un lado a otro cantando “kill kill the dead” con alma pacifista. McCaughey sabe jugar muy bien sus cartas, y es que temas como este forman parte de una versión más extensa del Dungeon Golds que todos tenemos al alcance en las distintas plataformas digitales. De esa versión -compuesta por varios discos si mal no recuerdo- sólo salieron a la venta 750 copias para celebrar el Record Story Day. Lo mismo sucede con El Ingenioso Hidalgo de La Plancha, del que no se han producido más de 250 ejemplares que únicamente están disponibles durante la gira con la que recorre en estos momentos el país. ¡Y la mía ya es la 102!
No voy a seguir con el set list porque es mejor que la gente que pueda se acerque a disfrutarlo -además acepta sugerencias del público así que no lo sigue al pie de la letra- y lee un trocito del Quijote en su versión inglesa -seguro que así nunca lo habéis escuchado-. Pero sí tengo que decir que el cierre de temporada del Torgal no podía haber sido mejor. Gracias por mantener un templo -en una ciudad tan pequeñita como Ourense- sin más religión que la del buen hacer.
Os dejo con un vídeo -grabado el lunes durante el concierto por @CenizasEnElAire- por si todo lo que he contado con anterioridad no os empuja con desesperación a verlo en directo. Y una conclusión que he sacado después de varios días digiriendo lo gozado: “Soy Scott McCaughey, ¿Con qué quieres que te deleite?”.