El pasado miércoles pudimos disfrutar en la mítica sala Sidecar de un doble show a cargo del sello del Primavera Sound, ‘El Segell’, de la mano de PAUS y teloneado por los barceloneses IEPI.

La banda portuguesa PAUS, que lleva dando guerra desde 2009 con un sonido psicodélico, agresivo y, sobre todo, experimental, nos ha brindado casi dos horas de concierto dentro del ciclo bautizado como #SemanaAloud, en el que se premia la originalidad. Abriendo IEPI, banda con LP de reciente estreno y, a modo de curiosidad, con la totalidad de sus cortes grabados en riguroso directo de una tirada.

Ambos grupos tienen bastante en común, desde su notable experimentación a la hora de componer hasta la densidad de su sonido.

Era la primera vez que tenía la oportunidad de asistir a un directo de estos dos grupos y también primera asistencia a cubrir un concierto en esta sala. La única parte negativa, que llegó demasiado pronto, que destacaré es el mal trato recibido por parte de la organización de la sala y que espero que no se repita. Única vez que he visto que retengan a decenas y decenas de personas en un sótano durante la pausa de un concierto aún teniendo la mayoría de prensa que subir en busca de cobertura. Pues no. Abajo nos quedamos de morros durante más de dos horas a la fuerza. Un detalle muy feo y molesto, pero muchas gracias por el Wifi.

Como primera toma de contacto recibir el estallido de IEPI fue algo más que sorprendente. Una guitarra insistente, unos platillos que no dejaban de sonar y un bajo que acolchonaba perfectamente cada compás y, después, cada canción me estaban llenando de ritmo de pronto. Una coordinación y entendimiento entre los componentes del grupo que todavía me va a costar bastante entender durante el resto de mi vida. Ellos geniales y yo muy atrapada.

Un uso muy original de los pedales de la guitarra y una pasión por lo que hacían sonar que se podía palpar a cada segundo. La intervención de poco más de media hora de los catalanes tuvo su fin, llegó el incidente de querer cobertura y no poder tenerla y poco después llegó PAUS.

Lo primero que me llamó la atención fue su formación como banda tan peculiar. No se podía apreciar el típico conjunto de instrumentos que encuentras en una banda cuando van a salir al escenario, así que me entró ganas de escuchar que iba a salir de ahí. ¿Muchas baterías? ¡Dos! Y un aforo más que decente, un casi sold out que luego entendí bastante merecido. Empezó a sonar la percusión y comenzaron los bailes de los más fieles al grupo. A juzgar por algunos movimientos aleatorios y enfurecidos de algún que otro asistente pretendiendo danzar, la música de PAUS era tan psicodélica como lo que habían consumido algunos antes de entrar a la sala.

Si hay algo que me siento obligada a destacar de este grupo es que lleva la fiesta dentro y se la contagia de una forma muy sencilla al público. Yo sentí en mí y sentí que la gente sentía un carnaval de Río de Janeiro de una forma muy natural dentro de ella. También sentí que había que tener el cuerpo y la mente preparados para algo tan sumamente hardcore, y la alrededor de una hora programada de concierto que viví y que al principio intuí escasa me pareció suficiente porque estaba siendo todo muy intenso y experimental. Incluso sonó algo reggae entre ese bajo distorsionado y esos berridos tan bien puestos que ya se hacía más que común en todos los cortes.

A nivel personal, IEPI se ganó más mi corazón porque a pesar de no conocerlos antes de que hicieran sonar la primera nota, en mi primera fila del concierto, me transmitieron de una forma muy seria la pasión con la que tocaban. Pero PAUS me hizo creer en el triunfo de una carrera musical poco convencional, ya que están de gira presentando su último disco por lugares muy transcendentales.

Buenas elecciones de El Segell, sin duda. Queremos más.

 

 

 

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