Otra joya de Izal en Sevilla

El pasado 14 de marzo la sevillana Sala Custom, próxima al sold out, asistió al apabullante despliegue de medios de Izal. Las expectativas que les preceden atrajeron a público de toda clase y condición, listos para disfrutar de otro ejemplo de por qué la banda ha sido el Grupo Revelación de 2013.

 

Arrancó el show con la ironía y suavidad con la que arranca Agujeros de Gusano. El leve ascenso de Despedida fue el encargado de poner a Izal frente a su público. Un público que vi abalanzarse sobre el foso con apenas un minuto de canción en sus oídos. Hambre continuó dando forma a la sintonía entre artistas y admiradores, y sirvió de carrerilla para que 28 horas dejase ver un ejemplo de Magia y efectos especiales.

Coreando los reproches de Jenna Fischer todos demostramos lo bien que conocemos Agujeros de gusano, honrando al micrófono cada vez que Mikel lo ofreció a la gente.

Cayó el éxtasis con los primeros compases de Palos de ciego que, como muchos cortes de la banda, recuperaría toda intensidad en su segunda mitad. Al término de este tema, en un estado de felicidad compartida, Mikel Izal recordó su paso por el Sonorama, soleado y bizarro, con detalles que reservaré para los allí presentes y, para celebrar esa alegría, Qué bien fue lo más adecuado, seguido por una sentida e intensa interpretación de Tu continente. Para completar su repaso a lo más gordo de Magia y efectos especiales, el grupo nos arrastró con la canción homónima del álbum, en la que el cantante volvió a dejar gran parte de la letra al público.

Siguieron los altibajos de Tóxica antes de volver a rememorar Aranda de Duero, donde conocieron a la hija de uno de los técnicos implicados en la grabación de su último disco, la misma niña que se encargó de dar inicio a Agujeros de gusano.

A estas alturas del concierto daba la sensación de que ya no quedaban más temas con que sorprender en una discografía con tan solo dos LP’s. Pero Izal no es muy de este mundo y, tras un final perfecto para Agujeros de gusano, la voz de Mikel lanzó sobre los presentes los primeros versos de su Conclusión en Do para ukelele. Y es que, como en pocos conciertos que he visto, esta banda parece no tener ni un solo tema de esos que a veces parecen un mero trámite, de relleno. Para seguir deslumbrando continuaron con con Ockham y el enigmático Extraño regalo, en los que el público se entregó con palmas y coros, alabados por Mikel, satisfecho con el arte de la gente de Sevilla.

Con un aclamado Pánico práctico y los tres Epílogos indiferenciados público y banda acabamos de disfrutar de la noche, antes de que los músicos desaparecieran tras el escenario sin mediar palabra.

 

Que sí, que lo habíamos pasado bien hasta el momento. Pero faltaba una pieza muy importante sin la que no podíamos irnos tranquilos, La mujer de verde.

 

Y para remediarlo el público sevillano no sabe gritar a coro pidiendo bises. Sevilla pide las cosas con palmas. Y es que, tras unos momentos de desconcierto, arrancaron las palmas flamencas no sé si en una esquina o en toda la sala a la vez, pero surtieron el efecto deseado.

Los de Izal salieron embelesados para dejar, ahora sí, tres cortes esenciales. Los Asuntos delicados precedieron a Prueba y error para sorpresa -sin merma en el disfrute- de los asistentes. Sorpresa porque todos esperábamos La mujer de verde y ella no acababa de llegar. Y cuando llegó fue el apoteósico colofón a una noche impecable, sin brechas, otra maravilla de Izal.

 

Con conciertos como este nadie puede cuestionarse por qué Izal han llegado donde están. Parece el ascenso propio de una estrella del pop, que aparece de la noche a la mañana arropada por una discográfica multimillonaria. Pero no, Izal ha surgido un poco de la nada, con el único apoyo de un público creciente y la única estrella del trabajo duro. Todo ello acompañado por supuesto por un savoir-faire en el apartado musical, con melodías variadas con algún que otro tinte experimental para dar pie a letras de todo tipo.

 

Y todo esto lo dejaron ver sobre el escenario en Sevilla, con la humildad que todavía les es propia y esperemos les dure mucho más.

 

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