Leticia Sabater ha vuelto a ser noticia tras la publicación del videoclip de su último hit del verano: ‘La salchipapa’.


En España el 13 de junio de 2016 no será recordado por su debate político a cuatro bandas ni por la victoria de la selección masculina de fútbol en su primer encuentro en la cita europea. El 13 de junio Leticia Sabater dio un paso al frente como show-woman de la industria del espectáculo patrio y presentó a la sociedad su último hit veraniego, ‘La salchipapa‘.

Leticia Sabater, lejos de haberse convertido en la nueva Teresa Rabal tras su pasado como presentadora televisiva de corazón y disposición flower power, ha preferido encauzar su trayectoria musical por el camino erótico-festivo de la noche y convertirse en una sosías de Angela Show (y su ibicenco y ponferradino Oxi). Hace unos años nos sorprendió con su querencia por ser esposada por los grises tras una cunda de campeonato y con su particular versión del himno multicolor de los Village People tras los que se escondía el afamado sello Blanco y Negro. Atrás quedaban sus búsquedas del amor virtual y sus posados robados sobre la calenturienta arena de la playa. Es más, pensábamos que no podría superarse a sí misma tras presentar al mundo ‘Fronze‘ o formar parte del cartel del idílico Be Fresh Festival. Y, sin embargo, llegó ‘La salchipapa’.

‘La salchipapa’, esa delicia latinoamericana que nos salva la vida en ferias y chiringos, contiene todos los elementos para ser candidata a canción del verano: letra repetitiva, melodía plana y peligrosamente pegadiza, una duración menor a los cuatro minutos y una imitación de King África (en momentos se acerca demasiado a ‘La Bomba’ de Azul Azul) fácil de igualar con un mini de kalimotxo en la mano.

Tiki tiki tiki, taka taka taka. Mami, es el baile del verano.

Por si fuera poco, el tema llega con una carta de presentación impagable bajo el brazo: su videoclip. Una intro digna de cualquier amante de las legendarias presentaciones de úrsidos resulta un pequeño bocado del festín que viene a continuación. Leticia Sabater pierde la vergüenza y es capaz de enseñarnos su perfil más esperpéntico de la mano de modelitos playeros a la altura de la ropa interior del mejor Rappel, rayos UVA a mansalva y una coreografía a tono con su mantra ‘tú salchicha, y yo papa’. Gotelé y Chikilicuatre para ampliar las fronteras de su música hacia el mercado latinoamericano. Mechas de Barbie surfera e imágenes del fervor nocturno de las discotecas. El fantasma de Flos Mariae se siente ante cromas de playas (no) paradisíacas y paseos de la costa este estadounidense en los que la Sabater tira de auto-tune mientras, en un ataque de tremenda generosidad ante el espectador, se desprende de sus gafas solares y su bifrontismo ante la presencia de una figura masculina que resulta tan inquietante como el telón rojo y el enano de Twin Peaks. Juana de Arco en estado puro, señores.

Bajo esa capa de caspa, ‘La salchipapa’ surge como ejemplo de la decadencia de la cultura posmoderna y residual actual. La verdad duele y España se empeña en destruirse día tras día creando una sociedad que aplaude el chonismo ilustrado. Ya lo decía Otto von Bismarck. Cualquiera que haya visionado el videoclip de ‘La salchipapa’ se habrá sorprendido con incredulidad sonriendo ante la barbarie. Sonriendo y compartiendo una herramienta de marketing que resulta tan terrible como eficaz. Que no os engañen, Leticia Sabater sólo da lo que el público reclama. Sin ruedos, gradas ni fieras en la arena acepta ser el alimento de medios, influencers o Youtubers de turno. Mientras todos hablamos de su nuevo tema y agrandamos el listado de adjetivos de mal gusto, ella sonríe feliz ante la sincera respuesta de su espejo. Ese espejo heredado de la madrastra cuya verdad seríamos incapaces de reconocer: la Sabater se está riendo de todos mientras nosotros nos creemos superiores. Tiki, tiki, tiki. Taka, taka, taka.

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