Serenidad y desenfreno se aliaron para ofrecer una puesta en escena difícil de olvidar y cargada de emociones.
Se trata de una idea que nació libre de suntuosidad pero con muchas aspiraciones y que este año ha celebrado su séptima edición. Voces Femeninas lleva en marcha desde el 2008 y por él han pasado figuras como Anna Ternheim, Basia Bulat o Sarah Jaffe. En esta ocasión las protagonistas han sido la islandesa Ólöf Arnalds y la estadounidense Merril Garbus, líder del grupo tUnE-yArDs. Entre la actuación de una y de otra sonó Aretha Franklin, mujer más que consolidada en el panorama musical y apodada como Lady Soul, a la que se rindió homenaje. Las fechas escogidas para llevar a cabo cada Voces Femeninas son siempre finales de noviembre, coincidiendo con el Día Internacional contra la Violencia de Género. Las actuaciones tuvieron lugar en Vigo (29 de noviembre), Ourense (27 de noviembre) y Madrid (26 de noviembre).
La primera en salir a escena fue la islandesa acompañada tan solo por una guitarra acústica y otra eléctrica. Uno de los primeros temas que interpretó fue ‘Turtledove’, primera canción de su último álbum (Palme, 2014), con su voz melosa por protagonista. También de este trabajo de 2014 sonó el tema que da nombre al disco, cautivando y maravillando a un teatro que acariciaba sensaciones seguramente desconocidas hasta entonces, y ‘Patience’, sin coros y balanceándose entre lo estable y lo inestable de los sentimientos. De su país de origen han salido artistas como Björk o Sigur Rós y, aunque todos incorporan cierto tono melancólico en sus composiciones, ninguno derrite como lo hacen los registros de Arnalds. La sensación que dejó fue la de querer más, como deja todo aquello que gusta. Y quizá si algo se puede criticar de la organización fue el papel secundario que se le dio frente al huracán de tUnE-yArDs. En esta ocasión se puede decir que primero fue la calma y después la tormenta. Merril Garbus entró atronadora para despertar de su apacible letargo al público.
La americana demostró que tanto ella como su música están hechas para lugares más grandes. Como si de una mujer orquesta se tratase, Garbus controlaba y marcaba el ritmo a la vez que cantaba y se sumergía en bailes tribales con sus dos coristas, Jo Lampert y Abigail Nessen-Bengson, que bajaban por momentos del pedestal en el que se encontraban contribuyendo a crear una atmósfera única. Nate Brenner, el único hombre sobre el escenario, se encargaba del bajo y Dani Markham de la percusión. Abrió con ‘Time of Dark’, (Nikki Nack, 2014) y desde el primer momento dejó claro que es dueña de un sonido inclasificable que se nutre del blues, del jazz, del R&B o de las armonías vocales africanas. Continuó con ‘Hey Life’ y su pegadizo estribillo para seguir por la misma senda con ‘Wait for a Minute’ y demostrar que también se atreve con la música electrónica.
Dejó disfrutar al público de temas de su segundo trabajo como ‘Powa’ (Whokill, 2011), que a la vez sirvió para bajar la tensión y amansar a los presentes, y del primero con ‘Fiya’ (Bird-Brains, 2009), buscando el mismo efecto que con la anterior. Y lo consiguió. Pero poco tardó en volver el huracán. Después de los dos temas anteriores se metió de lleno con ‘Water Fountain’, que a algunos os sonará de escucharla en un anuncio de televisión, para inundarlo todo de color. Y siguió así hasta el final de su actuación con ‘Gangsta’ y ‘Bizness’, retornando de nuevo a su segundo disco que tan buenas críticas cosechó.
El resultado final de juntar a Ólöf Arnalds y tUnE-yArDs fue más que satisfactorio. Redondo. Ni una mala crítica en la prensa ni a la salida del Teatro Principal de Ourense. Y si el ciclo sigue funcionando así de bien en futuras ediciones -ojalá que sí-, el otoño pasará a ser propiedad de las Voces Femeninas. Porque no solo de festivales vive el público español.
Fotos: Federico Álvarez.