¿Qué mejor manera de celebrar el fin de exámenes que con un festival? Esa fue mi primera motivación para irme desde La Isla hasta Ojén para disfrutar del Ojeando.


La segunda llegó con la misma naturalidad: Aurora, Hola A Todo El Mundo, Corizonas, Napoleón Solo, Iván Ferreiro, Jero Romero… No tardé en mandar mi solicitud para ir debidamente acreditado, y cuando llegó la respuesta afirmativa me puse a preparar los bártulos para partir hacia la aventura musical. Tras unos días de parada en Málaga (qué lujo comer espetos junto al Mediterráneo), y formado el grupo de colegas para asaltar el Ojeando, partimos el viernes temprano, con la “fresquita”, para pillarnos un sitio de privilegio en el camping, lejos de las zonas de paso, las duchas y la basura. Nuestra sorpresa fue que llegamos y ya había gente que había pasado la noche allí, pero no cundió el pánico, un chico estaba haciendo una lista por orden de llegada y nuestras tiendas eran las 61-62-63, estábamos dentro del cupo. Si hacemos cálculos y estimamos que por cada tienda mínimo hay 2 personas (podía haber de 1 a 4) nos sale que éramos 122, se avecinaba ambientazo. El escenario tampoco podía ser más idílico, Ojén es el típico pueblo blanco andaluz enclavado en la montaña pero con vistas al mar, además como nos supusimos sobrados de tiempo nos dimos una vuelta en coche por el pueblo antes de encarar las cuestas para llegar al gallinero dónde estaban el estadio municipal, la piscina y las pistas que hacían de campamento, todo muy idílico salvo por las cuestas que habría que subir andando.

La primera tarde transcurrió entre guitarras, cantos y rebujito, una mezcla tan flamenca que cualquiera diría que estábamos en un festival de flamenco, pero no, no cantábamos por Camarón, si no por Iván Ferreiro, Lori Meyers (aunque no fuesen no pueden faltar en forma de improvisación) y demás clásicos del pop rock español. Curiosa por cierto, fue la teoría que escuchamos sobre Iván, de algún hindi profundo, que decía que formaba parte del “hindi de culto” y explicamos qué era para él eso: Miss Caffeina o Supersubmarina (vaya, un pareado) son grupos que actualmente lo están petando, pero Iván era muy reconocido porque Los Piratas era una banda de los 90, que ahora era considerada de culto por ser la antecesora de los grupos que hemos citado. ¿Mágico verdad? Si ese chico lee estas líneas solo puedo decirle que por favor no mezcle más alcohol con cloro de la piscina, que luego uno dice estas cosas y queda como el culo. Miss Caffeina o Supersubmarina pueden molar mucho, pero Iván Ferreiro no les debe nada, y si no te gusta esta letra tenemos guerra declarada.

Dejamos la tertulia hindi para el sábado y nos enfrentamos por primera vez a las cuestas de Ojén, tan solo armados con un par de piernas. La cuesta abajo era dura, pero la cuesta arriba prometía serlo más aún. De nuevo, la impresión que nos causó Ojén fue magnífica, con sus cuevas, su riachuelo, sus plazas llenas de gente rodeando los escenarios, sus locales abiertos con descuento para los asistentes al festival incluidos… Recogimos nuestras pulseras y tarjeta como buen medio acreditado que éramos y nos lanzamos hacia el escenario principal. Faltaba aún para el primer concierto pero ya había cola, por suerte nos habían guardado el sitio y nos encajamos entre grupis de Supersubmarina.

Le tenía tantas ganas al primero concierto, que cuando empezó se me quedó la boca abierta, Aurora estaba haciendo una impecable actuación con su shoegaze, psicodélico y espacial. No es la primera vez que escribo sobre Aurora, pero si algo me faltaba por decir de ellos es que en directo suenan tan bien como en Bandcamp. Pese a que de inicio el micro de Javier no sonaba tan alto como debía, el contratiempo fue subsanado y Transparente, Ave Fénix, Desaparecer, Islas, Géminis… sonaron bien y fuerte. El grupo, que según Javier, no se esperaba a tantas personas, hizo una gran actuación. A buen seguro que han logrado captar a algún que otro nuevo fan. Aquí desde luego tiene a uno de los buenos.

En segundo lugar tocaba Hola A Todo El Mundo, una banda de la que había oído hablar muy bien y que escuchándola en casa no me terminaba de enganchar, por lo que me enfrentaba o a una sorpresa positiva o a una hora de aburrimiento. Saltó la sorpresa y HATEM me enganchó con sus letras sencillas y sus largas instrumentalizaciones.

Y por fin llegó el que para mí iba a ser el segundo plato fuerte del viernes: IZAL. Y que conste en acta que me encanta escribir el nombre en mayúsculas. Los había conocido allá por ¿octubre? en Cádiz, en el que nuestros amigos de Jeunet los telonearon. Allí, en una sala pequeña, sin muchos espectadores, consiguieron engancharnos irreversiblemente. Esta era mi segunda vez, y la primera para el resto de mis acompañantes. IZAL no decepcionó, con una entrada muy del estilo de Vetusta Morla (“aporreando” bombos), despegaron con la pegadiza Prueba y Error, nos presentaron (en nuestro caso por segunda vez) Jenna Fischer, no nos terminaron de dejar claro eso del Extraño Regalo y nos mandaron a la mierda con mucha Magia y Efectos Especiales. El directo de IZAL fue top3 del Ojeando sin duda, y si alguno no estaba enganchado a su música ahora sí que lo estará. Se agradecen directos tan potentes. Qué grande sois copón.

La transición entre IZAL y Supersubmarina se hizo muy pesada, se cambió el escenario por completo, se tuvieron que probar los instrumentos… En ese lapso de tiempo, y con la excusa de que ya había disfrutado de los de Baeza hacía apenas dos meses (con entrevista incluida), aguanté tan solo hasta ese “rapeo” tan característico de Hogueras y me salí de la primera fila hacia las últimas para disfrutar del concierto y del segundo tema del setlist de Supersubmarina con más oxígeno. Poco se puede decir ya que no hayamos dicho de estos chicos. Es cierto que no nos gustó mucho el concierto (temas de sonido, porque del de Cádiz salimos encantados), sus fans cayeron rendidos ante su Magia Electroviral, susususususu Tecnicolor y en general ante todo su repertorio. Echamos de menos LN Granada pero no demasiado, ya que la vuelta al directo de Elástica Galáctica compensó esa ausencia. No fue el mejor concierto de estos chicos que hemos presenciado pero fue lo suficientemente bueno como para dejar a todos sus fans con la boca abierta y la baba cayendo.

Queríamos ver a los Corizonas, pero el cansancio era ya una realidad demasiado pesada como para echarla a un lado y tiramos hacia el monte cual cabras. Y en estas líneas escribo mi firme compromiso de que en un futuro veré a estos chicos en directo.

Antes de iniciar el segundo día voy a hacer un bonito interludio con el que espero que alguno se sienta identificado. Sí, identificado tú, el idiota que se lleva los conciertos pegado al móvil en primera fila, hablando todo el rato por Facebook, WhatsApp o viendo (que no haciendo) fotos en Instagram. ¿No te da vergüenza hacer eso? ¿Qué crees que piensa la gente que está detrás tuya gozando y mientras tú haces el mongolo con el móvil? ¿Qué crees que puede pensar el grupo o artista que está tocando y te ve hacer eso? Pues simplemente lo que pensamos todos, que eres un idiota y un irrespetuoso. Mi consejo es que si no te gusta lo que ves te vayas para atrás y que dejes disfrutar a otra gente. Yo con Supersubmarina no podía más y me fui atrás, y con Miss Caffeina dejé mi sitio en primera fila también para que lo viesen otros que son más aficionados que yo. Que sí, que ya sé que quieres pegarte 4 conciertos (más de 4 horas) en primera fila para ver al único grupo que te gusta allí, pero al menos deja el puto móvil en el bolsillo e intenta descubrir si la banda que está en el escenario te gusta. Y si estas líneas te parecen una falta de respeto, mayor falta de respeto es lo que tú haces. Así que espabila.

El segundo día parecía que iba a ser mejor que el primero. Más piscina, algo menos de alcohol (para no mezclarlo con el cloro) y más música. Tenía marcados en mi horario a uno de mis grupos fetiche, Napoleón Solo, y al señor Iván Ferreiro, que ya me había conquistado hacía un año con un acústico, y que ahora se presentaba ante mí mejor acompañado que nunca, porque Amaro es una compañía inmejorable, pero si le unes una batería, una guitarra y un bajo aumentan también las expectativas.

El sábado empezó con unos dicharacheros Fila India. No los conocía pero su directo fue impecable. Otro punto a su favor fue la versión de Yo Tenía Un Novio, de Rubi y los Casinos, temazo de una banda que amenazaba con ser un plagio de Airbag (eso pensamos un servidor y la fotógrafa, como veis nuestras primeras impresiones suelen ser muy positivas JEJE), y que al final resultó ser un grupo muy ameno, con temazos como Verano, con el que me sentía identificado cada mañana en la tienda de campaña. Mucha suerte chicos, gustasteis a todos.

Alonso, José, Miki, Jay, Luismi (o Ramira según se vista o trasvista) llegaron al escenario después de la pausa. Son Napoleón Solo y con ellos soy menos objetivo que Rajoy con su gobierno, pero prometo que estoy escribiendo todo esto alejándome lo máximo posible de mi amor por su música. Era la cuarta vez que los veía en directo, y en el peor de los casos esperaba poder cantar todas las canciones, quedarme sin voz y a otra cosa. Pero Napoleón Solo lo volvió a hacer y nos dejó entrever una mejoría bestial de un año para otro en sus directos. Lejos queda ya aquel concierto en un polígono en Málaga ante cuatro gatos y dos perros, o el de Cádiz ante cuatro gatos, a los que encima nos permitieron subir al escenario a cantar Explota con falsetes incluidos. Se notaba que ya habían cogido tablas con su Chica Disco, y se mostraron más sueltos que nunca, aunque a Alonso lo de hablar en público todavía no lo domina, pero las risas de José a su lado lo compensan. Tocaron todo lo que pudieron: Adiós, Ramira, Sentido y Orden, Desastre No. 1, Sospecho Sospecho, Si el Mundo no se Acaba, Antes de que Ocurriera, Perdiendo el Tiempo, El Intercambio, y por supuesto Lolaila “Lolita” Carmona. Se permitieron el lujo de hacer las delicias de todo el público lanzando globos gigantes, y de hacer saltar tanto a los veteranos en sus citas como a los primerizos. Espectáculo y música en estado puro.

Nuevo parón, y se avecinaba el hindi de culto del gran Iván Ferreiro. El concierto tuvo un contratiempo que protagonizó muchas escenas, el maldito pedal del teclado de Iván no tenía ganas de trabajar esa noche, y fue un quebradero de cabeza. Para todos menos para Iván, que si tiene que tocar sin pedal lo hace, y si le piden tocar sin teclas lo mismo hasta lo intenta. Un tío con tablas y experiencia como él viene bien que se exhiba para las nuevas generaciones de asistentes y artistas, es un: “así se hace” andante. Reconozco que la parte del concierto que más me hizo disfrutar fue la llamada “zona sucia”, en la cual estaban mi querida Ciudadano A (nunca pasa de moda este tema) y Fahrenheit 451, temas alegres entre los alegres como decía el gallego. Años Ochenta y El Equilibrio Es Imposible hicieron vibrar a todos los congregados, sin olvidar Turnedo (la cual inicia versionando a Maga) y la versión de Insurreción de El Último de la Fila, canción que por lo visto nos sabemos todos los hindis de bien y mal. Mención especial para esa medio desconocida llamada Días Azules en la que Iván Ferreiro saca toda su voz y fuerza.

A Jero Romero lo escuchamos en la lejanía (también lo teníamos muy reciente), repusimos fuerzas y nos fuimos para arriba a dormir. Hubo cierta tentativa de quedarnos a ver a Eme Dj, pero por problemas de transporte no pudo llegar a Ojén. Así dimos por concluida nuestra aventura en el Ojeando Festival, aventura que repetiremos hasta que nos prohíban la entrada. Avisados estáis.

Aquí os dejamos con las FOTASAS de María Torres García:

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