El grupo Mucho estrenan el videoclip de ‘Nuevas Ruinas’, su nuevo single, como reclamo para el anuncio de las primeras fechas de su gira. Nos ponemos de nuevo las gafas de analizar objetivamente los videoclips para mostraros nuestra interpretación.


Los muchachos de Mucho (nos encantan las aliteraciones) se han puesto en manos de Antártica Estudio (os sonarán de videoclips anteriores de Mucho o de otros vídeos de grupos como Being Berber, Toulouse o The Noises) para rodar, en una casa abandonada, esta extraña minipelícula del single ‘Nuevas ruinas’, que sirve como anticipo de su nuevo disco Pidiendo en las puertas del infierno (Marxophone, 2016).

El propio Martí Perarnau comenta que:

Se trata del segundo single del nuevo álbum de Mucho, Pidiendo en las puertas del infierno, la canción más bailable de su nuevo disco. Queríamos salir bailando en nuestro video porque somos los peores bailarines del mundo y nunca hemos sido capaces de mover el cuerpo aunque fuera en la intimidad más absoluta, ahora nos hemos liberado.

Una pared con papel setentero es asaltada por una mano que marca el comienzo con los dedos: uno, dos, tres… Y empieza la guitarra. La voz desgarrada de Martí comienza a sonar “habito una urbanización muerta...” mientras se alternan planos de manos llevando el ritmo de los instrumentos, jugando a los chinos e, incluso, atreviéndose a un pulso chino. Todos los integrantes de Mucho, sin excepción, visten chaqueta, están elegantes para la improvisada pista de baile.

El Coliseo de la infamia ya no alberga visitantes...” suena mientras los miembros de la banda son presentados uno a uno, solos al principio, luego aparecerán tres de ellos, menos Miguel de Lucas (de quien vemos la sangre en un momento dado, en sus dedos, aunque aún no sabemos que es él), quien seguirá bailando de espaldas a la cámara hasta que Martí y Víctor intenten arrancarle de la pista de baile, reproduciendo en una casa abandonada lo que podría ocurrir en una discoteca.  Vemos cómo Miguel se toca la nariz, tras el forcejeo, llenándose su mano de sangre (se repite el plano de la sangre en los dedos) mientras la letra asocia la sangre con la idea vampírica “... hay un vampiro en las nuevas ruinas…“. El forcejeo continúa y se les une Carlos.

Si al principio, los planos de ellos bailando son tímidos (no se les ve bien, o bien están desenfocados o se trata de cámara en mano sin encuadrar la cabeza) al finalizar el videoclip se desatan en una serie de planos con un montaje tan surrealista como la letra de la canción. Invitamos a que disfrutéis de su elegante selección cromática, de su ritmo bailable y deseamos que Antártica Estudio nos explique el videoclip.

En definitiva, “qué no me vendan el aire, que no me vendan el sueño“, que los Mucho sí que saben bailar.

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