El Monkey Week celebraba en este 2014 su nueva edición, y por sexta vez, no decepcionó.
El Monkey Week se ha reafirmado como mejor festival de showcases de España y no solo por grupos, si no por organización. En una edición marcada por la lluvia, la organización supo reaccionar para que ningún concierto fuera cancelado (a excepción del de Full por razones que desconocemos) y para que todo funcionara tal y como debía.
Cierto es que no pudimos disfrutar del bonito patio de las Bodegas Osborne como el año anterior, lleno de mesas de agencias, discográficas, festivales… además de los escenarios, pero pudimos hacer todo eso bajo techo en el interior de la bodega. Un cambio que bien valió disfrutar de tres días de pura música sin mojarse.
Y es que esta es una de las facetas más importantes del Monkey Week, la de moverse con la gente de la escena musical española, ir a charlas, hacer contactos, descubrir nuevos artistas… El Monkey Week es el mejor festival si uno quiere venderse, y la organización supo mantener este pilar del festival, uno de esos pilares que lo hace único.
En El Ukelele vamos a hacer nuestra selección de showcases por día. No están todos lo que tocaron, pero sí doce bandas (y una bonus band) que nos dejaron unas sensaciones inmejorables.
Empezamos el viernes por Agoraphobia, un grupo de gallegas que vienen avaladas por Vodafone, cuyo concurso ganaron el año pasado. Estas chicas saben lo que hacen, vaya que si lo saben. En un escenario (y “sala”) poco más grande que el salón de tu casa dieron un conciertazo de impresión, no solo confirmando las buenas sensaciones que da su disco, si no sobrepasándolas en base a un sonido mucho más profundo y redondo. Apunten su nombre porque si todo sigue así van a romperlo.
Royal Mail es nuestra segunda banda del viernes. Teníamos muchas ganas de ver y escuchar a los granadinos, y más tras la publicación de su nuevo álbum con Sello Salvaje. En El Cielo de la Cayetana engancharon a todos los oyentes con su dreampop shoegazero, haciéndonos disfrutar de Royal Game y de temazos como How Could I Ludwig?. No ganaron el Desencaja el último día, pero su trayectoria promete.
Muñeco ¿Qué decir de estos barceloneses que no hayamos dicho ya? Estos discípulos de Pink Floyd tienen uno de los mejores directos que haya oído un servidor, y eso que la sala tampoco estaba hecha para conciertos. Muñeco en directo no es que plasmen bien su álbum, es que lo superan con creces, y pese a que como con su post-rock no tengan letras, la gente disfrutó igual con sus canciones, que penetraban en cada oyente.
El último grupo del viernes son Éter. Éter es otra ración de psicodelia made in Granada. Por el momento no han pegado el pelotazo, pero desde que sus colegas de Aurora nos los recomendaron, los tenemos en nuestro radar. La Sala Mondongo destaca por su pequeño tamaño y por su calor, pero la psicodelia de Éter es de las que se impregna, y el concierto se hizo tan ameno como corto. ¡Queremos más Éter!
Con el viernes en las piernas aún, llegó el sábado… Y lo hizo de la mejor forma posible, con Carmen Boza. Era nuestra primera vez con ella y no pudimos quedar más satisfechos. Carmen se aleja del perfil de chica aburrida que canta folk, Carmen va directa al grano, y eso en directo también se agradece. Su actuación fue una de las más aclamadas en el Seagram’s Gin. Un placer tener a una paisana que hace música así, y con una historia con la que me identifico.
El sábado tuvo un marcado carácter femenino, y es que ahora vienen las Deers. Este grupo de chicas madrileñas está petándolo. Su música bebe de una y mil fuentes, haciendo de su sonido algo único pero a la vez reconocible. Trippy Gum, Castigadas en el Granero, Bamboo… Son pocos temas publicados para tener tanto hype pensaréis, pero su música es tan adictiva que es inevitable no ir a verlas en directo. El carisma que muestran sobre las tablas hace el resto. Van a triunfar y yo las vi en el Monkey Week.
La Suite Bizarre entra en tercer lugar (por orden temporal). Es difícil calificar a esta banda de funk, disco y lo que surja. Su directo es arrollador y su música pura droga. Imaginad a un grupo de afroamericanos de los 70 trasladado a 2014, cuyo líder parece Frank Zappa. La puesta en escena es magnífica, y el buen rollo que transmiten no está pagado. Probablemente estemos ante uno de los grupos más infravalorados de este país, son must en cada festival.
Y por último, y para cerrar la noche: Perro. No puedo ser objetivo con estos tíos, lo admito. Su música tiene melodía, tiene bacalao y tiene HAMOR. La mezcla de pop, con rock y con noise que hacen es puritito caviar sonoro. La Sala Mucho Teatro no había tenido tanta jarana desde una boda que se celebró allí la semana anterior. La gente disfrutó, yo disfruté, y Marlotina sonó más alto que el himno de España en una Copa del Rey celebrada en Barcelona. No soy objetivo, pero tampoco soy tonto, Perro lo petaron.
La resaca del sábado y del viernes se hizo notar el domingo. Y no hablo de resaca de alcohol, hablo de resaca de música y de metros (me he recorrido más las calles que los relaciones públicas). Si de otro festival se hubiera tratado me habría quedado en el camping, en el hotel o en el coche, pero es que el domingo tenía un cartelón de aupa.
Los primeros que nos enamoraron fueron Homeless. Junto a Boza y al propio Monkey le ponen el acento gaditano al festival. Homeless tienen una historia un tanto rocambolesca, y es que en 2010 el grupo lo dejó, y cuatro años después han vuelto con la fuerza de un ciclón. Su pop bebe de muchas fuentes, de tantas que a veces se pasan al noise. Y es que Sinestesia ha demostrado que bien vale un FIB (o dos).
Los Nastys para mí eran ese típico grupo que he escuchado mil veces, del que he visto decenas de carteles de bolos, del que he compartido sus canciones, que he recomendado, pero que nunca había visto. Pues bien, no decepcionaron. Su punk rock garagero con fuentes surferas y de western, su fuerza en el directo y la que lían sobre el escenario compensaron todos esos años de “Los Nastys molan pero aún no los he visto en directo”. Han sacado hace nada La Isla de los Cuadrados Mágicos, y comienzan un nueva gira que los va a llevar por toda España. No se los pierdan.
Tras Los Nastys, y siguiendo su canción sobre el Jägermeister, acabamos en el escenario homónimo. Allí nos esperaban dos actuaciones estelares, la de The Saurs y la de The Parrots. Con los Saurs era mi primera vez y quedé más que satisfecho. Estos tíos, que por cierto, actuarán en el #Ukefest, llevan unos meses mágicos, parecen tocados por una varita y en la sala eso se transmitió a un público que vibró con ellos hasta el final. Otra banda con un futuro esperanzador, y que se aleja del tan manido indiepop español
Y por último llegó el momento del reencuentro. Tocaban The Parrots, banda a la que conocimos en la quinta edición del Monkey Week, y a la que desde entonces hemos seguido fielmente. Hemos reseñado su primer EP, hemos publicado sus fechas, hemos ido a sus conciertos, y sobre todo, hemos disfrutados como niños el día de Reyes. The Parrots tienen las melodías, tienen las letras, tienen la actitud, tienen el directo y tienen la capacidad de mejora para comerse el mundo. Escuchar sus temas nuevos y los del Aden Arabie fue un momento realmente feliz. Por una vez, “I did something wrong” no se cumple, y cuando los vi hace un año acerté de pleno. GRUPAZO.
Nuestra Monkey Week no acaba aquí, tenemos un The Weekend Turtles pendiente. La verdad es que no tenía ninguna intención de ver este concierto. Era de los últimos, no conocía al grupo, estaba cansado… Pero no se sabe cómo, aparecí allí. Lo que me encontré fue a una banda formada por magníficos grupos tocando música instrumental sesentera y setentera, mucho surf y western de una calidad tremenda. Por Youtube andan muchos de sus temas, si te gusta este estilo, ellos son tus hombres, y si puedes verlos en directo ni lo dudes, vas a flipar.
Y así “acabó” nuestra Monkey Week, y lo entrecomillo porque en los próximos días subiremos reseñas de álbumes de bandas que allí estuvieron, entrevistas y alguna que otra sorpresa. El Monkey Week es música y mucho más, un festival para disfrutar de lo mejor de la escena española. Y dejo lo único malo del festival para lo último: y es que el Monkey Week se acabó. Larga vida al Monkey Week, larga vida a su organización, y espero que estemos todos de nuevo en la séptima edición.