J Fernandez se ha estrenado a lo grande en el mundo de los álbumes de larga duración con Many Levels of Laughter. El artista de Chicago borda por momentos una interpretación del pop añeja y casi olvidada.


Many Levels of Laughter ha sido una de las sorpresas del año, y aunque no vaya a revolucionar la escena del dream pop, su aparición supone poco menos que un oasis en el desierto. El álbum consigue un sonido regular a lo largo de todos los cortes, con un leitmotiv presente en todo momento, que busca la introspección a través de un viaje repleto de caminos trenzados. Las letras caminan en el mismo sentido, y en las canciones donde mejor se refleja esto son en ‘Casual Encounter’ y ‘Read My Mind’, que a la vez son de las más destacadas del trabajo junto a ‘Between The Channels’. El mensaje puede resultar repetitivo, pero con el paso de las escuchas, cuando el metamensaje se muestra claro y brillante, el conjunto cobra todo el sentido que antes no aparentaba tener.

Musicalmente, el LP tiene un sonido jazz encantador, que le aporta mucha riqueza al soso cantar de J Fernandez, más empeñado en cerrar la temática de cada tema, que en permitir que el oyente interprete a su forma los pasajes. Estas improvisaciones son sin lugar a dudas la clave del álbum, alzándolo sobre otros álbumes de pop, mucho más planos en su concepción. Porque Many Levels of Laughter puede parecer eso en un principio, un álbum de dream pop: con sus misteriosos sintes, ritmos krautrock, un bajo que suena en primera línea para oscurecer el conjunto, y una guitarra que aparece y desaparece para no hacer mucho ruido. Pero no, el disco tiene gancho, tiene algo de cósmico, de aislamiento, un encanto triste y atractivo a la vez. El hecho de que el LP fuese grabado en la habitación de Fernandez con un equipo de dudosa calidad consigue reforzar ese sonido único a base de imperfecciones, y de paso, devuelve al género a su lugar, al terreno de la invención, del “aquí te pillo, aquí te mato”.

La influencias del de Chicago a veces quedan ocultas entre el enrevesado crepitar de su música. Sin embargo, es inevitable esgrimir una sonrisa cuando The Byrds, The Doors, Love e incluso The Beach Boys en Smile se asoman tímidamente. Lo que pasa es que son simples destellos, como si un faro continuara en funcionamiento tras ser engullido por un mar furioso. Esta capa de interferencias, tan lo-fi como estudiada, es lo que termina de armonizar el conjunto y de dotar al Many Levels of Laughter de una personalidad propia. El tripi que provocó la concepción de este trabajo está químicamente relacionado con el que se tomaron otros anteriormente, pero el resultado no ha sido el mismo, esta media hora de viaje espacial ha resultado única.

Al final, obtenemos un LP nebuloso de los que te hace pensar más y más con el paso de las repeticiones, con un sonido rico, pese a que de primeras parezca lo contrario, y sobre todo, estamos ante un disco con una personalidad musical única: ácida pero apta para todos los públicos.

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