Al rebufo de las fiestas de San Seastián de los Reyes (Madrid) y enmarcado dentro de una serie de conciertos de lujo (Duncan Dhu, Reincidentes, Gatillazo, Barón Rojo…) nace el Mad Indie Summer Fest. Esta primera edición contaba con dos padrinos de altos vuelos: Lori Meyers y Love of Lesbian, a quienes acompañaron Lamprologus y La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.). El recinto no podía ser más adecuando para una calurosa noche de agosto: el Anfiteatro de La Marina, un lugar perfecto para quien quisiera disfrutar de pie o sentado.
Apenas se encontraba la mitad del aforo completo cuando salieron a escena Lamprologus, la banda madrileña de rock que resultó ganadora de un concurso q fue la encargada de romper el hielo y de tocar mientras, poco a poco, se iba llenando el emplazamiento. Lamprologus, para que les conozcais, son Luis (vocalista y guitarra), Antonio (bajo y coros), Salvador (guitarra) y José (batería), presentaban, con mucha fuerza y una proyección en el escenario bastante prometedora, su primer LP, “Theory of everything” (aunque tienen dos trabajos previos, los EPs “Wood, strings, keys and birds” y “Limerence”). Poco a poco fueron llamando la atención de un público que iba entrando a cuentagotas. Tuvieron tiempo hasta para hacer una versión de “Eleanor Rigby”, de The Beatles hasta acabar su actuación exhaustos y con el pelo desatado. Todo un huracán que no ha hecho más que comenzar. Esperamos verles muy pronto.
El primer plato fuerte, Lori Meyers, salió a escena con los temas de su (ya no tan) nuevo disco, Impronta, pero enseguida comenzaron a recordar sus clásicos: Corazón Elocuente, Religión, Explícame, Luciérnagas y mariposas, Luces de Neón, Dilema, y, por supuesto, recordaron su primer disco, Viaje de estudios, del que se cumplen diez años, como Tokio ya no nos quiere. Parecían algo apagados. Para la canción El tiempo pasará contó, como ya viene siendo habitual, con la colaboración de Annie B. Sweet. Fingieron el fin de la actuación con Alta fidelidad, pero aun nos quedaban unos bises magníficos rematados con Mi realidad.
El segundo plato, Love of Lesbian, daban la bienvenida con uno de sus temas míticos, “Te hiero mucho (el hombre guisante)”. Su show, El poder de la tijera, está mucho más apoyado en lo visual, con un gran derroche lumínico (los fotógrafos agradecimos esto) y cuatro pantallas con imágenes, a veces desconcertantes, que ilustraban y servían de acompañamiento a las canciones. Sonaron, cómo no, temas de “La noche eterna” (pero esta vez ese no fue el inicio del concierto) como “Belice” o “667”. De “1999” eliminaron las más intensas para centrarse en “El ectoplasta” o “Club de fans de John Boy”. Disfraces, poses, tijeras y narices gigantes aparecían por el escenario (está claro que han elegido crear una gira veraniega basada puramente en la diversión). Como ellos mismos dijeron, a su “Experimento Raphael” le quedaban dos conciertos, una lástima, porque yo siempre lo paso, consiste en cantas hasta el cuarto verso de Como yo te amo sin perderte, su particular homenaje a uno de los grandes. Es raro ver un concierto de ellos que te decepcione, este no fue el caso, por supuesto: música, show y discursos críticos hacia la política actual (también lo hicieron Lori Meyers, pero más comedidos). Dos de sus canciones nuevas sonaron en el Auditorio de La Marina, Manifiesto delirista y Mal español (incluidas en su EP Nouvelle Cuisine) para, finalmente, cerrar con un combo ganador conformado por Algunas Plantas y Los toros en la Wii, como viene siendo habitual.
Tras la desbandada masiva aun quedaba otra banda que nos iba a salvar…La maravillosa orquesta del alcohol, conocida por sus siglas La M.O.D.A., y su folk, cargado de referencias a la cultura americana como Jack Keruac o Jonnhy Cash, nos hicieron bailar sin parar hasta bien entrada la madrugada. Los burgaleses están empezando a adquirir una grandísima repercusión, tras la publicación de su primer disco en castellano, aunque no faltaron referencias a sus anteriores trabajos en inglés.
Esperemos que este festival tenga una larga vida, que madure y que se mejoren cosas, por ejemplo: un bus lanzadera entre San Sebastián de los Reyes y Madrid. Por ponerle algún pero.
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